domingo, 25 de junio de 2023

 

El ecocidio de nuestra vida cotidiana

Oscar Yescas Domínguez

25 de junio de 2023

Desde hace varias décadas hemos estado viviendo en un “Estado de crisis” permanente, un estado en el que la crisis no es transitoria, sino que en realidad, es el reflejo de un cambio profundo del sistema económico y social en el que estamos viviendo y que tendrá efectos duraderos. (Bauman,2016).

Pero el tipo de crisis que estamos padeciendo es una crisis social, es decir, es una crisis del sistema económico y social en el que vivimos, que con el paso del tiempo esta crisis social ha adoptado muchos rostros, el primero que conocimos, que nos acompañó durante buena parte de nuestras vida y continúa presente, es la crisis económica que ha impactado en todas las áreas de convivencia social por encontrarnos en un sistema social que nos rige bajo un determinismo económico. De hecho, la crisis económica es la referencia más utilizada cuando se habla de la crisis, porque se culpa de todo a la crisis de la economía como fuente de todos nuestros males.

Pero las manifestaciones de esta crisis no se limitan a expresiones económicas, ya que se expresa de formas diferentes a pesar de que que forman parte de un todo, por lo que es necesario utilizar una mirada atenta a nuestro alrededor para identificar la existencia de varias crisis que son expresiones particulares de una sola crisis.

De esta manera podemos identificar en nuestro entorno social la existencia de una crisis que es política que que se caracteriza por una pérdida de credibilidad de las instituciones que conforman los pilares del Estado de bienestar social y que se manifiesta en un vacío de liderazgo social, que llega a poner en entredicho la actuación de quienes nos gobiernan, porque las instituciones gubernamentales ya no funcionan en la forma para la que fueron creadas, debido al surgimiento de un totalitarismo del Mercado, que utiliza su poder económico para imponerse al poder político, debilitar las instituciones gubernamentales para eliminar los servicios públicos y proceder a la implementación de políticas neoliberales que intentan privatizar todo lo que antes era servicio público y al mismo tiempo impide la intervención del Estado en asuntos comerciales y laborales, bajo la premisa que impulsó la globalización: “flexibilidad laboral”.

Por estas razones es posible afirmar que los políticos que dirigen el Estado en sus tres niveles, ya no gobiernan para los pueblos que los han elegido, porque en el marco de la globalización y de la expansión de la economía de libre mercado, han sucumbido a las presiones del poder corporativo para aceptar la supremacía del Mercado por encima de la supremacía del ser humano, han aceptado privilegiar como meta principal el crecimiento de la economía, lo que significa no atender las necesidades sociales y han abandonado su rol de servidores públicos para gobernar defendiendo los intereses del capital que está personificado en el poder corporativo que se encuentra detrás de la nueva deidad llamada Mercado.

El tercer rostro de la crisis, está ligado directamente a los dos primeros y se presentó como la crisis sanitaria que enfrentamos durante la pandemia del covid, que dejó como saldo millones de muertos en todo el mundo y uno de los factores que permitió la expansión de la pandemia y sus funestos resultados fue debido al abandono en el que se encontraba el sistema de salud pública en la mayoría de los países, debido a la corrupción estructural y al adelgazamiento del Estado provocado por el avance del neoliberalismo en su intento de acabar con el sistema de salud pública para privatizar los servicios de salud y obtener un beneficio económico ya que la salud, en el contexto de una lenta agonía de las instituciones de salud pública, se proyecta como un negocio muy redituable.

El cuarto rostro de la crisis, representa un tema que ha sido usado como bandera de lucha por luchadores sociales de diferentes países, es la crisis ecológica que surge de la destrucción de la naturaleza provocada por la explotación irracional de los recursos naturales, la contaminación de suelos, mares, ríos y lagunas por deshechos químicos de la producción generada por varias industrias (mineras, de la construcción, cerveceras, madereras, productos químicos, fertilizantes, etc.).

