domingo, 29 de julio de 2018

El empoderamiento social de las “benditas redes sociales”


El empoderamiento social de las “benditas redes sociales”
Oscar Yescas Domínguez
20/07/2,018
     El Presidente electo de México Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia por varios motivos, uno de ellos es que fue el fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido que molió al Pri, al Pan, al Prd y demás partidos paleros con un tsunami de más de 30 millones de votos que les arrebató el poder político a lo largo y ancho del país.
Será recordado también en la historia como el presidente mexicano electo con el mayor número de votos en una elección presidencial, ya que acumuló una votación nunca antes vista en nuestro país.
También será recordado como el iniciador de la cuarta transformación de México, que acabó con décadas de privilegios para la clase gobernante al iniciar un gobierno de austeridad y sin favoritismos.
Ocupará un lugar en la historia como el personaje mexicano que teriminará con décadas de gobiernos basados en la corrupción y explotación ejercida en México por el Pri y el Pan.
Pero también será registrado por algo que aparentemente no tiene importancia como la de ser el autor de la frase: “benditas redes sociales”, que no se había utilizado anteriormente por ningún candidato triunfador en el mundo entero.
Dicha frase la dijo la misma noche de las elecciones en el discurso que dio después de ser informado de que había ganado las elecciones para ser Presidente de México en el período 2,018-2,024 con un amplio margen de votos de diferencia que no dejó lugar a dudas.
     Creo que es el primer candidato que triunfa en elecciones limpiamente y que como agradecimiento menciona a las redes sociales como uno de los factores clave que contribuyeron al éxito de su elección. Con ello, el candidato “de mayor edad” en la pasada contienda electoral, da un ejemplo de madurez política al otorgar un reconocimiento al uso de internet y de las redes sociales como medio eficaz para movilizar masivamente a los integrantes de nuestra sociedad que desean un cambio social.
     ¿Cómo podría no hacerlo si fue precisamente a través de las redes sociales que se organizaron movilizaciones masivas de protesta en contra de la campaña de desprestigio en su contra y de apoyo a su candidatura presidencial, que al final de la misma terminó triunfador con más de 30 millones de votos a su favor?
     Las redes sociales fueron su plataforma de apoyo en todo momento, porque su lucha se asemejó en momentos como la mítica lucha de David contra Goliat, es decir, la lucha del débil en contra del poderoso. Esto se reflejó en el hecho de que cada vez que lo calumniaban aumentaba el porcentaje de su popularidad.
     Mientras denunciaba la corrupción, la injusticia y la impunidad imperante, los otros candidatos presidenciales se unían en su contra al grado de llegar a  parecer una lucha de tres contra uno.
     No hay duda alguna de que el desarrollo tecnológico es parte integrante de nuestra vida cotidiana, debemos aceptar que las redes sociales llegaron para quedarse entre nosotros y mientras más pronto aceptemos esto, estaremos en mejores condiciones para aprovecharlas de manera óptima.
Pero lo cierto es que en realidad no hemos valorado el papel determinante y fundamental que juega en nuestras vidas, aun cuando ya hemos recibido advertencias tal como la que nos aporta en una entrevista realizada en 2,013 el sociólogo Manuel Castells cuando nos dice que “la sociabilidad se da hoy en día en internet”.
En el proceso de socialización del siglo XXI, internet y las redes sociales están posicionándose en términos de influencia como la primera instancia socializante de nuestros tiempos, desplazando a la familia, la escuela, al grupo de amigos y resto de medios masivos de difusión.
          Pero no sólo es solo el predominio de las redes sociales en la interacción social  en nuestros diferentes ámbitos de convivencia social lo que debe llamarnos la atención. También debemos de recordar que la principal causa de accidentes automovilísticos y sus correspondientes daños: defunciones, heridas, pérdidas económicas, etc., lo constituye el uso del teléfono celular mientras se conduce.
Es decir, parte de la situación de las redes sociales en nuestras vidas es que hemos generado una dependencia al teléfono al grado de que Zygmunt Bauman nos dice que la juventud actual (y yo agregaría que no solo ellos) parece que tiene un teléfono celular injertado en su cuerpo. Hemos generado una dependencia que nos hace sentir la necesidad de “estar conectados” desde el momento que despertamos hasta pocos minutos antes de conciliar el sueño.
Pero también la telefonía celular y el uso de redes sociales tienen sus efectos positivos. De la misma manera que el teléfono celular desplazó a la calculadora portátil, la linterna individual, la cámara fotográfica, la grabadora portátil, el uso de enciclopedias y visitas a bibliotecas, etc., las redes sociales han desplazado a los tradicionales medios masivos de difusión (televisión, radio, periódicos, revistas), en el sentido de convertirse en nuestra principal fuente de información y entretenimiento.
Esta independencia de los medios controlados por el Estado y la oligarquía en el poder permitió el inicio de una liberación social, en la medida de que no solo ya no estamos sujetos al baño diario de información falsa que proporcionan, sino que tuvimos oportunidad de confirmar el papel distorsionador que juegan en nuestra sociedad al utilizar las redes sociales para informarnos de los acontecimientos sociales y ver el mismo acontecimiento desde otra perspectiva, o simplemente ver el silencio que guardaron ante eventos que en redes sociales llamaron la atención pública.
     A través de las redes sociales nos hemos enterado de la corrupción que existe a nivel nacional en todas las esferas de gobierno: municipal, estatal y federal. Mediante las redes sociales hemos identificado a los políticos corruptos, nos hemos enterado de una serie de injusticias y la existencia de una enorme red de impunidad en la clase política.
Pero sobre todo lo más relevante fue que nos dimos cuenta de que no somos los únicos inconformes e indignados con la situación que prevalece en nuestra sociedad. Hemos tomado consciencia de que somos millones los que nos vemos afectados por la implementación de políticas neoliberales que sólo buscan beneficiar al mercado mediante la privatización de todo tipo de servicios que antes eran públicos y otorgados por el Estado.
     Las redes sociales se han convertido en verdaderos foros de expresión individual y colectiva, a través de las cuales las personas expresan sus opiniones y empiezan a unirse con otras  de pensamientos e ideologías similares y juntas comienzan a superar sus temores individuales  a través de la construcción de puentes de comunicación horizontal que les permiten desarrollar sentimientos de unidad. Paradójicamente desde la seguridad y anonimato que proporciona el ciberespacio se han construido modernas ágoras a través de las cuales las personas realizan una serie de interacciones sociales que en ocasiones se traduce en coincidencias físicas en el espacio físico urbano.
