lunes, 12 de septiembre de 2022

 

La muerte y sus niveles de percepción

Oscar Yescas Domínguez

12 de septiembre de 2022


Cada día mueren miles de personas en el mundo entero y la cobertura o ausencia de la misma en los medios masivos y en las redes sociales nos hacen ver que hasta en el momento de la muerte existe una desigualdad en nuestra sociedad. Mientras miles de personas mueren de hambre y su fallecimiento pasa desapercibido en el contexto de una sociedad en la que prevalece una economía de libre mercado que promueve una cultura en la que la generosidad está ausente y muestra un rostro de indiferencia social hacia el sufrimiento y muerte de los “consumidores defectuosos”.

Ortos miles mueren diariamente por actos de violencia institucional, delincuencial o actos de guerra como está sucediendo en Ucrania donde participan ejércitos entrenados para matar y las muertes de civiles sólo ocupan segundos en las noticias que ofrecen los medios masivos y sus muertes pasan rápidamente al olvido.

Pero hay otro tipo de muertes que se convierten en temas de actualidad y ocupan la atención de millones de personas, ¿por qué se presentan estas diferentes reacciones ante la muerte de unas personas? ¿Por qué el fallecimiento de algunos no merecen alguna mención o nota en los medios masivos, mientras que la partida de otros personas repercute en la bolsa de valores provocando una caída? Para responder a estas preguntas, tendríamos que responder antes a la pregunta acerca del por qué existe desigualdad social en nuestra sociedad y en este momento, tan sólo mencionaré la reciente muerte de tres personas y las diferentes reacciones que ocasionaron su partida.

La primer persona que recientemente falleció y desató reacciones en el mundo entero fue la muerte de la Reina Isabel II de Inglaterra, su muerte provocó reacciones fueron desde una oleada de memes festejando o riendo por su partida, pasando por otros sectores sociales que la despidieron con tristeza y rindiéndole honores como si fuera Jefa de un Estado-Nación y su partida provocó una brusca caída de la bolsa de valores en Inglaterra.

De antemano, sé que alguien podrá decir que la muerte de toda persona merece respeto porque todos somos humanos, todos merecemos respeto y a todos nos llegará la hora, pero la misma Reina Isabel se encargó de marcar la diferencia entre ella y el resto de seres humanos a quienes consideraba diferentes y “no iguales” porque ella era La Reina y consideraba a los demás como sus fieles súbditos. En los hechos, podría decirse que los 30 perros que tuvo como mascotas durante toda su vida, tuvieron una vida mejor que millones de seres humanos que viven en las antiguas colonias británicas. Alguien que trata mejor a un animal que a otros seres humanos refleja un grado de patología, ya que es una muestra de insensibilidad y ausencia de empatía social.

Nunca conoció la miseria o padeció hambre, al contrario vivió una vida de lujos hasta el último minuto de su existencia, su riqueza creció gracias al despojo de recursos y tesoros de otras naciones a quienes el imperio británico colonizó y este proceso de dominio extranjero sobre una nación soberana no estuvo exenta del asesinato de quienes se atrevieron a enfrentar a los invasores.

¿Cuál es el legado de la Reina Isabel? Contribuir al aumento de la desigualdad social en el mundo entero ¿Qué hizo para cambiar el mundo? En nombre de “Su Majestad” la Reina Isabel, fueron asesinados miles de personas, por lo que podría decirse que el respeto por la vida humana es algo que la Reina Isabel nunca mostró durante “su reinado”, porque trató a millones de personas como si los demás fueran subhumanos, les negó su condición humana y atropelló su dignidad.

