martes, 22 de abril de 2025

 

La crisis de soledad provocada por la ruptura amorosa y el cambio de paradigma en la relación de pareja

Oscar Yescas Domínguez

22 de abril de 2025

Hemos sido educados con la creencia de que somos personas que necesitamos encontrar “nuestra media naranja” para sentirnos completos y bajo esa premisa esperamos que en algún momento de nuestra vida encontremos a la persona con la cual podamos encontrar el amor, la felicidad la comprensión, confianza y estabilidad interna. En la medida que avanza la juventud y se acerca la llegada a la vida adulta sin que hayamos logrado tal propósito, empiezan a presentarse presiones de familiares, amigos y compañeros de trabajo, que preguntan con mayor frecuencia cada día, ¿cuando conseguiremos una pareja?, estas y otras preguntas que apuntan en la misma dirección suelen venir acompañadas con comparaciones frecuentes con otras personas cercanas que ya han encontrado pareja e inclusive, ya han formado una familia. 

Tales cuestionamientos varían de país en país y la intensidad de la presión social para encontrar una pareja depende de la cultura patriarcal predominante, porque a la mujer se le asigna “de una manera natural” un futuro que contempla cumplir con una función de reproducción, cuidado de los hijos, y de administradora del hogar, con lo cual se restringe su abanico de oportunidades porque se excluyen oportunidades de desarrollo académico o laboral. Llega un momento en el cual estas preguntas provocan incomodidad porque van acompañadas de expresiones como: “te vas a quedar para vestir santos”, “se te va a ir el tren” y estas acciones contribuyen a crear una visión negativa de la soledad en la vida adulta.

El mito de la media naranja genera una sensación de vacío existencial porque se basa en la idea de encontrar el amor y la felicidad en una persona desconocida hasta el momento, por lo que puede encontrarse una correlación entre la intención de llenar el vacío en nuestras vidas con la reducción de la edad promedio en el inicio de relaciones sexuales, la cual ha descendido hasta establecerse como promedio a los 14 años (1), la pregunta que surge ante el descubrimiento de este dato es si la decisión de un(a) adolescente de tener relaciones sexuales ¿es resultado de coerción social o es producto de una decisión personal?

Lo que sí está comprobado es que muchas personas se sienten impulsadas a establecer relaciones de pareja en forma prematura, sin estar preparadas emocionalmente para los cambios que implica la vida en pareja. La verdad es que nadie está preparado para vivir en pareja porque se trata de una nueva experiencia, pero ésta decisión debe estar acompañada de una fuerte motivación y un gran compromiso para fortalecer la vida en pareja.

Al inicio de la relación de pareja todo parece estar funcionando bien porque todo es parte de una situación novedosa y los integrantes de la pareja se encuentran en la fase del enamoramiento, pero las cosas cambian al poco tiempo de convivir juntos porque Sigmund Freud descubrió que el enamoramiento inicial era en realidad “una especie de hipnosis”, porque alguna característica de la otra persona nos subyugó y provocó una fuerte atracción personal que se confundió con el amor.

La situación se complica si la la decisión de iniciar una vida en pareja partió de la motivación de ya no estar a solas, de “cumplir con las expectativas sociales” y encontrar pareja para ya no ser objeto de las presiones de tener una pareja. Otro elemento que suma complejidad a la relación de pareja es si la expectativa principal de relacionarse con otra persona, partió de la necesidad o expectativa de que el ingreso de otra persona a nuestra vida cubriera un vacío emocional que estuviese provocado por la existencia de una carencia efectiva.

La mayoría de las personas ignoran que la relación de pareja es un aprendizaje mutuo, que requiere de un fuerte vínculo afectivo, alta motivación y un esfuerzo compartido de construcción de una identidad de pareja que surja y se establezca por encima de las identidades individuales de ambos integrantes. 

Si están ausentes algunos de estos elementos en la decisión de iniciar una pareja, es predecible que en un breve lapso de tiempo, la relación de pareja empiece a presentar fisuras, desencuentros, decepciones y se llega al punto de la separación. Lógicamente, al construir una relación de amor sobre bases endebles, provoca que se observe más preocupación por celebrar el día del amor y la amistad una vez al año, en lugar de preocuparse por construir vínculos sanos cada día. La idea de que el amor es algo mágico, que se presenta por fuera de nuestras vidas y la ignorancia acerca de que el amor es una construcción social, es la causa principal de que el promedio de vida de las relaciones largas de pareja disminuya hasta los 16 años.