     Por lo regular los encuentros físicos que llegan a darse como resultado de encuentros virtuales en redes sociales  son originados por sentimientos de indignación ante injusticias sociales, la corrupción, impunidad y el cinismo mostrado por quienes están enquistados en el poder. La soberbia y la impunidad alimentan los sentimientos de hartazgo social que son los que unen a las personas y logran transformar aquel miedo individual en una imparable indignación colectiva que los empuja construir la esperanza de un mundo mejor que el actual.
Otro aspecto a considerar al hablar de las redes sociales es que con su desarrollo las personas comenzaron a crear espacios de autonomía libres de todo tipo de control y censura de tal forma que cualquiera que tenga un teléfono puede convertirse de la noche a la mañana en un reportero o comunicador social y expresar su opinión sin censura alguna.
     En este punto podríamos recordar nuevamente al sociólogo Manuel Castells y los planteamientos que hace en su libro “Redes de indignación y esperanza”, cuando nos habla de los movimientos sociales en red como la característica principal de nuestros tiempos.
No le falta razón en sus planteamientos porque podemos ver que en todo el mundo se presentan movilizaciones masivas, convocadas y apoyadas desde y por las redes sociales para manifestarse colectivamente en protesta de algún evento, personaje o situación específica.
     Lo cierto es que los movimientos sociales en red como los denomina Manuel Castells se han extendido por todo el mundo entero y en todos los casos conformaron movimientos colectivos que ignoraron a los partidos políticos, desconfiaron de los medios masivos de comunicación, dependen de internet y son pieza clave en la dinámica social internacional actual.
     Estos movimientos colectivos que utilizan redes sociales son los que construirán las sociedades del siglo XXI y son la característica principal de nuestros tiempos, ya que constituyen un nuevo espacio público interconectado entre el espacio digital y el urbano y sobre todo porque es un espacio de comunicación autónoma.
     Estos movimientos colectivos formados por individuos inconformes con su realidad actual contribuirán a  la construcción de un nuevo mundo porque son fundamentalmente la fuente de un cambio social. Recordemos que la esencia y motor de los movimientos sociales en red es un sentimiento de inconformidad, indignación y deseo de cambiar la realidad circundante.
     Este es el contexto que rodeó a las elecciones presidenciales en México este 2,018 y debemos tener presente que los resultados que obtuvimos se debieron a la vivencia y participación colectiva en el surgimiento de un nuevo modelo de movimiento colectivo basado en el uso de las redes sociales en tierras mexicanas.
     El mundo entero quedo asombrado con los resultados de las elecciones realizadas en México este año. Los mexicanos debemos sentirnos orgullosos porque hemos hecho nuestra aportación al mundo entero acerca de cómo implementar cambios sociales de manera pacífica y sin violencia. Bueno, debo reconocer que si hubo violencia en este proceso electoral, pero fue una violencia proveniente del grupo enquistado en el poder.
     En ese sentido el triunfo arrollador de Morena en México y la llegada al poder político de Andrés Manuel López Obrador, solo tiene sentido si consideramos el papel que jugaron las redes sociales como parte de los factores que permitieron anular las campañas de desprestigio en contra de López Obrador y consolidar un apoyo masivo a su campaña que se tradujo en la materialización de la consigna “Voto masivo para Morena” que logro convencer a más de 30 millones de mexicanos que votaron masivamente por los candidatos incluidos en la fórmula de Morena.
     Las redes sociales han permitido la consolidación de un proceso de empoderamiento social en la población mexicana, en la medida de que se ha construido un sentimiento de unidad colectiva que ha consolidado y reforzado una identidad nacional. La experiencia mexicana viene a reforzar los planteamientos de Manuel Castells en el sentido de que las redes sociales crean comunidad que se basa en el compañerismo, el cual es un mecanismo psicológico que permite superar el miedo individual.
     Hoy en día las redes sociales nos permiten romper el aislamiento físico y conectarnos para reportar cualquier acontecimiento a través de nuestros teléfonos celulares.
     Las redes sociales son utilizadas por los jóvenes de hoy para citarse masivamente en fiestas espontáneas en lugares no permitidos por la ley y terminar las mismas de un momento a otro utilizando el mismo medio
Podemos llamar la atención de una cantidad infinita de personas si nos encontramos en peligro. De igual forma, podemos usar nuestros teléfonos y computadoras para convocar a una reunión de protesta en algún lugar específico.
Esto fue lo que pasó en Sonora cuando la Gobernadora Claudia Pavlovich intentó que los diputados del Congreso Estatal (controlados por ella) aprobaran una ley que le permitiría vetar todo tipo de acuerdos que emanaran de ese recinto con la próxima legislatura que tendrá mayoría morenista.
Gracias a las redes sociales se dieron cita cientos de personas que protestaron ante los diputados. De nada le valió a esta tristemente célebre gobernadora por su canto de sirena moribunda “Pepe, pe pepepe”, el usar mujeres y hombres priistas provenientes de colonias marginales como provocadores y golpeadores. Tampoco le sirvió el enviar la unidad canina con perros amaestrados para intimidar a los manifestantes que se mantuvieron firmes hasta lograr que la propia gobernadora diera instrucciones de que no se tocara el punto de la ley veto.
De ese tamaño es la importancia de las redes sociales, nos proporcionan un poder colectivo que podemos utilizar como contrapoder ante la violencia institucionalizada de los cuerpos represivos del Estado.
Los movimientos sociales en red crean un poder que les permite construirse a sí mismos en primer lugar a través del uso de la comunicación autónoma, totalmente libre del control del Estado y de quienes ejercen el poder.
Las “benditas redes sociales” a las que Andrés Manuel agradeció en su primer discurso al conocer su triunfo, nos proporcionan un poder, un empoderamiento que será nuestra principal arma en el proceso de construcción de una nueva sociedad.

El juego de las sillas


El juego de las sillas
Oscar Yescas Dominguez
10/06/2,018
     Los mexicanos nos encontramos en un momento del tiempo que quedará registrado en la historia nacional como un momento de cambio social de gran magnitud. Por ello mismo debemos darnos tiempo de reflexionar acerca del momento histórico que estamos viviendo.
     México se encuentra de nuevo en un período electoral, en esta ocasión para elegir Presidente de la república, Diputados y Senadores en varios Estados del país.
Cabe mencionar que en cada elección presidencial en nuestro país, se invierten miles de millones de pesos que son destinados para “gastos de campaña” de los diferentes partidos políticos registrados y la actual campaña presidencial no ha sido la excepción miles de millones de pesos invertidos en el juego electoral.
