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martes, 5 de marzo de 2019



¿Liberación femenina o liberación social?
Oscar Yescas Domínguez

Este próximo martes 8 de marzo se conmemora el día internacional de la mujer, en relación a este tema, quiero decir que existe un gran desconocimiento del sentido real de esta fecha en varias personas ya que varios parten de la creencia de que es una “celebración” del día de la mujer por lo que proceden a felicitarla e intentan halagarla comprándoles flores o diversos productos y llevarlas a comer fuera de casa para que este “día especial” salgan de su rutina diaria.
Algunos varones más despistados aún, llegan al grado de cuestionar el por qué no hay un día internacional del hombre, utilizando una lógica que plantea la siguiente idea: “si las mujeres tienen su día internacional, los hombres también deben celebrar su día, ya que estamos hablando de igualdad de género”.
Contribuye mucho a generar confusión sobre los motivos de conmemorar esta fecha el hecho de que la sociedad mercantil en que vivimos aprovecha la misma para desvirtuar su sentido original de lucha social por conquistar libertades y derechos para las mujeres y en su lugar mediatizan el mensaje de lucha que mujeres de varias generaciones nos legaron para promover el consumo masivo de diversos productos “para homenajear a la mujer en su día”, e intentan vendernos la idea de que debemos demostrar nuestro amor a las mujeres a través del obsequio de diversos artículos.
En realidad el 8 de marzo debe ser un día de reconocimiento a todas las mujeres que con su participación en diversos movimientos políticos, sindicales y sociales, lograron la conquista de diversos derechos para las mujeres. Desde el derecho al voto, derecho a una mayor libertad sexual, derecho a la educación, derecho a un salario justo, etc. Estos derechos que fueron conquistados a costa del sacrificio, dolor, sufrimiento de valientes mujeres que participaron en movilizaciones colectivas y se enfrentaron al autoritarismo, la incomprensión y el machismo de la sociedad de sus tiempos.
Estos derechos que hoy en día en la época de la globalización donde predomina el neoliberalismo, tienden a desaparecer de un plumazo por decisión de la delincuencia organizada que tiene secuestrados los gobiernos de diferentes países latinoamericanos al reformar las constituciones en forma unilateral ignorando las protestas masivas en contra de tales contrarreformas.
No cabe duda que se han obtenido grandes logros a través de estas luchas que las mujeres han dado a lo largo de la historia de la humanidad, pero no es motivo para celebrar, al contrario la fecha del 8 de marzo debe ser una razón para que hombres y mujeres reflexionemos acerca de la situación actual de las mujeres en nuestra sociedad contemporánea.
Ha habido avances sin duda alguna, las mujeres tienen derecho al voto, tienen derecho a la educación (tan solo veamos las universidades donde predomina la población femenina), etc. Pero desde una perspectiva crítica falta todavía mucho por qué luchar para lograr una verdadera justicia, una mayor igualdad y más democracia, tanto para hombres como mujeres, porque mal haríamos en separar las luchas sociales por el género de los que integramos esta sociedad.
Soy de la firme creencia de que la lucha feminista debe realizarse tanto por hombres como mujeres porque parto de la premisa de que la liberación de las mujeres debe ir a la par de la liberación de los hombres. No me refiero solamente a la liberación económica o liberación política, sino a una verdadera liberación psicológica.
Los movimientos feministas nos aportaron un gran legado que debemos tener presente: nos ayudaron a descubrir que lo más íntimo, lo más personal, está determinado por la política, lo personal es político. Hoy en día millones de personas ignoran esta gran verdad al refugiarse en su zona de confort y rechazar la participación en política en el contexto de una sociedad en crisis.
Por otro lado quiero decir que es una verdadera vergüenza para la humanidad que en pleno siglo XXI, las mujeres sigan siendo objeto de violencia, maltrato, agresiones y muertes por el simple hecho de ser mujeres.
La sociedad moderna del siglo XXI continúa perpetuando una discriminación hacia las mujeres que en muchos de los casos se traduce en una verdadera violencia hacia ellas, al grado de que hoy en día no es exageración decir que ser mujer es estar bajo constante riesgo de ser agredidas en las calles, en los transportes públicos, en las escuelas, en el trabajo, en los domicilios, etc.
La cultura patriarcal y machista que todavía padecemos continúa perpetuando una desigualdad sexual al promover estereotipos sexuales que contienen mayores libertades a los varones y un cúmulo de restricciones para las mujeres.