La ausencia de una educación sexual integral que permita un autoconocimiento, autoaceptación e información sobre nuestros derechos sexuales, provocan que con el paso del tiempo sigan aumentando el número de rupturas amorosas y estas separaciones provocan graves crisis existenciales en alguno o ambos miembros de la pareja. En nuestro paso por esta vida experimentamos diferentes cambios psicológicos y sociales que nos hacen atravesar por un funeral de identidades y en la vida moderna, uno de los cambios de identidad que se están experimentando con más frecuencia es que un día estás soltero, al otro día estás casado y luego te encuentras divorciado.

Millones de parejas empiezan a conocerse realmente cuando ya están viviendo juntos, ya sea en unión libre o casados legalmente y en la cotidianidad es cuando se presenta el desnudo psicológico, en algunos casos se mantiene la chispa del amor a través de alimentarlo con detalles que reflejan atención e interés hacia la persona amada, pero en la medida que se disipa la fase de idealización de la pareja y que se haga evidente que las expectativas iniciales sobre la misma no encuentran satisfacción, las posibilidades de separación aumentan, por lo que es necesario profundizar en la comunicación y realizar un esfuerzo para mejorar la relación.

Lamentablemente, muchas parejas no luchan con la misma intensidad para mantener viva la chispa que les acercó y proceder al desnudo psicológico para llevar la relación de pareja a un nivel de conocimiento de necesidades y expectativas mutuas para lograr una mejor conexión y continuar construyendo la relación de pareja sobre bases más sólidas que las apariencias o la mera atracción sexual. El sexo juega un papel importante en la relación de pareja, pero no es el factor único dentro de la misma porque estamos hablando de dos personalidades individuales que están en proceso evolutivo para construir una identidad que incluya el lenguaje del “nosotros”, por encima del uso frecuente del “Yo”.

En una gran cantidad de parejas la llama del amor se apaga porque sólo fue una chispa temporal que se basaba en la atracción física y el deseo sexual, estos fueron los impulsos que motivaron la creación de pareja, pero una vez satisfecho el deseo sexual, que es lo que sigue? Lo esperable es el conocimiento psicológico entre ambos miembros de la pareja, es decir, el conocimiento de las motivaciones, valores, expectativas y temores de cada uno para proceder a construir esa “fusión de identidades que significa el amor de pareja”

Muchas personas aceptan formar una pareja sin siquiera saber lo que quieren, lo hacen impulsados por la necesidad de no estar solas impulsados por un deseo sexual que lleva a hipervalorar los atributos físicos que hacen lucir a una persona con apariencia atractiva, pero una vez que interactúan en la vida cotidiana, se dan cuenta de que la chispa que los unió desapareció porque el vínculo que les atraía se basaba en solo una atracción física, en lugar de lograr un acercamiento psicológico basado en comportamientos auténticos que nos permitan conocer los sentimientos, emociones y pensamientos de esta persona que hemos elegido como pareja .

Los tiempos han cambiado tanto que antes se conocían a las futuras parejas dentro del círculo de amigos, en el mismo ambiente laboral, en el vecindario o en la escuela, pero hoy la principal fuente de conocimiento de las nuevas parejas se da a través de las redes sociales y este tipo de encuentros impide realizar un conocimiento previo de quien se convertirá en pareja y esa ausencia de conocimiento funciona como algo similar a la ausencia de caricias previas al coito que provocan que ambos amantes terminen con alto grado de insatisfacción sexual. No todas las personas están preparadas para desarrollar los cambios individuales que implican construir una relación de pareja, algunos dan más que otros y hacerlo no garantiza que la relación se consolide.

Lamentablemente vivimos tiempos de “amor líquido” que consiste en que las personas son reducidas a la condición de un producto que proporciona satisfacciones efímeras y esta percepción ha invadido el campo de las relaciones de pareja y provocado que las personas busquen una pareja que satisfaga sus necesidades y cuando éstas son satisfechas o surge un sentimiento de insatisfacción, se tome la decisión de separarse de la pareja para buscar una nueva. Inclusive, hay personas que mantienen una relación de pareja, pero las viven como “parejas de bolsillo”, que pueden dejar cuando encuentren algo mejor (2). 