     Esto nos ha llevado a la contradictoria y penosa situación de que las elecciones presidenciales en México son las más caras del mundo entero, pero al mismo tiempo son las elecciones que tienen menos credibilidad a nivel nacional e internacional por la ausencia de imparcialidad de las mismas, desigualdad en la distribución de recursos financieros y por la corrupción demostrada por todo tipo de autoridades involucradas, principalmente de las electorales.
En un acto de sinceridad puedo decir que nunca he sido partidario de considerar a la vía electoral como la forma de lograr el cambio social que necesita nuestro país, mucho menos ahora en estos momentos de gran desigualdad social que genera un gran sufrimiento colectivo.
Esta reticencia hacia el sistema electoral mexicano se basa en dos motivos principales:
En primer lugar, quiero decir que  experimento una actitud de reserva, que raya en la desconfianza, hacia las instituciones electorales y gubernamentales que participan en el juego de la “democracia electoral”. Esta desconfianza en el sistema electoral no ha sido gratuita, ha ido creciendo por las experiencias vividas en este terreno que me enseñaron a desconfiar de las instituciones responsables de garantizar la democracia electoral en México, al observar que su participación ha contribuido a burlar la voluntad popular.
Al igual que millones de mexicanos durante décadas he sido testigo-víctima de engaño tras engaño en cada período electoral, he visto con verdadera impotencia la manipulación de finanzas en grandes cantidades, de la distorsión en cifras de votos para imponer fraudes cada vez más descarados para imponer al candidato oficial que mantendrá el sistema de explotación económica y social de la población mexicana y la entrega de recursos naturales al capital privado nacional y extranjero.
El fraude y decepción después de cada elección es una historia que se repite en forma constante en México, y ese ha sido el principal motivo por lo que miles de mexicanos prefieren abstenerse de votar, o prefieren anular su voto en el momento de las elecciones porque no son elecciones “limpias”.
La más reciente forma de burlar la voluntad popular es el perverso “juego de las sillas” que han estado jugando en los últimos años el Pri y el Pan para alternarse en el poder, pero siguiendo la misma política de saqueo de las riquezas de nuestro país, el desmantelamiento de nuestro país en favor del capital privado nacional y extranjero, la explotación laboral, la  eliminación de derechos y prestaciones sociales,.
Este juego de las sillas ha sido utilizado para simular un acto de democracia electoral basado en la falsa democracia representativa que ha funcionado como pantalla para legitimar  la continuidad de un sistema político y económico excluyente, que solo ha logrado aumentar la cantidad de millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza extrema y del otro lado, el enriquecimiento inmoral de quienes ocupan posiciones de poder político y económico.
Somos víctimas del fracaso de esa democracia representativa que consiste en participar en elecciones de funcionarios que tomarán decisiones relevantes a nuestro nombre y representación. Este tipo de democracia ha demostrado su inoperatividad al observar la traición de nuestros “representantes” al no solo ignorar a sus representados en la toma de decisiones de gran relevancia, sino también en que estas decisiones representan serias agresiones a los derechos humanos, laborales y sociales de quienes los llevaron al poder con su voto.
En segundo lugar, la problemática social que se observa en el México contemporáneo se caracteriza por una gran diversidad de problemas que son de índole estructural y por lo mismo no serán satisfechos con tan solo el cambio de un partido a otro, o de un presidente a otro, por lo cual la alternativa del cambio electoral no es garantía  absoluta de un cambio social real.
Basta con observar que en México se pagan los salarios los salarios más bajos del mundo entero por lo cual los trabajadores mexicanos son los trabajadores peor pagados del mundo, mientras que por otro lado los sueldos de políticos desde Presidente, Ministros de Justicia, Consejeros Electorales, Gobernadores, Senadores, Diputados, Presidentes municipales, Rectores de Universidades, etc., son los más altos en el mundo entero. Vemos una distancia cada vez mayor entre los salarios que perciben los trabajadores de menor nivel y los sueldos que perciben los altos mandos, los directivos de cada organización. Esto da como resultado una creciente precarización de la población mexicana.
Todo esto y mucho más fue  mermando mi expectativa de que el cambio en México se pudiera dar a través de la vía electoral y convenciéndome de que el cambio social real solo puede darse con una democracia que vaya más allá de la democracia representativa (cuando ésta se limita a la participación para elegir representantes y desaparece al terminar las elecciones) y surja en su lugar una democracia participativa en la que la población se involucre en una participación social de carácter permanente, organizada y colectiva, con un gran sentido de responsabilidad social.
 Una democracia participativa no solo nos permitirá concretar un voto masivo hacia los candidatos o el partido que consideremos que realmente nos representará en el futuro, sino que también nos permitirá hacer respetar nuestro voto, y actuar posteriormente en forma organizada y colectiva para trabajar conjuntamente con nuestros representantes en el Congreso de la Unión en la realización de las transformaciones estructurales del sistema socioeconómico necesarias para  defender nuestros derechos humanos, recuperar derechos laborales y sociales perdidos, así como también construir una sociedad donde predomine la justicia.
En el contexto actual vivimos un remedo de democracia representativa que se limita a que la población participe en las elecciones de aquellos representantes quienes son los que tomarán decisiones a nuestro nombre sin consultarnos.
Y digo remedo porque el propio proceso electoral está viciado de origen al incluir en las instituciones responsables de garantizar la democracia en las elecciones a elementos que han dado muestras claras de corrupción en anteriores elecciones, avalando fraudes electorales que han burlado la voluntad popular.
De ahí que los mexicanos enfrentamos dos grandes retos en el futuro inmediato:
1.- Impedir el fraude electoral que ya se está realizando semanas previas a las elecciones a través de la compra del voto y la coerción a votar por el candidato oficial en la población de servidores públicos gubernamentales de los tres niveles en el país.
2.- Reconocer que las elecciones no son el resultado final, sino el principio de un cambio social en nuestro país, que exige la participación y el compromiso de todos los mexicanos, no solo en el acto de votar, de defensa del voto, sino de la reconstrucción de un nuevo país.
Necesitamos realizar cambios en nuestra forma de pensar, sentir y actuar de tal forma que desarrollemos un compromiso social y veamos la conexión que existe entre los asuntos privados y las políticas que se aplican en nuestro país. Dentro de estos cambios se perfila como uno de los más importantes el aumentar nuestra participación en asuntos de interés social y político.
Partamos de la premisa de que sin cambios estructurales en el sistema de producción y en la dinámica social no importará el color, bandera o candidato que surja triunfador en esta elección presidencial porque la desigualdad seguirá creciendo tal como está sucediendo y con ello continuará el sufrimiento social.