La segunda que persona que falleció recientemente y que es importante para mí, es Marciano Cantero el vocalista principal del grupo de rock argentino los Enanitos verdes, quienes durante cuatro décadas deleitaron al público de todo el mundo con sus canciones. Fueron innumerables las veces que sólo escuchar sus canciones me alegraba el día porque me provocaba el deseo de bailar, de mover el cuerpo, que me sacaron de períodos de depresión o tristeza que llegué a experimentar en algunos momentos de mi vida, o simplemente me ayudaron a salir de un estado de agotamiento mental, por lo que recurría a la musicoterapia que ha sido mi tabla de salvación y Los Enanitos Verdes figuraban dentro de mis favoritos. La música siempre ha sido el idioma universal por excelencia y las canciones de Los Enanitos Verdes acompañadas de la voz de Marciano Cantero contribuyeron a unir a millones de personas en los innumerables conciertos que dieron en vivo. Pertenezco a la generación que recibió al rock en su idioma inicial que fue el inglés durante la década de los sesentas y recuerdo cuando nos decían que no se podía tocar el rock en español porque era algo parecido a una blasfemia, porque debería cantarse en inglés. Tonterías que la gente inventa para resistirse a los cambios, pero gracias a personas como Marciano Cantero el rock en español está hoy en día en el mismo nivel que el rock inglés, o el rock de cualquier idioma o país, la música es la música y no debe ponerse límites. Debo decir con gran orgullo, que Marciano Cantero nos honró con su presencia a los habitantes de la capital de Sonora: Hermosillo, porque radicó un tiempo en esta ciudad. En estos “primeros días sin ti”, se resiente con gran pesar tu ausencia querido Marciano Cantero, ¡gracias por tu legado que permanecerá por siempre en nuestros corazones!

Finalmente y no menos importante para mí, fue la noticia de la muerte de Néstor Braunstein, psicoanalista argentino que estuvo un tiempo radicando en México en calidad de exiliado huyendo de la dictadura militar en su país. Nunca lo conocí en persona pero puedo decir que estoy en gran deuda con él, porque cuando decidí estudiar Psicología, viajé más de 3,000 kilómetros de Hermosillo, Sonora a Xalapa Veracruz, es decir, del noroeste de México al Sureste del mismo y elegí la Universidad Veracruzana porque en 1976 tenía fama de que era la mejor Facultad de Psicología de México y viajé por mis propios medios porque mis padres no tuvieron dinero para apoyarme en seguir mi sueño, pero eso sí, me dieron lo más importante: mucho amor.

El asunto es que llegando a Xalapa me encuentro con la novedad de que la Facultad de Psicología era considerada la mejor del país porque estaba entrando la corriente conductista a Latinoamérica a través de la Universidad Veracruzana. En años previos había leído varios libros sobre psicoanálisis (Sigmund Freud, Erich Fromm, Wilhelm Reich y otros) y fueron las lecturas que me motivaron a tomar la decisión de estudiar Psicología y pensé que esa era la Psicología que encontraría en la Universidad Veracruzana, pero grande fue mi decepción porque lo que me encontré fue un reduccionismo científico y peor aún, un corrientismo psicológico, una corriente de la Psicología que se autoproclamaba “científica”, basada en la evidencia y rechazaba al psicoanálisis y otras corrientes de la Psicología por “no ser científicas”.

Estuve el primer semestre en conflicto, intentando decidir si renunciaba a mi sueño de ser Psicólogo y regresar a mi pueblo para estudiar otra cosa diferente, o si me resignaba a estudiar algo que de antemano y manera muy intuitiva rechazaba por su falsedad. Pero al terminar el primer semestre cayó en mis manos un libro de Néstor Braunstein titulado Psicología, Ideología y ciencia, que circuló en manos de estudiantes como una “lectura prohibida en Psicología”, ya que los profesores de aquel entonces nos prohibieron su lectura a nombre de que “no era un libro científico”.