Esto se refleja en el hecho de que las separaciones de pareja y los divorcios se han convertido en algo tan natural como los matrimonios, por lo que la existencia de un gran incremento en el número de divorcios y rompimiento de relaciones de parejas se debe en gran parte a que la mentalidad de individuos consumidores es trasladada a la elección de pareja y las personas son reducidas a la condición de objetos que podemos consumir para satisfacer nuestras necesidades personales

La sensación de aislamiento social y soledad forman parte de la sociedad moderna y es una de las causas que ha provocado el surgimiento de una crisis de soledad y la vivencia de esta crisis agudiza la necesidad de buscar compañía por lo que las personas buscan con ansiedad una relación de pareja que les ayude a mitigar esa sensación de soledad provocada por los efectos de la policrisis que atravesamos y que se siente como si cargaran losas pesadas en sus espaldas(3). 

Ese impulso de dejar atrás la soledad para iniciar una relación de pareja sin estar preparado para construir una identidad de pareja es la causa del alto número de separaciones amorosas que hunden en una situación de dolor y soledad a quien la sufre y les impide pensar que el amor de su vida en realidad fue el amor del momento de vida que compartieron juntos, más no es el amor de la totalidad de la vida de ninguno de los dos porque ambos seguirán adelante reconstruyendo sus vidas.

El problema es que nadie nos enseña a estar solos y lo que hemos aprendido de la soledad es que debemos evitarla y ese aprendizaje nos lleva a experimentar un miedo hacia la soledad. Por esa razón existen miles de parejas que ya han perdido el vínculo afectivo, el sentimiento del amor ya se ha ido, la rutina, la indiferencia y la falta de detalles han alejado a los integrantes de la pareja, pero ambos se mantienen juntos viviendo una apariencia de pareja estable, ya sea por temor a la soledad, por temor a enfrentar al “¿qué dirá la gente?”, porque las presiones sociales se extienden y abarcan una visión negativa del divorcio de una pareja que logró posicionarse como una pareja amorosa modelo, sobre todo en aquellas parejas que llevan decenas de años casados y formaron una familia estable.

Puede suceder que la pareja decida seguir juntos sin sentir amor mutuamente, ya sea porque una parte experimenta una indefensión económica, por temor al “que dirán”, por los hijos aún cuando se viva en un “nido vacío”, por presiones familiares, por temor a estar solo, o por otros motivos y prefieren vivir una vida de simulación experimentando una soledad interior, viviendo infelices pero acompañados,

Pero el amor es un sentimiento y los sentimientos cambian con el paso del tiempo y si la rutina se impone a la vida en pareja como suele suceder en personas adultas que priorizan la entrega al trabajo por encima de la familia y uno o ambos integrantes de la pareja reducen su interacción por estar fuera de casa todo el día, el vínculo afectivo se desgasta y llega a sufrir fuertes golpes cuando surge un caso de infidelidad de algunas de las partes. 

Para algunas personas la infidelidad es motivo suficiente para romper la pareja, otras personas atraviesan por una grave crisis provocada por la decepción, pero deciden dar otra oportunidad para reconstruir la relación (por temor a la soledad, por verdadero amor, por guardar las apariencias, etc.) lo cual funciona en algunos casos cuando cambia el comportamiento de quien incurrió en la infidelidad. Pero hay personas que no cambian sus comportamientos aún cuando provocando dolor y sufrimiento a quien les ama, pero depende de cada persona decidir si concede una segunda oportunidad.

Lo cierto es que cada persona tiene una escala individual de valores que rigen su comportamiento y esto quedó claro en los cursos de educación sexual que impartí en la Universidad de Sonora, porque dentro de las dinámicas grupales que aplicaba  se encontraba una denominada "Clasificación de valores en sexualidad que consistía en que cada estudiante escribiera en orden descendente 10 valores que en su opinión personal deberían existir en una relación sexual. Después les pedía leerlos en voz alta y en ocasiones les preguntaba porqué pusieron en primer lugar determinado valor. Hubo algunos que pusieron la fidelidad en primer lugar, pero hubo otros que este valor se encontraba en el sexto lugar, otros más, lo ubicaban en el último lugar y algunos que ni siquiera mencionaban la fidelidad.