Considero que no soy el único mexicano que siente una gran desconfianza hacia el sistema electoral en México, pero esta reserva no debe impedir que participemos en este período electoral ejerciendo nuestro derecho a votar.
Como viejo conocedor de los trucos sucios que utiliza el Pri para manipular las elecciones, tengo plena consciencia de que el Instituto Nacional Electoral está controlado por quienes manipulan los hilos del poder y que están preparados para avalar nuevamente otro fraude y burlar la voluntad popular nuevamente.
Hay suficientes evidencias de ello, tan solo preguntemos ¿porque el INE imprimió más boletas de las necesarias para que participe la población registrada en el padrón electoral?,¿porqué se enviaron miles de boletas electorales a mexicanos que residen en el extranjero sin folio alguno?, ¿porqué el plumón seleccionado por el INE para marcar la boleta electoral se borra fácilmente?, etc.
Pero también creo firmemente que en esta ocasión no será cualquier otro fraude más porque lo que se avecina en este año es, parodiando a Sadam Hussein “la madre de todos los fraudes”, en el sentido de que se necesitará un gigantesco fraude para engañar a una población harta de fraudes, engaños y cansada de que el PriAn esté enquistado en el poder.
Cada día es más clara la tendencia del voto a nivel nacional hacia “ya saben quién” es decir, Andrés Manuel López Obrador. Los propios esbirros de la cúpula en el poder lo reconocen y no lo pueden ocultar.
Esta tendencia mayoritaria se debe a que la corrupción de los tres niveles de gobierno, tanto en gobiernos priistas como panistas, ha llegado a niveles escandalosos, la desigualdad social ha aumentado y con ella la pobreza ha crecido creando a su vez grandes problemas sociales que afectan a la población como la delincuencia común y la inseguridad pública que son un mal generalizado en nuestro país.
Cada día aumenta e número de personas sin hogar, que deambulan por nuestras ciudades pidiendo limosna o hurgando en los contenedores de basura buscando algo para comer.
Las reformas estructurales realizadas por el panista Felipe calderón y el priista Enrique Peña Nieto, han golpeado profundamente la calidad de vida de la población mexicana y sobre todo han robado el futuro de nuestra niñez y juventud. Esto ha llevado a un despertar social de gran parte de la población tradicionalmente indiferente a la política nacional, ya que las mismas han generado una inconformidad social sin precedentes.
Por esto mismo existe en estos momentos en México un hartazgo social que ha ido creciendo paulatinamente a través de los años, debido a los fraudes electorales, las injusticias por doquier, la corrupción exhibida sin pudor alguno y la increíble impunidad que se vive en México.
En la historia reciente de México se han presentado diversos movimientos colectivos reclamando democracia, justicia, rechazo a las políticas neoliberales y a las reformas estructurales. Podemos recordar los siguientes ejemplos:
 El movimiento social de rechazo al fraude electoral del 2,012 y en contra de la imposición de Enrique Peña Nieto como Presidente
El movimiento estudiantil Yo soy 132, el movimiento en reclamo de justicia para los infantes fallecidos en el incendio de la guardería ABC.
La ejemplar lucha que los maestros mexicanos han dado en contra de la implementación de la reforma educativa,
La movilización masiva y el cerco al edificio del Congreso de la Unión para expresar el rechazo a la aprobación de las reformas estructurales, http://www.monografias.com/trabajos98/tercera-llamada-revolucion-mexico/tercera-llamada-revolucion-mexico.shtml
La movilización nacional en exigencia de la aparición de los 49 estudiantes normalistas de Ayotzinapa,
El movimiento nacional en contra de los aumentos a la gasolina del año pasado, etc.). Es claro que México es un barril de pólvora a punto de estallar y que se requiere con urgencia un cambio social.
La movilización civil posterior a los sismos de septiembre de 2,017, etc.
Cada uno de estos movimientos ha reflejado un nivel de hartazgo del pueblo mexicano y se observa que éste ha ido creciendo con el paso del tiempo.
Sin embargo, a pesar de su magnitud estos movimientos de protesta no han fructificado en sus demandas por diversas causas y no se ha logrado el ansiado cambio social que algunos hemos esperado durante décadas.
Podemos mencionar que en primer lugar destaca como una primera causa la falta de unidad en la acción de estos movimientos. Cada movimiento colectivo de protesta ha surgido con gran fuerza, pero se han presentado en la forma que nos describió Eduardo Galeano a la tierra vista desde las alturas como “un mar de fueguitos”, es decir, cada movimiento representa una llamarada pero se extingue al poco tiempo y no logra unirse con otra llamarada para convertirse un una llama más fuerte. El hecho real es que no se ha consolidado un movimiento colectivo de protesta a nivel nacional que supere la inmediatez del momento de inconformidad y consolide sus metas encauzadas a lograr un cambio social estructural en nuestro país.
Por otro lado, otra causa que ha influido es que ha prevalecido el activismo social por encima del compromiso social y la militancia política.
La mayoría de quienes han formado parte de estos movimientos contestatarios han sido solo simpatizantes de los mismos, pero no han logrado construir una consciencia crítica y clara acerca del porqué de la situación que se vive y mucho menos han desarrollado una consciencia de clase. Sus demandas son limitadas por lo mismo y ante la falta de respuesta o de logros obtenidos, el entusiasmo se apaga y la participación social disminuye.
Otro factor que ha influido para evitar el éxito de estos movimientos es que la corrupción domina a las instituciones gubernamentales en México y los movimientos se han enfrentado a una verdadera mafia organizada. Los partidos políticos no son los únicos corruptos, también son parte de la corrupción los consejeros electorales del INE a nivel nacional y en cada uno de los Estados. Igualmente son camaradas de la corrupción los ministros de Justicia que tienen la última palabra acerca de lo que es legal o ilegal y siempre sus fallos favorecen a quien se mantiene en el poder. No en balde estos sujetos perciben sueldos superiores al medio millón de pesos mensuales.
Además de los anteriores, han jugado un papel importante en el mantenimiento del orden social en esta sociedad corrupta, los medios masivos de comunicación como Televisa, Milenio, TV Azteca, etc., que han jugado el rol que incluye la manipulación de la información, la distorsión de los hechos sociales y la criminalización de la protesta social para apoyar la cúpula del poder.
Todos estos elementos inhiben la participación en las elecciones por parte de personas escépticas, jóvenes sin experiencia ni claridad política y personas renuentes a avalar con su voto una vez más un nuevo fraude.
Pero debemos reconocer que tampoco ha servido de mucho el abstencionismo demostrado en elecciones anteriores porque esta falta de participación es lo que les permite tener un camino libre a quienes diseñan, implementan y avalan los fraudes electorales.
