viernes, 29 de mayo de 2020


¿La vida no vale nada?
Oscar Yescas Domínguez
29 de mayo, 2,020

Bien lo decía Jose Alfredo Jiménez cuando cantaba el blues mexicano diciendo “La vida no vale nada”, una frase que de manera inevitable se pone en la punta de nuestra boca ante los planes de reiniciar labores en Plantas industriales y centros de trabajo en Sonora y el resto del país en los días anunciados como los de mayor contagio a nivel nacional.
El criterio científico se hace a un lado, son demasiadas semanas sin generar plusvalía (la ganancia económica de los capitalistas dueños de empresas) y la economía “está al borde del colapso” y yo pensando que la vida de los habitantes de nuestras comunidades es lo más valioso y que son las que necesitamos defender porque están en riesgo y al borde del precipicio.
Pero, como todo en esta sociedad donde predomina la desigualdad social: hay niveles y hoy toca el turno a salvar la economía. Se intentó durante las últimas semanas salvar a todos los mexicanos y reducir las cifras de contagiados y muertos, pero no todos comprendieron el mensaje de que estamos en crisis sanitaria y algunos se dieron de alta antes de tiempo arriesgando sus vidas al salir de sus casas para visitar a sus madres y darles el beso de la muerte o simplemente para combatir el calor como se acostumbra hacerlo en esta región del norte del país, consumiendo cerveza, no importaba que estuviera caliente, no importaba que estuviera cara, no importaba que no se guarde distancia y se salga sin cubrebocas, no importa que perdamos la vida, al fin que “la vida no vale nada” en la era del neoliberalismo.
Se intentó salvar a la población eso no se puede negar, las autoridades de salud hicieron un gran trabajo, el personal de salud arriesgó sus vidas, médicos, enfermeras, trabajadores de limpieza y empleados administrativos se pusieron las pilas y están trabajando todavía como verdaderos héroes en un guerra silenciosa y no reconocida, en la que sólo hay bajas de un bando : ciudadanos miembros de la población, médicos que trabajan en el sistema de salud pública, enfermeras que laboran apoyando a médicos en hospitales públicos, soldados y policías que murieron cumpliendo su deber al tratar de proteger a la población pero que fueron contagiados por el covid-19 y terminaron falleciendo.
Sí, ese covid-19 que algunos todavía siguen negando que existe y que siguen afirmando que es un complot del gobierno para controlar a la población, pero lo que es innegable es que las cifras siguen aumentando a pesar de que todavía no llegamos al famoso pico de la curva y por lo visto nos tardaremos más en llegar a ese punto por todos aquellos que de manera imprudente salieron el 10 de mayo, el 15 de mayo y salieron masivamente a comprar cervezas pa´l calor.
Estamos viviendo ese momento en el que el mapa de la república mexicana está vestido de rojo y no precisamente es un vestido de gala, es un color de alarma, que anuncia riesgo máximo, que es un mensaje de que la situación es grave porque son los días estimados donde se encuentra localizado el mayor potencial de contagios masivos del covid-19 en lo que va de la pandemia en México.
En el punto previo a llegar al punto más alto de contacto, se autoriza el reinicio de labores en empresas que dan "servicios esenciales" y se incluye la industria automotriz.
Cuando laboraba como profesor universitario y daba seminarios de Psicología organizacional, utilizaba el ejemplo de la fabricación de un automóvil para describir el sinnúmero de organizaciones que intervienen en su producción. No es sólo la planta Ford, es una gran cantidad de proveedores que suministran los recursos para ensamblar un auto.
Fabricantes de motores, llantas, espejos rines, computadoras, cámaras de video, asientos, alfombras de puso, tapetes cables, baterías, tanques de gasolina, cristales para autos, depósito de agua para cristales, limpiacristales, copas de llantas, proveedores de pinturas, volante o manubrios, etc.
Son miles de gentes que trabajan en cientos de empresas que proveen de artículos a la planta Ford para que ésta ensamble dichos productos y los convierta en un automóvil. Ford no fabrica automóviles, los ensambla. Sin sus proveedores Ford no existiría.
Si le sumamos el hecho de que cada proveedor de artículos de la industria automotriz necesita a su vez a sus propios proveedores, nos daremos una idea del riesgo exponencial de autorizar la apertura de la industria automotriz en los días de mayor peligro de contagio del covid-19.
Por qué se autorizó la apertura de ésta y otras empresas? Qué es lo que se considera esencial de su funcionamiento?
Fabricantes de motores, llantas, espejos rines, computadoras, cámaras de video, asientos, alfombras de puso, tapetes cables, baterías, tanques de gasolina, cristales para autos, depósito de agua para cristales, limpiacristales, copas de llantas, proveedores de pinturas, volante o manubrios, etc.Son miles de gentes que trabajan en cientos de empresas que proveen de artículos a la planta Ford para que ésta ensamble dichos productos y los convierta en un automóvil. Ford no fabrica automóviles, los ensambla. Sin sus proveedores Ford no existiría.Si le sumamos el hecho de que cada proveedor de artículos de la industria automotriz necesita a su vez a sus propios proveedores, nos daremos una idea del riesgo exponencial de autorizar la apertura de la industria automotriz en los días de mayor peligro de contagio del covid-19.Por qué se autorizó la apertura de ésta y otras empresas? Qué es lo que se considera esencial de su funcionamiento?
En este contexto, los trabajadores regresarán a sus labores, reintegrándose a sus puestos de trabajo si se niegan corren el riesgo de perder su empleo y no es buen momento para estar desempleado (ningún momento lo es de hecho) porque en México no existe el seguro de desempleo.
La vida de los trabajadores perdió valor, ya no son personas, son sólo números, perdieron su identidad individual cuando les fue asignado su número de empleado y así son tratados, como simples números, números que son descartables y pueden sustituirse por otros números que están esperando en la larga fila de desempleados.
Bien vale la pena retomar aquel dicho de que no son recursos humanos, sino recursos inhumanos, quienes administran a los trabajadores. Bueno, suena algo injusto en verdad, porque quienes trabajan en Recursos humanos no dejan de ser un número descartable en cualquier momento y sólo siguen instrucciones “nada personal sólo negocios”.
Los responsables de los próximos contagios y muertes por covid-19 y la prolongación de la pandemia o de un segundo rebrote de la pandemia en los próximos meses, son los empresarios que están presionando para reabrir sus centros de trabajo, en un momento histórico declarado como los días más peligrosos para la salud de los mexicanos, los días de mayor riesgo de contagio del corona virus.
Comparten esta responsabilidad las autoridades de gobierno tanto federal como estatal, que aceptan arriesgar vidas en forma colectiva al autorizar el regreso a las labores en estos días ya descritos por su alto riesgo y sin tener garantías de cómo proteger a sus trabajadores del riesgo de ser contagiados.
Con estos elementos, por un lado el hecho de que un amplio sector de la población no respetó ni sigue respetando el período de cuarentena, saliendo a las calles de forma imprudente, sin guardar sana distancia ni usar cubrebocas y por el otro lado, el que el servicio de transporte urbano atenderá la demanda de miles de usuarios, los centros de trabajo recibirán a miles de trabajadores y no se ha anunciado que hayan sido remodelados para guardar sana distancia, tampoco las empresas han asegurado que proporcionarán equipo de protección (cubrebocas, guantes, mamparas o cristales para proteger el contagio al estar cerca de otras personas), ¿qué se puede esperar? Un nuevo repunte de la pandemia del covid-19 en los próximos meses, un aumento y prolongación de la tragedia que vivimos hoy en día.