La defensa del medio ambiente es una demanda socialmente aceptada y compartida por cualquier persona porque se le considera como una acción políticamente correcta, porque no contempla en sus inicios cambiar de sistema social, sólo aspira a defender el medio ambiente y esto no es considerado como una acción radical. Pero lo que los medios masivos de difusión no dicen es que, después de los periodistas, los defensores del medio ambiente, encabezan la lista de personas asesinadas porque su activismo termina por convertirse en un acto político, ya que conduce de manera inevitable a la confrontación directa con el poder corporativo que tiene el control del mundo en estos momentos.

En el marco de la crisis ecológica, surgen problemas que se han venido denunciando desde hace años, pero a los cuales los políticos que gobiernan el mundo han hecho caso omiso. El cambio climático es uno de ellos que representa la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta nuestro planeta, porque los científicos advierten que si la temperatura global supera los 1.5°C las consecuencias serán catastróficas, ya que se presentarán problemas como más sequías mayor desertificación de tierras que eran cultivables, por lo que se presentará un menor rendimiento de cultivos, pérdida de biodiversidad, incendios forestales, aumento del número de huracanes, deshielo de polos glaciares, aumento del nivel del mar y sobre todo, presencia de olas de calor intenso como la que estamos padeciendo en estos días.

A pesar de que desde hace tiempo, grupos de científicos y defensores del medio ambiente han estado denunciando el peligro que representa el cambio climático para la humanidad en su conjunto, los políticos de las principales potencias mundiales han ignorado sus advertencias y continúan impulsando un modelo económico que se basa en la economía de libre mercado que funciona en base a un equilibrio entre una producción masiva y un consumo masivo de la población.

Quienes gobiernan el mundo, han priorizado el desarrollo económico permitiendo que a las grandes corporaciones exploten de manera irracional los recursos naturales como la tala de bosques desmedida que ha provocado que la desertificación avance en varias partes del mundo, el uso del agua se destina en gran medida para el consumo industrial, la contaminación provocada por deshechos industriales produce una degradación de la tierra, afecta a ríos, mares y lagunas, los flujos de gases industriales provocan un efecto invernadero, la basura producida por el consumo excesivo contiene productos no degradables que aumentan la contaminación provocando mayores daños al medio ambiente, etc.

En este marco que ocurre en el escenario internacional, la tierra está sufriendo un cambio de clima, algo que no es novedad porque ya se han presentado cambios de clima en la historia de este planeta producidos por factores naturales. Pero en el momento histórico que estamos viviendo, el responsable del cambio climático que se expresa en la presencia de oleadas de calor intenso, inundaciones provocadas por el surgimiento de monzones, sequías prolongadas que han provocado pérdida de cultivos, muerte de animales y desertificación de grandes extensiones de tierras, es el ser humano que ha perdido su condición de homo sapiens y se ha reducido a la condición de homo consumens.

Pero detrás del consumo humano se encuentra el consumo industrial que es la principal causa del cambio climático que estamos padeciendo en pleno verano del 2023. En esa línea de pensamiento, cuando hablemos de las altas temperaturas que se están registrando en todo el mundo, debemos aceptar que no son fenómenos naturales que forman parte de lo que se consideran "calores de época veraniega", sino que más bien son el resultado de acciones humanas por las acciones depredadoras de las grandes corporaciones transnacionales que desmontan bosques enteros, destruyen ecosistemas, provocan contaminación de suelos y aire, afectando el medio ambiente y perjudicando el habitat de varias especies de animales y la vida humana.

En este contexto, recordemos que el pasado 21 de junio empezó oficialmente la temporada de verano, una fecha que pasó inadvertida porque las altas temperaturas que se consideran propias de la “época de verano”, se presentaron con gran anticipación y una intensidad mayor que otros años, por lo que el tradicional sentimiento de alegría provocado por la entrada oficial del verano se evaporó como líquido ardiente en un ambiente extremadamente caluroso y pasó totalmente desapercibida.