De igual forma tampoco sirve la práctica de anular el voto el día de las elecciones poniendo leyendas apócrifas o nombres de personajes no registrados para esas elecciones como medio de protesta, porque sirve en el mismo sentido del abstencionismo, es decir, no ayuda en nada y a los únicos que benefician es a quienes están realizando el fraude porque los votos anulados se contabilizan como votos emitidos y esto le da fuerza al argumento de que las elecciones son legales y democráticas porque participó un “buen porcentaje del padrón electoral.
Cabe recordar que en las últimas elecciones la cantidad de votos anulados por contener leyendas o nombres no registrados fue tan grande  que quienes los emitieron bien podrían haber formado un partido político y con ello obtener al menos curules en la cámara de diputados o senadores.
Los ingredientes siguientes que configuran la situación actual en el país permiten predecir que este año 2,018 será el año del cambio social ya sea por la vía electoral o a través de un estallido social.
El PRI enfrenta un rechazo masivo en todo el país ya que existen evidencias suficientes que los vinculan a actos de corrupción, fraude electoral, narcotráfico y desvío de recursos públicos.
Existe una gran pérdida de confianza en las instituciones gubernamentales que raya en la desconfianza hacia las mismas, porque su accionar ha sido totalmente parcial y en contra de los intereses generales de la población. Están invadidas por el cáncer de la corrupción.
Por parte de la población existe un hartazgo general hacia la corrupción y hacia funcionarios corruptos que se han enriquecido desviando recursos públicos y sobre todo se observa una gran insatisfacción popular por la impunidad imperante ya que las instituciones gubernamentales son utilizadas sin excepción alguna en prácticas de corrupción.
Es evidente que se avecina un fraude masivo en las próximas elecciones a través del cual la cúpula en el poder violará todo tipo de leyes y reglamentos para seguir usurpando el poder y saqueando a nuestra nación.
Los diferentes grupos que conforman la delincuencia organizada que tiene secuestrado el poder en México, han olvidado sus intereses particulares y se han unido en un frente único para evitar que Andrés Manuel López Obrador llegue a la Presidencia de la república.
No debemos olvidar que para garantizar que cualquier candidato de este frente llegue al poder esta mafia de individuos disfrazados de servidores públicos aprobaron una Ley de seguridad interior que permite el uso del ejército por parte del delincuente mayor en México que es Enrique Peña Nieto, mismo que será utilizado sin duda alguna en contra de la población mexicana para reprimir las inevitables protestas que surgirán después del fraude bajo el argumento de que el ejército está “para defender al Estado mexicano”, ya no a la población mexicana.
A tan sólo semanas de las elecciones Andrés Manuel López Obrador y Morena aumentan su ventaja cada día más en las preferencias del voto electoral al grado de que rebasan cifras históricas en el apoyo a un candidato presidencial. Nadie lo puede negar y aparentemente nadie lo puede parar, mientras más atacan a AMLO, más fuerte es el apoyo social que recibe.
En estos momentos la situación electoral es tal que es posible predecir que AMLO triunfará arrolladoramente el día de las elecciones, pero también es de esperar que implementen un nuevo fraude colosal (porque todos esperamos que hagan fraude de nuevo y debemos evitarlo), con nuevas formas de manipulación postelectoral.
De darse el triunfo de AMLO y presentarse el fraude de nuevo con el apoyo de todo el aparato gubernamental, deberá darse un movimiento nacional en defensa del voto que sin duda alguna será reprimido por parte del ejército mexicano convertido en el ejército del presidente ilegítimo de Peña Nieto. Esto puede traer consecuencias funestas al grado de llegar a masacres propias de un Estado de sitio como en el que se quiere imponer en nuestro país, al golpear y reprimir a los maestros de la CNTE que continúan luchando contra la reforma Educativa.
Si lo anterior sucede, si se cancela la vía del cambio social a través de las elecciones, las condiciones para que se dé un estallido social en México están dadas para que surja una revolución armada en nuestro país con el consecuente saldo sangriento para la población mexicana porque el Estado mexicano ha comprado recientemente una gran cantidad de armamento bélico. Si se da el fraude electoral “el tigre despertará” y correrá sangre mexicana.
Creo que la situación actual no permite ambigüedades y exige definiciones de todos los mexicanos porque lo que está en juego es el futuro de nuestro país, el futuro de todos los mexicanos, el bienestar social de nuestras familias.
Necesitamos recuperar los derechos laborales, humanos y sociales que nos han arrebatado con una total impunidad. El cambio social es posible realizarlo a través de la vía pacífica. No estoy de acuerdo en que debemos esperar a que aumente la insatisfacción social para que se dé un estallido social.
Creo que podemos actuar en forma inteligente y utilizar lo que resta de las instituciones a nuestro favor para que se respete el voto popular y lograr echar fuera del poder a esa caterva de delincuentes que están enquistados en el mismo.
Pero para lograrlo es necesario aumentar la participación social en la vida política de nuestro país, desde este momento, a inicios del año, para estar vigilantes de todos aquellos delitos electorales que puedan estar cometiendo, documentarlos utilizando la tecnología (recordemos que los teléfonos celulares pueden filmar, grabar, tomar fotos, etc.).
Debemos iniciar la discusión con nuestros familiares, vecinos, amigos compañeros de trabajo acerca de la necesidad de retomar nuestra responsabilidad cívica de cumplir con nuestros derechos y responsabilidades como ciudadanos y esto incluye la obligación moral de votar en las próximas elecciones.
En esa línea de pensamiento debemos actuar como promotores del voto a favor de AMLO y Morena para garantizar el voto masivo, contundente y apabullante que dificulte al máximo las estrategias a favor del fraude.
Insisto, no soy muy partidario de la idea de que a través de la vía electoral pueda darse el cambio social en México, pero en este año, en estas elecciones debemos utilizar el sistema electoral para incentivar la discusión política y el análisis crítico de la situación actual del país.
Los períodos electorales nos permiten abrir la discusión sobre los grandes problemas nacionales desde una perspectiva crítica. En esta ocasión la situación de crisis social que padece el país nos obliga a abandonar nuestra zona de confort, a superar el conformismo, la obediencia, la diferencia social, y lograr una sensibilización que permite construir un sentido de pertenencia a nuestras comunidades que están siendo agredidas no sólo por las políticas neoliberales que privatizan todos tipo de servicios y eliminan derechos y obligaciones, sino que existe la amenaza real de una represión militar por parte del gobierno mexicano en contra de su propia población.