Pero como buen contreras, como siempre, lo prohibido aumenta su atractivo, decidí leerlo detenidamente para saber por qué lo rechazaban de esa manera tan firme, ¿por qué actuaban como si representara un peligro para los estudiantes? Con cada página que leía de ese libro, sentía que mi mente se aclaraba más, veía la continuidad de las lecturas previas sobre psicoanálisis y marxismo que tanto me atrajeron al grado de decidirme estudiar Psicología y comprendía mi rechazo inicial al conductismo porque entendía que en realidad el conductismo no era una ciencia como nos decían, sino más bien, una ideología en la que nos estaban adoctrinando para en nombre de la Psicología utilizar una técnica disfrazada de ciencia que permitiera controlar la conducta de otras personas.

La lectura de este libro y la gran motivación que tenía por formarme como Psicólogo, me sirvió para tomar la decisión de seguir estudiando Psicología soportando cinco semestres de formación conductista, mientras continuaba realizando lecturas por mi cuenta, lecturas extracadémicas que me permitieron debatir constantemente con mis maestros sobre los fundamentos epistemológicos de la Psicología, hasta llegar al sexto semestre y entrar al área de Psicología social, donde me encontré con un colectivo formado por otros estudiantes y profesores que teníamos la misma percepción de la Psicología como una ciencia de ayuda social que debería servir para la emancipación social, no para el control social y nuestra misión era construir una Psicología socialmente sensible.
Ayer que me enteré del fallecimiento de Néstor Braunstein, no pude evitar recordar todas las peripecias que enfrenté en mis primeros años como estudiante de Psicología y reconozco que la lectura de su libro Psicología, ideología y ciencia, marcó mi existencia al grado de usarlo en mi rol de profesor de Psicología como una lectura de estudio básica con mis alumnos en mis seminarios de Psicología social. 
Su muerte deja un gran hueco en el campo de la Psicología y su partida provoca un gran pesar, acompañado de un sentimiento de gratitud por haber coincidido en nuestros caminos y haber encontrado ese libro en un momento determinante en mi formación como profesional de la Psicología.

Como puede verse, los seres humanos le asignamos valores a lo que nos rodea y a todo cuanto sucede en función de nuestra percepción personal, así podemos comprender que una billetera desgastada no tendrá valor para alguna persona, pero sí lo tendrá si es la billetera que perteneció a nuestro padre. Como bien dijo el filósofo coreano-alemán Byun Chul Han: "la muerte no es democrática" y la muerte de otras personas se valora en función de nuestra experiencia personal, de su aportación a la sociedad, el legado que deja quien fallece y el aprendizaje que deberíamos obtener de la muerte de otras personas es que lo más importante debería ser que todas las personas deberían ser tratadas como seres humanos y no como subhumanos, porque siempre deben estar presente en nuestros pasos los valores de la solidaridad, empatía, sensibilidad y compromiso social, porque al final de nuestras vidas, cosechamos lo que sembramos.

Lo mas importante en nuestras vidas debe ser la vida misma y el respeto a la dignidad y la vida de las demás personas siempre debe guiar nuestras decisiones, porque desde una perspectiva humanista, como decía Carlos Marx en su crítica a la religión, el ser humano es el ser supremo del ser humano, no hay lugar para Dioses falsos. Idolatrar personas, figuras materiales o edificios va en contra de la naturaleza humana. Como pueden ver, no todas las muertes son percibidas de la misma forma, en nuestra sociedad, por lo que podemos concluir que hasta en la muerte hay niveles que rompen la igualdad social. Por último, sólo puedo preguntar: ¿Reyes y Reinas en pleno siglo XXI? ¡Por favor!

Enanitos verdes. Temas enganchados

https://www.youtube.com/watch?v=6g1gsArGgcE&ab_channel=TotalMusic

Enanitos verdes Lamento boliviano 

https://www.youtube.com/watch?v=k2zjVN1_eY8&ab_channel=huevosrevueltosVEVO

Yescas, Oscar: Por una Psicología socialmente sensible

https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/11/por-una-psicologiasocialmente-sensible.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

coloca tu nombre y correo electronico antes de comentar gracias