Con la llegada de las altas temperaturas, el calor se ha tornado en el tema predominante en las conversaciones interpersonales, llegando a ser un tema de tendencia central en redes sociales, porque la presencia de una ola de calor es un fenómeno generalizado que está afectando de manera intensa a 18 Estados de la república mexicana y el mismo problema se observa en gran parte del mundo entero, por lo que debemos contextualizar el tema de las altas temperaturas como lo que realmente es: un problema globalizado que forma parte del cambio climático, creado por el sistema capitalista que nos está llevando a una segura destrucción de la naturaleza y de la especie humana.

Estos días de intenso e insoportable calor representan un anuncio anticipado de que en este 2023 tendremos "un verano extremadamente caluroso", que viene acompañado del anuncio de una reducción de los días de lluvia, por lo que debemos prepararnos porque la sensación de calor seguirá aumentando y se prolongará en los próximos meses, si no se presentan lluvias salvadoras que sean constantes y suficientes para mitigar el calor.

La situación tiende a generar mayor pesimismo ante la advertencia de funcionarios de Comisión Federal de Electricidad, de que ante el aumento de demanda de energía eléctrica motivada por el aumento de la temperatura, se ha presentado una masiva demanda del fluido energético que de seguir incrementando, podría afectar el funcionamiento del sistema de distribución y provocar apagones eléctricos que afectarían a grandes sectores de la población mexicana.

La situación toma tintes de gravedad porque el Centro Nacional de Control de Energía (CENADE), declaró la noche del 22 de junio un “estado de operativo alerta” del sistema eléctrico, ya que el consumo eléctrico superó los 52 megawatts, rompiendo récords históricos ya que la demanda de electricidad resultó excesiva para la capacidad instalada y obligó a la CENADE a declarar el estado de alerta.

En algunas ciudades del norte, occidente y sur de México ya se han presentado cortes de suministro de energía eléctrica, provocando afectaciones en el bienestar familiar y daños a la economía de las empresas dedicadas a diversos servicios. Según trascendió, CFE empezó a solicitar a los grandes consumidores industriales de electricidad, que apaguen sus plantas productivas para reducir el consumo de energía eléctrica.

La oleada de calor obliga a los empresarios a consumir mayor energía eléctrica debido al uso constante de aparatos de aire acondicionado para soportar las altas temperaturas y garantizar buenas condiciones para sus empleados, clientes y mercancías, pero la ausencia de clientes ha provocado una reducción de ventas generando daños económicos en las empresas, porque enfrentan baja en ventas y aumento en el gasto de energía eléctrica, porque el consumo de energía eléctrica no está subsidiado para los negocios.

La combinación de extremo calor y la falta de lluvia permiten predecir el surgimiento de incendios focalizados dentro y fuera de las ciudades, los cuales serán difíciles de combatir porque, lamentablemente las dependencias de Protección civil y cuerpos de bomberos no cuentan con personal suficiente y equipo adecuado debido a que, al igual que en su momento sucedió con los hospitales públicos, estas entidades no representan una prioridad para los políticos neoliberales que nos gobiernan y en consecuencia, funcionan con un bajo presupuesto que les impide operar de manera eficiente.

La situación se complica porque el agua es un recurso escaso en la mayoría de las ciudades, sobre todo en el norte y noroeste del país, por lo que las autoridades y ciudadanía en general, deben pensar seriamente en la necesidad de tomar precauciones y evitar que sea el factor humano quien provoque el inicio de incendios que pueden tornarse incontrolables.

El aumento de las temperaturas que estamos sufriendo, lo debemos ubicar en el contexto del cambio climático que provoca el funcionamiento de las grandes corporaciones que realizan una explotación irracional de nuestros recursos buscando la maximización de sus beneficios económicos.