La situación actual no admite ambigüedades, neutralidades o indiferencia alguna. Exige la participación de todos los mexicanos y el primer paso es impedir el fraude electoral que están preparando, debemos brindar un voto masivo a favor de AMLO y Morena de tal forma que la diferencia de votos haga imposible realizar cualquier fraude.
Con la participación masiva en las elecciones y en la defensa del voto podemos echar fuera del gobierno a quienes están realizando una guerra sucia en contra del pueblo mexicano. Después de las elecciones debemos seguir con ese proceso de discusión y análisis colectivo sobre la situación actual y futura de nuestro querido México.
Con nuestra participación social evitaremos que continúe  el juego de las sillas entre los partidos políticos registrados en México, pero sobre todo lograremos la reconstrucción que nuestro país requiere para la recuperación de nuestros derechos laborales y sociales que nos fueron arrebatados.


Qué difícil es ser dialéctico¡


¡Qué difícil es ser dialéctico¡
     Leyendo algunos materiales sobre Psicología comunitaria encontré la expresión “qué difícil es ser dialéctico”, en la cual se hacía referencia a la dificultad que implica la tarea de explicar los fundamentos epistemológicos de la Psicología comunitaria latinoamericana.
     Esta tarea representa una gran dificultad porque el desarrollo de esta disciplina implicó una revolución neoparadigmática al construir un conocimiento teórico particular basado en un enfoque multidisciplinario, retomando aportaciones de distintas disciplinas sociales que trabajan en el espacio comunitario y que exigen el reconocimiento y respeto a las mismas.
     Retomo esta expresión para expresar que se percibe una dificultad similar al intentar dar una explicación basada en la verdad sobre la situación que prevalece  en un terreno, en un contexto y en un momento histórico tan específico como es la revisión contractual del STAUS con la Universidad de Sonora en este 2,017.
     Tremendamente difícil porque están en juego múltiples intereses, varios de ellos aparentemente encontrados ante una decisión que tomaremos los académicos dentro de unas horas: votar a favor o en contra de la huelga este próximo viernes en la asamblea del STAUS, cualquiera que sea la decisión, alguien quedará insatisfecho.
     Sin embargo, como buen académico intentaré apegarme a lo planteado por el psicólogo venezolano Alberto Merani en su libro la Psicología Genética cuando dice que “el primer deber de todo científico social es encontrar la verdad sobre los problemas sociales y decirla cueste lo que cueste”. Mi experiencia previa me ha enseñado que no necesito buscar enemigos, con sólo decir la verdad se pone uno de blanco para recibir ataques de enemigos gratuitos, si no creen esto, les sugiero ver las estadísticas de reporteros asesinados en México.
     En base a esta introducción debo decir que los responsables de la situación de inestabilidad laboral, sindical, académica y social que presenta la Universidad de Sonora son las autoridades universitarias quienes en forma reiterada han desarrollado un patrón de comportamiento que respalda esta afirmación. 
     Esta actitud de provocadores de huelgas quedó demostrada desde que inició Heriberto Grijalva como Rector de la Universidad de Sonora al empujar al STAUS a irse a la huelga en el 2,012.
     Cada año de revisión contractual o salarial se presenta el mismo ambiente de incertidumbre, menosprecio a los trabajadores universitarios, ya sea académicos o manuales y administrativos, las autoridades encabezadas por Heriberto Grijalva han actuado como golpeadores de los sindicatos universitarios y provocadores de huelgas prolongadas e indefinidas como fue la huelga del STEUS en el 2,014.
     El origen de esta prolongada confrontación y hostigamiento hacia los sindicatos universitarios radica en la estructura organizacional contemplada en la Ley 4 que provoca la concentración excesiva del poder en una sola persona, en este caso del Rector. El estilo de liderazgo administrativo que utilizan las actuales autoridades administrativas en la universidad de Sonora es sin lugar a dudas de tipo autoritario, totalmente excluyente ya que concentra el proceso de toma de decisiones en unas cuantas personas y el poder se ejerce promoviendo el culto a la personalidad. http://www.monografias.com/trabajos104/ley-4-universidad-sonora-imposicion-al-cambio-sus-universitarios/ley-4-universidad-sonora-imposicion-al-cambio-sus-universitarios.shtml
De una manera lamentable es posible observar que los conflictos que se presentan en la universidad de Sonora no son provocadas como se pretende hacer ver por sus trabajadores o por sus académicos, quien los provoca en realidad son las autoridades administrativas.
Los resultados de esta Ley 4 los hemos visto en los últimos años, una cerrazón de las autoridades administrativas a las demandas de los sindicatos de trabajadores y maestros impulsándolos cada año a la huelga al negarse no solo a satisfacer sus demandas laborales, sino también al negarse a recibirlos inclusive.
Mientras que por otro lado se observa un crecimiento desmesurado de la fortuna personal de quienes han ocupado la silla de Rector que de manera invariable "se reeligen" en el puesto para continuar percibiendo un sueldo que triplica el monto obtenido en el salario del maestro mejor pagado dentro de nuestra universidad.
También podemos observar una caída del prestigio de la Universidad de Sonora por las campañas que los medios masivos realizaron en contra de los trabajadores y maestros universitarios, dificultades para elevar el nivel académico por la ausencia de plazas de maestro de tiempo completo y el gran número de maestros de horas sueltas. Tan solo comparemos las cifras de estudiantes universitarios que había en el 2,014, un número que rebasaba los 40,000 y hoy en el 2,017, con trabajos supera los 30,000 alumnos inscritos.
     Al mismo tiempo que las autoridades administrativas aumentan sus fortunas personales al percibir grandes sueldos, aumenta también la distancia entre el líder formal (rector) de la Universidad de Sonora y sus "seguidores" (que nunca lo han sido) los universitarios, es decir, los integrantes de la comunidad universitaria: maestros, trabajadores y estudiantes.
Si retomamos la veracidad del dicho de que no hay líder sin seguidores, el rector de la Universidad de Sonora cada vez está más solo, ostentando una representación fantasma de la Universidad de Sonora porque representando  y únicamente está acompañado de aquellos que comparten su ambición por el reparto del pastel de los recursos universitarios y de pequeñas cuotas de poder, es decir, de amigos y familiares cercanos.
     En este contexto y con estos antecedentes estamos hoy ante una nueva edición de una vieja película que intenta proyectar la imagen de los maestros y trabajadores sindicalizados como los “amantes de las huelgas”, los ambiciosos que “ganan mucho y quieren más”. Siguiendo este gastado guión Heriberto y compañía después de golpear a los académicos al descontarles de manera ilegal un día de salario por el paro de labores realizado el 3 de abril, ahora intentan llamar la atención con la petición absurda de cerrar el expediente de la revisión contractual a nombre de que “el STAUS ya estalló la huelga al realizar el paro de labores”.