En aquellos casos en los cuales una persona decide seguir viviendo en pareja a pesar de que el amor ya no sea correspondido,  la soledad también está presente porque debemos tener presente que la soledad no sólo es un estado físico, sino también emocional y se puede padecer intensos sentimientos de soledad aún cuando se viva con una pareja o con una familia entera y pero las presiones sociales, las tradiciones culturales, la inseguridad económica o la falta de autoconfianza, le impiden tomar la decisión de romper el vínculo de la pareja. .

Pero la situación es mucho más complicada si la soledad se presenta después de una súbita ruptura de pareja, porque se nos viene encima un tsunami de emociones, se siente como si se cayera el cielo y nos aplastara un peso inmenso, se experimenta la sensación de que se pierde todo aquello por lo cual se sentía que se estaba viviendo y la soledad se nos presenta acompañada de intensos sentimientos de dolor, emociones de tristeza, rabia, enfado, desconcierto.

Pero sin duda alguna la peor de las soledades, la que provoca un mayor dolor es la soledad que se experimenta después de una súbita ruptura amorosa, cuando la persona amada de un día para otro le dice a su pareja que ya no le ama y se aleja de su lado. Quien enfrenta una ruptura de este tipo llega a experimentar un intenso dolor, sufrimiento, confusión, coraje y mucho miedo, porque el abandono puede provocar creencias distorsionadas como pensar que él o ella no es digno de ser amado, o que no será capaz de soportar la soledad provocada por el abandono repentino (4).

El psicoanalista Igor Caruso nos dice que la intensidad del dolor provocado por la separación de los amantes está en función de la intensidad del vínculo amoroso, por lo que quien más sufre es la persona que sigue amando y la que dejó de amar deja atrás un estado de crisis, sigue adelante con su vida y no experimenta el mismo dolor de la persona que abandona por la sencilla razón que ya no siente amor por la persona que deja atrás. Pero quien es abandonado después de una ruptura amorosa, experimenta un dolor que se sufre de una manera peor que la muerte porque la muerte de un ser querido la recibimos con cierta racionalidad porque sabemos que todos somos mortales y algún día llegará la el momento de nuestra muerte.

Pero la ruptura amorosa la sufrimos en carne propia y se siente como si fuera la muerte en vida debido a que seguimos viviendo amaneciendo cada día soportando la pérdida y el dolor es más intenso porque no se sabe que fue lo que pasó, el dolor es tan intenso que no se puede pensar que el mismo será temporal, para que se estará padeciendo durante toda la eternidad. 

La persona que sufre este tipo de pérdida suele reaccionar inicialmente con negación porque la soledad es percibida socialmente como un fracaso y se dice a sí mismo(a): “no puede ser que haya dejado de quererme”, el primer pensamiento que cruza por su cabeza es que su pareja ha encontrado a otra persona y este solo pensamiento le rompe el corazón y puede cuestionarse a sí mismo preguntándose qué fue lo que hizo mal. La situación se complica si existe una dependencia hacia la pareja que se va de cualquier tipo: económica, emocional o física. Esta dependencia provocará que el miedo a quedarse a solas se convierta en pánico acompañado de la angustia de no saber como sobrevivirá y se rodeará de fantasías negativas acerca del futuro que le espera porque “el amor de su vida” le está dejando.

Quien atraviesa por una situación de este tipo debe evitar aferrarse a la negación, o a la fantasía de que quien se fue regresará algún día y aceptar que por mucho que haya amado a quien se fue no regresará, que “vale más estar solo que mal acompañado” y que existen más posibilidades de encontrar a otro ser humano con quien pueda iniciar una nueva relación de pareja, o aceptar que quedarse solo o sola representa una mejor alternativa que mantener el apego emocional a quien ya no quiere estar a su lado.

Para los que observan desde afuera el sufrimiento de quien atraviesa por una separación amorosa, podrán ver que la persona abandonada tiene las herramientas para superar la ruptura y rehacer su vida, pero dicha persona se encuentra en estado vulnerable, rodeada de inseguridad porque el mundo que tenía se vino abajo, se siente impotente para hacer algo que mitigue el dolor y tiene la falsa idea de que nunca volverá a encontrar el amor, como si el amor fuera algo externo a la persona que sufre .