El crecimiento de las ciudades y la expansión de la mancha urbana contribuye a provocar aumento de calor y cambio climático, porque la falta de políticas de apoyo al campo y las priorización de políticas de industrialización impulsadas en décadas pasadas, dieron origen al fenómeno de emigración de miles de personas que abandonaron el campo y las pequeñas ciudades para mudarse a las ciudades medianas en busca de mejores oportunidades de trabajo y estudio. 

Por estas razones, las ciudades han experimentado un crecimiento desmedido en las últimas décadas y el crecimiento del área urbana ha dado lugar al surgimiento de los que se denomina “islas de calor”, porque la construcción de fraccionamientos, la falta de áreas verdes, acumulan calor en edificios, calles pavimentadas, banquetas encementadas, contribuyen a aumentar las temperaturas globales y agrava los efectos del cambio climático.

La demanda de vivienda fue aprovechada por las empresas constructoras que encontraron una fuente de grandes beneficios económicos en la industria inmobiliaria a través de la construcción de fraccionamientos nuevos en cada ciudad. Las autoridades municipales permitieron la expansión del mercado inmobiliario adoptando una política de flexibilidad en la expedición de permisos de construcción, autorizando el cambio de uso de suelo en varios terrenos que eran públicos y terminaron en manos privadas, o de terrenos de uso residencial que terminaron cambiando su uso para fines industriales.

La negligencia o franca participación en diversos actos de corrupción, permitió que las autoridades voltearon su mirada hacia otro lado, fingiendo no ver la estratégica ubicación de algunos fraccionamientos de lujo en zonas de alto valor ecológico. Este es el caso del fraccionamiento que está ubicado detrás del vaso de la presa Abelardo L. Rodríguez en la capital sonorense, ya que quienes gobernaban en ese momento, guardaron un cómplice silencio ante la acción ilegal de desviar el río que alimenta esa presa, para brindar la garantía de abasto permanente de agua a los nuevos habitantes de ese privilegiado sector, que cuentan con garantía permanente de abasto de agua por estar ubicados cerca de la presa local, aún cuando el desvío del río implicó que en época de lluvias los habitantes del ejido La Victoria estén en riesgo de sufrir inundaciones.

De igual forma, las autoridades fingen no ver las condiciones de explotación laboral de los trabajadores de la construcción que entregan cuerpo y alma laborando en condiciones de inestabilidad laboral, percibiendo bajos salarios y soportando largas jornadas bajo un clima extremo, produciendo un bien que será vendido a un alto precio y aportará grandes beneficios económicos a los dueños de empresas inmobiliarias y de la industria de la construcción.

Nuestras ciudades han crecido explosivamente por la actuación irresponsable de las autoridades municipales y estatales que no planearon tal crecimiento y hoy las autoridades estatales y municipales muestran una gran incapacidad para solucionar satisfactoriamente la demanda ciudadana de agua potable, electricidad, escuelas, pavimentación, alumbrado público, transporte urbano, seguridad pública, servicios de limpieza pública, etc.

La atención a estas necesidades sociales fue ignorada sistemáticamente en la mayoría de los municipios durante las últimas décadas por los diferentes partidos que han estado en el poder y optaron por enriquecer sus fortunas personales percibiendo altos sueldos, viviendo del presupuesto público y participando en actos de corrupción para gobernar a favor del poder corporativo, en lugar de invertir los recursos financieros en obras públicas que garantizaran el bienestar social, provocando que la calidad de vida en las ciudades haya bajado de manera brutal.

Cierto es que no todo es responsabilidad de las autoridades, existe una corresponsabilidad social en el mantenimiento, limpieza y cuidado de nuestro medio ambiente y los ciudadanos estamos fallando con ese compromiso al ignorar nuestra responsabilidad cívica de mantener limpia la parte externa de nuestras casas, al no sembrar un árbol en nuestro domicilio, al dejar morir los árboles que se encuentran a unos cuantos metros fuera de nuestro domicilio ( porque se supone que es responsabilidad del municipio atenderlos), al asumir actitudes de indiferencia hacia la política, de conformismo social y al no organizarnos en un comité de vecinos para actuar en forma unida, organizada y colectiva en la solución de los problemas que nos afectan a todos, a algunos más, a algunos menos, pero a final de cuentas todos salimos perjudicados porque todos vivimos en el mismo planeta que el capitalismo está destruyendo cada día más.