     Pero a diferencia de otros años, hoy los sindicalizados
     Pero a diferencia de otros años

De entrada quiero recordar que existen sobradas evidencias de que las autoridades administrativas de la Universidad de Sonora tienen una percepción particular de la universidad de Sonora, muy diferente a la imagen que tenemos los integrante de la comunidad universitaria.
     Ellos ven a la Unison como una universidad empresa, al servicio del capital privado. Una empresa que ellos administran con toda libertad, tanta libertad que pueden decidir que sueldo percibirán y no solo eso, pueden aumentarlo a su antojo  
    

El club de los privilegiados


El club de los privilegiados
Oscar Yescas Domínguez
27 de julio de 2,018

Desde hace muchos años tengo plena consciencia de que pertenezco a una especie de grupo en extinción, a un agrupamiento de élite que se reduce cada vez más y que tiende a extinguirse en la medida de que no incorpora a nuevos miembros con el mismo ritmo con el que sus integrantes van desapareciendo con el paso del tiempo.
Me refiero a que desde hace 33 años ocupo una plaza como Maestro de tiempo completo en la Universidad de Sonora, con el cargo de Profesor Titular. Esto me hizo en forma automática, miembro del selecto grupo de profesores Titulares y/o Maestros de Tiempo Completo que existen en forma cada vez más reducida no sólo en las universidades mexicanas, ya que están en proceso de extinción no solo en nuestro país sino en todas las universidades que existen en el mundo entero y esto sucede por la toma de las universidades por el neoliberalismo que busca privatizar la educación y destruir contratos colectivos y sindicatos universitarios.
En mi caso particular puedo decir que tuve la fortuna de estar en el lugar correcto en el momento correcto y hacer lo que tenía que hacer para lograr estar donde me encuentro. Es decir, tuve la fortuna de coincidir en tiempo y espacio cuando se sometieron a concurso dos plazas de profesores titulares en el departamento de psicología y Comunicación de la Universidad de Sonora en 1985: una para ocupar el puesto de Maestro de tiempo completo como Jefe del Área de Psicología Clínica y otra para ocupar el puesto de Maestro de tiempo completo como Jefe del Área de Psicología Industrial.
Participé en forma simultánea en ambos concursos y puedo decir que gané en ambos procesos por lo que tuve el privilegio de elegir una de las dos plazas que me garantizaban la estabilidad laboral de por vida en la Universidad de Sonora.
Esta invaluable oportunidad de acceder a una plaza de profesor-investigador de tiempo completo, me permitió entregarme al trabajo de investigación y docencia, desarrollar un sentimiento de pertenencia a la Universidad de Sonora que ha sido mi segunda casas durante décadas porque trabajo mañana y tarde dentro de ella, realizando actividades que me permitieron continuar con mi desarrollo como profesional de la docencia en el campo de la Psicología, actualizar mis conocimientos y programas de seminarios a través de la investigación y fortalecer mi compromiso social al ser miembro de la planta docente de una Universidad pública que se sostiene con el pago de los impuestos de la ciudadanía.
Sin embargo, Este privilegio no me impidió ver a cientos de compañeros maestros que no tuvieron la misma suerte que yo y que desde hace décadas laboran como profesores de horas sueltas sin disfrutar de los derechos y prestaciones que tenemos los profesores de tiempo completo. Recuerdo que en los pocos meses que duré como profesor de horas sueltas, abrumado por presiones económicas, veía a los Maestros de horas sueltas tan relajados, tranquilos porque tenían algo que se ha estado perdiendo por la implementación de políticas neoliberales: estabilidad laboral. Por eso, cuando gané mi plaza de tiempo completo, quise retribuir a la Universidad de Sonora con una entrega total a mis labores de investigación, docenci y difusión.
Muchos de los profesores de horas sueltas deambulan como los define Leonidas Donskis en su conversación con Zygmunt Bauiman en su libro Ceguera moral: “estudiosos itinerantes”, “estudiosos sin puesto permanente” o “estudiosos nómadas”, sin estar vinculados al cien por ciento con las instituciones académicas y por lo tanto, sin experimentar un compromiso real con la institución, ni con la tarea que realizan, sin posibilidades de fortalecerse en un campo de estudio específico y sin desarrollar el sentimiento de pertenencia o compromiso que adquiere un profesor de tiempo completo.
(Zygmunt Bayuman/Leonidas Donskis, 2015)
Los profesores titulares como maestros de tiempo completo tenemos tres funciones sustantivas: la docencia, la investigación y la extensión. Es decir, no nos dedicamos en forma exclusiva a dar clases, porque no somos maestros de horas sueltas.
Nuestra función principal es la docencia, pero no la única, desarrollamos labores como docentes en condiciones favorables porque a diferencia de los profesores de horas sueltas que se les asignan materias diversas cada semestre en condiciones de incertidumbre, los profesores titulares tenemos la gran ventaja de ser titulares de las materias que impartimos, lo que significa que cada año o cada semestre impartimos las mismas materias y eso nos da la oportunidad de especializarnos en un campo de estudio y poder convertirnos en especialistas del conocimiento en un campo determinado del saber.
La impartición durante años y décadas de las mismas materias, nos da la oportunidad de convertirnos en verdaderos expertos en los temas que enseñamos a nuestros alumnos. Claro está, esto sucede si existe real vocación por la docencia del ocupante de una plaza de este tipo, compromiso con la educación y deseos de superación y crecimiento profesional y académico, porque en mi trayectoria de más de tres décadas como docente debo decir que he conocido profesores titulares que no valoraron su condición de privilegiados  y no pasaron de ser unos verdaderos farsantes en su campo y verdaderos expertos en el arte de la simulación.
Aparte de la docencia los profesores titulares (o maestros de tiempo completo), que cubrimos con una carga de horas semana al mes de acuerdo a la categoría que tengamos, tenemos obligación de realizar investigación en el campo disciplinar que trabajamos. Dicha actividad de investigación nos permite mantenernos actualizados en los contenidos teóricos que promovemos en nuestras funciones como docentes al tener la oportunidad de aplicar nuestras teorías y paradigmas con la realidad circundante.
De igual forma, tenemos que cubrir actividades de extensión o difusión del conocimiento, que consiste en difundir el conocimiento científico a través de publicaciones de los resultados de nuestras investigaciones, de impartir conferencias, participar en medios masivos de difusión mediante entrevistas o impartiendo cursos en forma extracurricular.
