domingo, 7 de octubre de 2018


Democracia e independencia sindical
Oscar Yescas Domínguez

     Una de las consignas y objetivos contemplados en la cuarta transformación encabezada por Andrés Manuel López Obrador es la democracia e independencia de los sindicatos de trabajadores mexicanos.
     Considero que plantear esta alternativa es un acto de congruencia con el proceso de empoderamiento del pueblo mexicano que se inició en el pasado proceso electoral y que dio como resultado el triunfo masivo de Morena en la mayor parte del territorio nacional.
     El hecho de que esta alternativa provenga de quien será nuestro próximo Jefe de Estado nos debe estimular para tomarle la palabra y proceder al reforzamiento de nuestras organizaciones sindicales. Recordemos que parte de los millones de votos que se emitieron a favor de Morena provenían de miles de trabajadores que en el pasado formaron parte del llamado “voto corporativo”, que consistía en que los dirigentes de organizaciones obreras decidían por quien votarían los miles de trabajadores que formaban parte de sus organizaciones.
     Pero también recordemos que la crisis social que atraviesa nuestro país no se limita a una crisis económica o una crisis política, sino que enfrentamos una verdadera crisis social que abarca al conjunto de las instituciones que conforman nuestra sociedad.
Una crisis que puede definirse como una crisis en la relación dirigente-dirigido, es decir, una crisis de liderazgo. Esta crisis afecta a todo tipo de instituciones de nuestra sociedad, dentro de las cuales se encuentran los sindicatos mexicanos.
El control social que antes ejercían los líderes corruptos sobre los trabajadores organizados se ha debilitado por la agudización de las contradicciones prevalecientes en la realidad social, dentro de las cuales destacan el incremento de la desigualdad social y el aumento de la corrupción, factores que fueron claves para generar un ambiente de insatisfacción social que alimentó el deseo de cambio social del electorado mexicano.
Este estado de insatisfacción fue también la que generó un incremento de la participación social en la pasada campaña electoral. Al mismo tiempo esta participación social en el contexto de la sociedad red en la que vivimos permitió tomar consciencia de que no éramos unos cuantos los que deseábamos cambiar el sistema político vigente en nuestro país y que en realidad, éramos millones de mexicanos que estábamos hartos del Pri, del Pan, del Prd y de toda la corrupción del anterior sistema de gobierno.
A través de la participación social en la pasada campaña electoral y como resultado de experiencias anteriores de participación civil (no olvidemos las increíbles jornadas de solidaridad y rescate de la ciudadanía mexicana en los días posteriores al sismo del 19 de septiembre de 2,017), el pueblo mexicano inició un proceso de empoderamiento que conisitió en la toma de consciencia de que somos sujetos históricos estábamos construyendo la historia actual con nuestra participación social y en consecuencia podíamos cambiar el rumbo de la historia de nuestro país si actuábamos en forma unida y colectiva.
     Con estas consideraciones es fácil entender que la reconstrucción de México no será lograda a través de la voluntad y acción de un solo hombre, sino que se requiere continuar con la participación social de nuestras comunidades en el análisis, discusión y descubrimiento de alternativas de solución a los problemas que nos afectan a todos en lo general.
     El pueblo mexicano ha dado un gran ejemplo y una gran lección al mundo entero: participando en forma unida, organizada y colectivamente podemos cambiar nuestra realidad social al hacer válida la premisa “Juntos hacemos historia”.
     En este contexto el llamado a la independencia y democratización de los sindicatos que agrupan a millones de trabajadores mexicanos tiene sentido, porque actuando de esta forma nos liberaremos de quienes han traicionado los intereses de los trabajadores al actuar como su “representante” cuando en realidad han actuado como sus verdugos.
     Al mismo tiempo, este llamado a la democratización sindical es un acto de congruencia al proceso de empoderamiento social que vive la población mexicana que ha descubierto que con su participación social y acción colectiva puede contribuir a la transformación social de nuestro país.
     En este contexto se observa que algunas personas están haciendo un llamado al regreso de Elba Esther Gordillo a la dirigencia nacional del Sindicato nacional de trabajadores de la educación (SNTE), acción que considero un gran error que refleja un no aprendizaje de las lecciones de autonomía, independencia y empoderamiento realizado por el pueblo mexicano en el último año y que tuvo su punto álgido el primero de julio pasado en las elecciones presidenciales.