La ausencia de árboles y su falta de mantenimiento es un problema que corresponde resolver, al municipio y a la ciudadanía, dejemos de ignorar esta responsabilidad compartida, exijamos a las autoridades municipales que cumplan sus funciones como servidores públicos enviando personal a dar mantenimiento y servicio de limpieza a parques, calles y bulevares, al mismo tiempo que hacemos lo mismo en nuestro entorno inmediato, antes de que desaparezcan por completo los árboles y vivir en nuestras ciudades se convierta en un verdadero infierno.

Adicionalmente, estamos sufriendo "tandeos no oficiales", es decir, cortes de suministro de agua potable, porque nuestras autoridades se guían bajo la premisa de salvar la economía, por encima de salvar vidas, permitiendo que la escasa agua que tenemos se destine a fines industriales y no para consumo humano.

La población, mientras tanto, se ve abandonada a su suerte, porque no existen lugares públicos en esta ciudad, a los cuales pueda asistir la población a divertirse sanamente en un ambiente refrigerado y sólo tienen la opción de visitar centros comerciales donde son seducidos por el consumo.

De la misma forma que CFE solicita a las grandes compañías que reduzcan su consumo de energía eléctrica, el Gobierno Mexicano debe actuar para impedir que la escasa agua de que disponemos se siga utilizando con fines industriales y adoptar políticas públicas que permitan su distribución para consumo humano. Un gobierno realmente sensible y humano actuaría en este contexto de emergencia medioambiental, impidiendo que sigan funcionando las empresas cerveceras y refresqueras que utilizan grandes volúmenes de agua para procesar sus productos, al igual que debe abandonar la “flexibilidad laboral” e intervenir para regular los procesos de funcionamiento de las grandes corporaciones de tal forma que se tomen medidas para reducir las emisiones de gas y deshechos contaminantes, que se promuevan el uso de energías renovables y fortalecer la resiliencia a los impactos del cambio climático.

Dentro de estas medidas se encuentra la intervención en el funcionamiento de empresas cerveceras, refresqueras, mineras y constructoras para impedir que continúen explotando grandes volúmenes de agua y produciendo grandes niveles de contaminación ambiental y explotación excesiva de recursos naturales

Pero como es pedir demasiado a los políticos que tienen sus miradas centradas en las elecciones presidenciales del próximo año, la solución a los problemas que afectan a los trabajadores y ciudadanía en general, depende de la autonomía que éstos logren y de su iniciativa para organizarse para actuar en forma unida y colectiva para exigir soluciones a los efectos de la ola de calor que nos está afectando “aquí y ahora”.

El presupuesto público que están utilizando lo partidos políticos para realizar precampañas de sus candidatos, debería ser utilizado en la implementación de medidas que enfrenten los estragos de la ola de calor, invirtiendo en obras públicas para garantizar agua potable a toda la ciudadanía, mantenimiento de vegetación de parques y jardines, campañas de reforestación masiva en todas las ciudades, construcción de paradas de autobús con estructura que proteja del sol a los usuarios del transporte urbano, creación de refugios para proteger de las altas temperaturas a personas sin hogar.

El calor extremo que estamos padeciendo es una consecuencia del cambio climático y representa un llamado de atención sobre la urgencia de tomar medidas para mitigar los efectos del cambio climático y es responsabilidad compartida entre las autoridades y la sociedad en su conjunto, el trabajar juntos para cambiar hábitos de consumo, desarrollo de comportamientos de cuidado del medio ambiente y la implementación de políticas públicas más efectivas en el combate a la contaminación ambiental y el uso racional de los recursos naturales.