La alternativa que tienen los trabajadores es organizarse por su cuenta para exigir condiciones seguras de transporte y de trabajo, exigir que las autoridades de salud intervengan para que inspecciones cada centro de trabajo y verifiquen si son realmente seguras para autorizar el retorno al trabajo de miles de trabajadores.
Exigir seguros de vida colectivos para que en caso de contagio sus familias no queden desamparadas. Exigir seguros de desempleo a las autoridades gubernamentales para aquellos que se nieguen a regresar para no arriesgar su salud.
Aquellos que salieron de manera de sus casas de manera imprudente, sin respetar la cuarentena, mostraron lo poco que aprecian sus vidas y las vidas de sus familiares. Los empresarios al exigir el regreso de sus trabajadores a sus centros de trabajo ignorando el llamado de alerta de las autoridades de salud de que están exponiendo en riesgo las vidas de los trabajadores, están mostrando un gran desprecio a la vida y derechos de quienes les proporcionan sus riquezas. Las autoridades federales, de salud y del trabajo, que están autorizando esta acción tipo kamikaze, están fallando como servidores públicos al no proteger la vida de los trabajadores, de sus familias y de las comunidades en las que viven.
¿Quién salvará a los trabajadores? La Historia nos lo ha enseñado,  nada es gratis en esta vida, los derechos laborales y sociales que disfrutábamos todavía en los primeros diez años de este milenio y que fueron eliminados de nuestras constituciones por la implementación de políticas neoliberales fueron conquistados a través de movilizaciones colectivas. Si queremos que nuestros derechos y nuestras vidas se respeten debemos luchar por ellos, los trabajadores deben mostrar su resistencia ante este futuro incierto que tienen enfrente, organizándose en sus centros de trabajo para exigir respeto a sus demandas y a sus propias vidas. Alguien dijo por ahí “sólo el pueblo salvará al pueblo”. La vida se defiende luchando por ella.

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