Tan sólo veamos como a los hombres se nos festeja si tenemos un aprendizaje sexual precoz o si logramos tener una gran cantidad de encuentros sexuales con diferentes mujeres, porque según esto así es como se nos enseña “somos más hombres”.
Pero a la mujer que muestra cierta libertad sexual se le cuestiona, se le condena y se le juzga en forma negativa, de puta no se le baja. Si no me creen me remito a lo que nos decía John Lennon en su canción Woman is the nigger of the world: “si no me crees solo mira a la mujer que está contigo”.
Esto no es un fenómeno reciente, a lo largo de la historia de la humanidad, en las diferentes sociedades que han existido, la mujer siempre ha ocupado un lugar de subordinación hacia el hombre, que la ha mantenido siempre en gran desventaja al ser violados sus derechos humanos y sexuales en forma sistemática.
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/notas-para-comprender-la-sexualidad.html
La cultura contemporánea promueve la difusión y mantenimiento de roles sexuales estereotipados para hombres y mujeres de tal forma que llevan a reducir a la mujer a la condición de objeto sexual que puede ser utilizado por los hombres y que se manifiesta desde el acoso sexual callejero hacia todo tipo de mujeres, pasando por el abuso sexual y violación de miles de mujeres en el mundo entero, hasta los vergonzosos casos de feminicidio que se presentan en todos los países.
Por esos y otros motivos que llevaría más espacio escribir, la fecha del 8 de marzo debe ser motivo para que hombres y mujeres reflexionemos sobre el significado real de esta conmemoración.
Las mujeres jóvenes de nuestra sociedad deben conocer las luchas que mujeres de otras generaciones dieron para conquistar derechos que hoy en día se les están negando. Debemos decirles que la lucha debe continuar, que es necesario seguir ese ejemplo de lucha para lograr que lo que hoy es utopía: la igualdad, la justicia y la democracia sean una realidad el día de mañana.
Los hombres debemos reconocer que tenemos más privilegios y ventajas sociales que las mujeres por el simple hecho de que tenemos un pene, de que somos hombres. Eso es una verdadera injusticia y una gran desigualdad social, debemos cambiar esta situación y terminar con estos privilegios sesgados según sea el género.
Los hombres debemos reconocer y aceptar que más mujeres son más que nalgas, tetas o piernas, que son personas, seres humanos con derechos sociales y humanos como cualquier otro y que merecen el respeto de todas las demás personas en cualquier lugar, en la casa, en la escuela, en la calle, en los transportes colectivos, etc.
Los hombres debemos aprender a respetar a las mujeres y dejar de verlas como un objeto sexual. Al interior de nuestras familias debemos educar a nuestros hijos a respetar a las mujeres en todo momento. Cuando logremos este respeto hacia ellas, los hombres empezaremos a liberarnos de una ideología patriarcal que ha prevalecido durante siglos y que es motivo de conflictos en las relaciones de pareja y de separaciones matrimoniales.
Hombres y mujeres debemos de reconocer que nos aceptamos mutuamente y que debemos construir una relación basada en el respeto mutuo, la honestidad, y sinceridad que nos permitan lograr el desarrollo de comportamientos auténticos.
Debemos retomar este 8 de marzo como la fecha del inicio de un cambio en la percepción que tenemos de lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer. Debemos desaprender todo lo que nos dijeron que caracteriza a un hombre y lo que nos dijeron que caracteriza a una mujer.
Debemos empezar a construir la imagen de una mujer nueva y la imagen de un hombre nuevo, en la cual no existen privilegios que favorecen a unos y excluyen a otras. Debemos unirnos hombres y mujeres en la lucha por una transformación de esta sociedad en la que prevalece la injusticia, la desigualdad social, la antidemocracia, la corrupción, la impunidad. Juntos hombres y mujeres debemos construir una sociedad nueva en la que las nuevas generaciones puedan experimentar relaciones interpersonales basadas en una complementariedad, el respeto interpersonal, la igualdad social, la justicia social, la democracia social.
Quizá algunos piensen que esto es una utopía y tendrán mucha razón porque en estos momentos así lo es, pero debemos tomar consciencia de que lo seguirá siendo si no actuamos, si no hacemos algo para cambiar este injusto y desigual estado de cosas.
La historia nos ha demostrado que los cambios sociales se han presentado gracias a las grandes movilizaciones sociales y las movilizaciones sociales se han dado cuando los individuos han decidido decir “Ya basta”.
Depende de nosotros decidir cuándo es el momento de decir “ya basta”, considero que hoy en día hay muchos motivos para hacerlo ya y no esperar a un mañana incierto.
La liberación de las mujeres va de la mano de la liberación de los hombres, juntos debemos seguir el camino que nos conduce a una verdadera liberación social.


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