Es verdad que los consumidores individuales producimos basura que aumenta la contaminación ambiental y que si millones de personas cambiamos nuestro comportamiento individual, podremos contribuir a proteger nuestro planeta. Pero debemos ser realistas e identificar que las principales fuentes de contaminación ambiental que están generando el cambio climático, provienen de los deshechos industriales de las grandes corporaciones, del uso de plástico en el empaque de la casi totalidad de productos que se encuentran en el mercado y en la ausencia del control gubernamental de los procesos de producción que realizan las grandes empresas. El uso desmedido de agua en uso industrial, la tala excesiva que produce desertificación de bosques y selvas, la producción de gases que contaminan el medio ambiente, son las principales causas del cambio climático.

En consecuencia, autoridades y sociedad en general, tenemos la responsabilidad de trabajar juntos para crear un esfuerzo colectivo que permita salvar a nuestro planeta de la destrucción que está realizando la economía de libre mercado.

En este contexto, no basta con quejarse del calor, lo que estamos viviendo no es un tema que se repita cada año, las condiciones actuales son diferentes porque estamos resintiendo los efectos de un ecocidio realizado por el poder corporativo en su obsesión de continuar maximizando sus beneficios económicos, sin importarles la destrucción de la naturaleza, la extinción de diversas especies y el daño ambiental que están provocando con la promesa de un crecimiento infinito que implica la explotación irracional de nuestros recursos naturales.

En consecuencia, debemos acompañar esa queja con la toma de consciencia de que enfrentamos los efectos devastadores de la oligarquía económica que no se detendrá en su objetivo de seguir generando ganancias económicas, por lo que nos vemos en la necesidad de replantear la discusión sobre la ola de calor y sus efectos negativos, contextualizándola en la crisis ecológica que está provocando el sistema capitalista, ya que la situación actual nos recuerda a Rosa Luxemburgo cuando advirtió la necesidad de combatir al capitalismo bajo la consigna “Socialismo o barbarie”. Por esas razones, podemos decir que estamos en un momento histórico en el cual debemos plantearnos la pregunta: ¿Qué tenemos que hacer para evitar la destrucción de la naturaleza y de nuestras propias vidas?

Es indudable que de manera individual podemos contribuir a la defensa y cuidado del medio ambiente, si introducimos cambios en nuestro comportamiento como consumidores individuales. Limitando nuestra conducta como consumidores para realizar sólo “compras inteligentes”, disminuyendo la producción de basura que generamos diaria o semanalmente, reduciendo el consumo del agua, ahorrando en el consumo de energía eléctrica, etc. Son acciones que necesitamos hacer y si partimos de la premisa de que si millones de personas se dieran cuenta de que realizando una pequeña acción individual, se podrían generar grandes cambios, todos podemos participar en la lucha por la defensa del medio ambiente.

Pero, los cambios individuales son insuficientes, porque la principal fuente de destrucción de nuestra naturaleza y del medio ambiente, que están generando el cambio climático y poniendo en riesgo las vidas de especies vegetales y animales, aparte de la vida humana, proviene de la impunidad con la que actúa el poder corporativo, al evitar la intervención del Estado en la fiscalización de sus procesos de explotación excesiva de recursos naturales, uso de materiales contaminantes y no degradables en la producción y empaque de sus productos, etc. Esta ausencia del Estado permite que el poder corporativo tenga manos libres para explotar de forma irracional los recursos naturales y continuar generando su beneficio económico, a costa de la destrucción del medio ambiente y de la naturaleza.

En ese sentido, debemos reconocer que la ola de calor que estamos padeciendo no es un fenómeno aislado, sino que es el efecto de un problema estructural que podemos denominar el ecocidio del capitalismo globalizador, que nos conduce por un camino que solo nos llevará a la destrucción de la naturaleza, del medio ambiente y en consecuencia a nuestra autodestrucción.