Por realizar este conjunto de actividades que requieren un alto grado de especialización recibimos una remuneración económica por encima del promedio de otros trabajadores de la educación, bajo el entendido que somos “maestros de tiempo completo”, es decir, no debemos tener otra actividad laboral.
Al mismo tiempo que disfrutamos estabilidad laboral (algo muy raro en estos tiempos de cambios y reformas laborales, dictadas por el mercado), de prestaciones laborales conquistadas a través de luchas sindicales y oportunidades de desarrollo académico que otros trabajadores de la educación no disfrutan.
Algunas de estas prestaciones las vamos perdiendo en el camino como por ejemplo el estímulo a la exclusividad que recibíamos en la Universidad de Sonora y que consistía en una partida financiera que se repartía entre los centenares de maestros de tiempo completo de nuestra Alma Mater sonorense. En realidad no era una gran cantidad porque cada maestro recibía AL AÑO por ser un maestro de tiempo exclusivo en la Universidad de Sonora un promedio de $ 3,000 pesos.
Sin embargo, debo reconocer que los profesores titulares somos individuos privilegiados que ocupamos puestos que muchos colegas, amigos y conocidos desearían tener para ellos.
Lamentablemente es necesario reconocer que no todos los maestros de tiempo completo actúan con el mismo compromiso con la universidad, con la sociedad, con la educación superior y con nuestros alumnos que experimentamos un gran número de maestros de tiempo completo.
Es evidente que en toda regla existen las excepciones. De cualquier forma, en muchos sentidos, los profesores titulares somos un club de privilegiados, un club que es cerrado y excluyente ya que no admite a cualquiera, un club en el cual nos pagan por hacer lo que nos gusta (al menos a mí sí me gusta lo que hago).
Pero es necesario decir que este grupo selecto de privilegiados intelectuales, científicos, académicos, artistas, etc., que formamos la planta de profesores titulares en las universidades estamos en un proceso de reducción numérica irremediable, al grado de que vamos en forma inexorable a nuestra propia desaparición como grupo, un fenómeno que sucede a escala mundial.
En la Universidad de Sonora la planta de Profesores Titulares promedia los 60 años, una gran mayoría estamos en condiciones de jubilarnos y si pudiéramos jubilarnos no exagero al decir que más de 500 profesores procederíamos al retiro laboral.
De manera inevitable nos estamos haciendo viejos, algunos que no se han podido jubilar se están muriendo (ha habido casos de profesores que han muerto frente a sus alumnos mientras impartían sus clases), otros en proceso de jubilación, etc.
El problema que se presenta es que por la implementación de políticas neoliberales que tienen en la mira a las universidades públicas y a la educación superior para proceder a su privatización, las plazas de tiempo completo que se van desocupando por estos motivos, van desapareciendo o reduciéndose porque no todas las plazas vacantes se someten a concurso para ser asignadas a nuevos ocupantes. También sucede que las autoridades administrativas al administrar las finanzas se autoasignan sueldos estratosféricos que triplican los ingresos del maestro de tiempo completo de mayor antiguedad y de mayor nivel educativo.
Anteriormente, cuando una plaza de maestro de tiempo completo se desocupaba, ya sea por renuncia, enfermedad o muerte de su titular, se procedía a someter a concurso dicha plaza entre los muchos aspirantes a la misma. Tomemos en cuenta que existen cientos de profesores de horas sueltas que tienen décadas esperando la oportunidad de concursar para ocupar una plaza de tiempo completo. Pero lamentablemente esto parece que no sucederá ya que el presupuesto asignado a estas plazas se reparte para contratar maestros de horas sueltas y así evitar la contratación de nuevos profesores titulares.
Esta toma de las universidades por el neoliberalismo ha impulsado el crecimiento de una enorme burocracia administrativa en sus estructuras internas universitarias, de tal forma que se ha priorizado la contratación de personal administrativo por encima de la contratación del personal académico, afectando la calidad de la educación y la formación profesional de los estudiantes, porque no es lo mismo tomar clases con un maestro de tiempo completo que se ha especializado durante años en su campo, a hacerlo con un profesor de horas sueltas que imparte cualquier materia que le ofrezcan con tal de aumentar sus ingresos y que imparte varias materias diferentes en forma simultánea.
Como ejemplo de la desviación del presupuesto universitario se puede mencionar que en la Universidad de Sonora en los últimos diez años han sido decenas las contrataciones de nuevos profesores de tiempo completo, mientras que las contrataciones de personal administrativo con nombramiento de confianza rebasa el número de 300 plazas.
El crecimiento de la burocracia en las universidades y su transformación en organizaciones que reaccionan a las fluctuaciones del mercado ha destruido la autonomía universitaria y la libertad académica está en proceso de extinción. La crisis de las universidades se debe en gran parte al matrimonio forzoso entre las universidades y la economía de mercado imperante, que convierte a las universidades en universidades empresas y provocan que se olvide formar profesionistas orientados a resolver problemas sociales de la comunidad y en su lugar, se forman técnicos que contribuyan a mejorar el funcionamiento de las organizaciones.
La crítica social es la gran ausente en los contenidos actuales de las materias impartidas por centenares de profesores universitarios que han contribuido con su silencio e incorporación a programas como el estímulo al desarrollo académico, a la desmantelación de las universidades como centros donde se produce el conocimiento científico y se ejerce la crítica social.
En este contexto de inevitable reducción del número de profesores titulares surge un nuevo club de privilegiados: el personal académico que abandona las funciones de docencia, investigación y extensión para ocupar una plaza de confianza desarrollando labores de administración en las universidades, con lo que aumentan sus ingresos al recibir una compensación económica adicional por ocupar ese cargo administrativo,  son los llamados "acadestrativos".
Ante esta situación cabe la interrogante  ¿las universidades sobrevivirán al siglo XXI como las instituciones que hoy conocemos reconocibles por ser centros de investigación, educación y lugares donde se produce el conocimiento científico? La tendencia que se observa es convertir a las universidades en universidades empresas dirigidas por un Gerente que actúa como Rector, con el apoyo de mandos medios, los cuales en su conjunto se llevan una gran tajada del presupuesto universitario por los altos sueldos que se autoasignan aprovechando la "autonomía universitaria", ya que no tienen que rendir cuentas a nadie de la forma como distribuyen las finanzas universitarias.
Los profesores de tiempo completo cada vez son un grupo más reducido, porque su crecimiento se ha detenido y el número disminuye por defunción, jubilación o por aceptar funciones dentro de la administración universitaria. Los que seguimos como miembros activos, seguimos como "el club de privilegiados".