     Pedir el regreso de Elba Esther Gordillo a la dirección del SNTE implica un grave retroceso en el camino recorrido por los trabajadores de la educación en México en tanto que contribuye a construir un vínculo de dependencia de los trabajadores de la educación con una persona que ya ha estado ocupando cargos de dirección nacional en este sindicato y que utilizó su poder para beneficio personal y estuvo involucrada en actos de corrupción.
     Pero lo más grave es que contribuye a menoscabar el proceso de empoderamiento sindical al interior del gremio docente y niega los acontecimientos de la historia reciente en nuestro país.
     Los trabajadores sindicalizados en general y los trabajadores de la educación en particular y de manera más específica los trabajadores afiliados al SNTE deben responder al llamado que la historia nos hace de participar activamente en la democratización de nuestros sindicatos.
     El cambio social que se está dando en nuestro país no podrá ser logrado con la acción de un solo hombre, por más cualidades que tenga Andrés Manuel López Obrador no podrá por sí mismo lograr que el cambio electoral que se dio en nuestro país avance hasta convertirse en un verdadero cambio social que erradique la desigualdad social, la antidemocracia, la corrupción, la impunidad, etc.
     Todo mexicano debe aportar su granito de arena para lograr la reconstrucción de nuestro país, empezando por una revolución de nuestras consciencias que nos permita lograr cambios individuales, partiendo de la premisa de que el cambio social empieza por el cambio individual.
     Necesitamos cambiar nuestra autoimagen, reconocer que tenemos el potencial individual para contribuir al cambio social, aumentar nuestra autoconfianza y pensar que SÍ podemos lograr cambios individuales y cambios sociales.
     Dentro de estos cambios debe encontrarse la expectativa de que de las propias bases de los trabajadores sindicalizados pueden surgir nuevos líderes que sean congruentes con los tiempos actuales que incluyen la participación colectiva de los trabajadores en los procesos de toma de decisiones relevantes para sus organizaciones.
     Debemos cambiar la noción que tenemos acerca del proceso de liderazgo, se nos ha enseñado que el liderazgo es la “capacidad que tiene una persona para influir sobre otras personas para la realziación de un conjunto de actividades que les permitan lograr objetivos comunes”.
     Pero las ciencias sociales que han estudiado el comportamiento humano, concretamente la psicología social, nos ha demostrado a través de la aportaciones de Kurt Lewin y su concepto de dinámica de grupos que el liderazgo es en realidad un proceso de interacción social, similar a la comunicación, la participación, la interacción, etc.
     Partiendo de los estudios científicos sobre las relaciones interpersonales se ha descubierto el proceso de influencia social que consiste en el hecho de que todas las personas nos influimos mutuamente, por medio de nuestra apariencia, nuestra voz, nuestra vestimenta, nuestra forma de hablar, nuestro lenguaje corporal, etc.
     Al reconocer que existe este proceso de interinfluencia en las relaciones interpersonales y al hablar de liderazgo debemos reconocer que el liderazgo más eficaz es el liderazgo de tipo democrático que consiste en el hecho de que se garantice la participación colectiva en los procesos de interacción social y esto incluye la elección de los dirigentes sindicales.
     Pedir que regrese Elba Esther Gordillo es negar nuestra condición de seres sociales, con empoderamiento social y con gran potencial humano. La democracia e independencia social exige que los trabajadores sindicalizados sean ellos mismos quienes tomen sus propias decisiones y construyan su futuro a partir del concepto de autonomía sindical
     No abramos la puerta a un pasado que debemos sellar y liquidar cuanto antes. El pasado de la corrupción y de la impunidad representado por figuras que se caracterizaron por la corrupción no tiene cabida en el momento presente.
     El momento actual es el fortalecimiento de la vida sindical a través de la participación de sus integrantes y la garantía de libertad para elegir libremente a sus dirigentes. México espera hoy en día que los trabajadores de la educación sean congruentes con los nuevos tiempos de democracia e independencia sindical, que permitan defender la educación pública, la escuela pública y los intereses de los trabajadores de la educación.

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