Bajo esta perspectiva la defensa del medio ambiente surge como una reacción lógica y necesaria para garantizar la preservación de la naturaleza y de la vida humana, lo cual nos conduce a una confrontación directa con el capital, representado por las grandes corporaciones, que con su funcionamiento y defensa de la economía, realizan continuas agresiones a nuestro planeta, a la naturaleza, al medio ambiente y a la vida humana.

Estas acciones son las que han creado el cambio climático que trae consigo efectos devastadores como lo son las olas de calor, por lo que defender al medio ambiente se torna en una acción política, en la medida que se realiza en contra de la implementación de las políticas neoliberales que protegen a las grandes corporaciones de la intervención del Estado para regular su funcionamiento, utilizando la exigencia de “flexibilidad laboral” que permitió la expansión de la globalización a nivel mundial, que implica la no intervención del Estado en la inspección y vigilancia del funcionamiento y procesos productivos de las grandes corporaciones.

De esta manera, podemos vislumbrar que la lucha por la defensa del medio ambiente, es en realidad una lucha en contra el ecocidio corporativo, por lo que de manera inevitable la defensa del medio ambiente, es una lucha política que debemos realizar para defender nuestro derecho a sobrevivir en un medio ambiente sano y en consecuencia, la lucha en defensa de la naturaleza y del medio ambiente, es en realidad una lucha por nuestro derecho a la vida.

Recordemos que el poder corporativo utiliza su poder económico para imponerse al poder político y utiliza la corrupción para actuar de manera similar a la de un cártel de delincuencia organizada, para someter a Presidentes de varios países, Gobernadores, Presidentes municipales, Senadores, Diputados, Jueces, Directores de medios de comunicación masiva, así como intelectuales y periodistas que se prostituyen para proteger los intereses de las grandes corporaciones en sus acciones depredadoras de la naturaleza y del medio ambiente.

Por esas razones debemos recordar que una de las principales experiencias de aprendizaje del movimiento obrero, es que logramos comprender que otro mundo es posible si nos decidimos a construir un poder popular que provenga de la acción colectiva, unida y organizada que nos permita construir un poder popular para ejercer presión y lograr una coordinación de grupos ecologistas con autoridades gubernamentales, de tal forma que se implementen políticas públicas que sean favorables a la ciudadanía y garanticen la defensa del medio ambiente. Una de estas políticas podría ser la intervención gubernamental para lograr que la Comisión Federal de Electricidad realice descuentos en el cobro de consumo de energía eléctrica a pequeños empresarios y apoyar con esta acción la economía local. 

De la lucha en defensa del medio ambiente podemos extraer el aprendizaje de que todos somos parte de un ecosistema que no solo vincula a todas las razas humanas en una sola especie como humanidad, sino que también nos vincula con la flora y la fauna que nos rodea y de la cual depende nuestra propia existencia.

Hasta el momento los movimientos de defensa del medio ambiente se han dado en forma dispersa y aislada, sin tomar consciencia de que la lucha en contra de la crisis ecológica es en realidad una lucha política. La falta de claridad política y la red de complicidades tejida por el poder corporativo es lo que ha permitido la vigencia e impunidad de una serie de injusticias como la que realiza el Grupo México en Cananea, Sonora en contra del sindicato de mineros de la sección 65 y en contra de la población de esa ciudad, al contaminar y destruir los suelos, subsuelos, ríos y montañas en sus procesos productivos.

Los grupos ecologistas y de defensa del medio ambiente deben terminar con la dispersión que los ha caracterizado y unir fuerzas en un verdadero movimiento ecologista que parta de la premisa de que todo ser viviente (no solo el humano) forma parte de un ecosistema y sus vidas tienen un propósito que permite lograr una armonía con la naturaleza.

En conclusión, debemos tomar consciencia de que la ola de calor que estamos padeciendo es parte de un proceso de degradación ambiental que no es provocado por causas naturales, sino que es el efecto de acciones humanas realizadas por las grandes corporaciones y así como debemos tomar consciencia de que formamos parte de un ecosistema, la crisis ecológica es la expresión particular de la crisis del sistema capitalista neoliberal que presenta síntomas de agotamiento presentando una crisis económica, una crisis política y una crisis sanitaria, por lo que debemos actuar para defender nuestras vidas defendiendo la naturaleza y el medio ambiente.

    Muchas personas aceptan fácilmente la idea de que el mundo podrá acabarse por algún evento natural como meteoritos que caigan del cielo, terremotos, huracanes o monzones. Pero, aparentemente, les es difícil aceptar la idea de que podríamos cambiar el mundo y construir un mundo mejor, debemos aceptar que somos seres sociales y que con nuestras acciones estamos participando en un construccionismo social, si la realidad la construimos en forma colectiva, actuando en forma colectiva, unida y organizada, podremos construir un mundo mejor en el que estamos viviendo y debemos hacerlo antes de que sea demasiado tarde.

Debemos tener claro que si continúan las emisiones de gases, la tala inmoderada de bosques en Brasil, Ecuador, Colombia, México y varios países, las altas temperaturas continuarán incrementándose  en la medida que el daño al medio ambiente se profundiza, además de que el fenómeno de El Niño está acercándose a nuestras costas, por lo que no debemos perder más tiempo y pasar de la queja individual al compromiso social de cambiar nuestros comportamientos individuales construyendo una actitud de cuidado del medio ambiente.

Debemos abrir los ojos y ver que las altas temperaturas que estamos padeciendo en nuestra localidad, se ha convertido en un grave problema generalizado, ya que sólo en México, las altas temperaturas afectan a habitantes de 18 estado del país. Por esas razones debemos evitar que el ecocidio continúe formando parte de nuestras vidas cotidianas y proceder a organizarnos como ciudadanos para exigir que las autoridades de los tres niveles de gobierno cumplan con su responsabilidad de proteger la naturaleza, se aseguren de crear centros de reciclado de la basura que se produce en forma colectiva y vigilen que se cumplan las normas de seguridad e higiene en el funcionamiento de las grandes corporaciones y sobre todo que reduzcan la producción de desechos tóxicos y aquellos que se produzcan sean tratados de acuerdo a normas ambientales internacionales.


Yescas, Oscar: La defensa del medio ambiente es la defensa de nuestras vidas

https://oscaryescasd.blogspot.com/2021/07/ladefensa-del-medio-ambiente-es-la.html

https://diariodelyaqui.mx/nacional/por-el-calor-en-mexico-declaran-emergencia-en-el-sistema-electrico-nacional/67950

https://diariodelyaqui.mx/nacional/ola-de-calor-incrementa-el-recibo-de-luz/67956

https://diariodelyaqui.mx/sonora/calor-extremo-ya-afecto-ventas-en-comercios-de-sonora-fecanaco/67976

https://terceravia.mx/2023/06/olas-de-calor-iran-en-aumento-en-mexico-investigadores-de-la-unam/?fbclid=IwAR1y4639FiEglRLV_R-wP34voYNrbKR5mRsxhxtMCPR-LPxmm2TyUpuBeJI

https://terceravia.mx/2023/06/expertos-alertan-sobre-el-peligro-de-calentamiento-del-caribe-mexicano-y-su-impacto-en-la-biodiversidad/

https://www.msn.com/es-mx/noticias/others/tenemos-pocos-meses-para-prepararnos-nadie-sabe-cu%C3%A1l-va-a-ser-el-impacto-final-de-el-ni%C3%B1o/ar-AA1cRlqx?li=AAggXBN

https://www.ecologiaverde.com/efectos-del-cambio-climatico-3268.html

Vigilia Sonora: Fraccionamiento Riveras del Pitic a un lado de la presa Abelardo Rodríguez

https://www.facebook.com/watch/?v=822947411154274&extid=CL-UNK-UNK-UNK-AN_GK0T-GK1C&mibextid=2Rb1fB&ref=sharing


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