Desde esa perspectiva la separación de la pareja y la muerte son cómplices ya que la primera es la precursora y símbolo de la última y en ese sentido “estudiar la separación amorosa significa estudiar la presencia de la muerte en nuestras vidas”(5), sólo quien ha sufrido en carne propia una ruptura amorosa puede saber la intensidad del sufrimiento que ésta provoca y por estas razones llama la atención que la separación de los amantes se torne como algo trivial y no llame la atención de los científicos sociales.

La realidad es cruel y las estadísticas indican que los divorcios y separaciones de pareja se están convirtiendo en la regla y no la excepción, lo lamentable es que, de la misma forma que una gran mayoría no se prepara para construir un relación de pareja, tampoco se está preparado para separarse de su pareja y vivir solo, porque tienen la errónea concepción de que el divorcio es un fracaso y experimentan sentimientos de culpa.

De la misma forma que estar viudo no significa ser responsable de la muerte de su pareja, estar divorciado tampoco significa haber fracasado en el amor, porque como toda vivencia, la experiencia de haber estado en pareja nos debe dejar un aprendizaje que debemos retomar para crecer como persona. En el contexto de una sociedad patriarcal impregnada de una fuerte cultura machista, no sorprende que el mayor número de personas que sufren decepciones amorosas y se encuentran en estado de soledad, sean mujeres. Pero no debemos menospreciar el hecho de que también existe un número importante de hombres que han sufrido rupturas amorosas de parte de mujeres que utilizan su sexualidad para atraer hombres con la intención de despojarlos de sus posesiones sin importar destrozarles sus corazones.
En base a estas experiencias que son compartidas por una gran cantidad de personas, debemos decir de manera clara que antes de iniciar una relación de pareja es de gran importancia haber desarrollado un autoconocimiento y un amor propio, de tal forma que dentro de los motivos para buscar pareja no se incluya el deseo de no estar solo, pero sobre todo, ambos miembros de la pareja deben clarificar su “contrato psicológico” desde el inicio de su relación, para que sepan que espera la otra parte del comportamiento de uno mismo.

En mi experiencia profesional como psicólogo, pude comprobar la veracidad e importancia de clarificar las expectativas mutuas antes de contraer matrimonio. A fines de los años noventa, colaboré como asesor externo con el Consejo Estatal de Población del Gobierno del Estado de Sonora en México y parte de mis funciones fue diseñar un taller de educación en sexualidad humana que se impuso como requisito obligatorio para todas las personas que se presentaban en el Registro civil para contraer matrimonio.

Este taller tenía una duración de 12 horas y era eminentemente práctico, con unas cuantas miniconferencias y varios ejercicios grupales, dentro de los cuales destacaba la respuesta individual a un “cuestionario matrimonial”, que después era discutido entre la pareja que deseaba casarse. Este instrumento contenía varias preguntas acerca de qué es lo ¿Qué esperaban al cambiar sus vidas y vivir en pareja con otra persona?, ¿trabajarían ambos miembros de la pareja?, ¿Cómo dividirían los ingresos?,¿cómo repartirían las tareas domésticas?, ¿Cómo contemplaban pasar su tiempo libre?, ¿mantendrían su actual círculo de amistades?, ¿saldrían solas con sus amistades una vez casados?, etc.

Lamento decir que me tocó presenciar discusiones entre los aspirantes a casarse que al no coincidir en sus expectativas terminaban por decidir cancelar su matrimonio, sin importar que ya tenían fecha de boda, local rentado e invitaciones enviadas a amistades y familiares. Afortunadamente, fueron casos excepcionales porque el resto de los participantes no solo terminaron el curso y con la presentación de la constancia pudieron legalizar su matrimonio, sino que las vivencias del taller les permitieron conocerse a profundidad y fortalecer el vínculo amoroso. Por eso es muy importante discutir un “contrato psicológico” al inicio de la relación de pareja en el cual expliciten las expectativas que tiene cada integrante y de esta forma tengan conocimiento previo de lo que espera la otra parte del comportamiento de cada cual.

Parte del aprendizaje de los tiempos que estamos viviendo están enfocados a desarrollar nuevos comportamientos que nos permitan superar obstáculos y mejorar como personas de tal forma que la experiencia de separarse de la pareja no representa una condena a vivir en soledad, sino que podemos usar esa experiencia canalizando el dolor de forma productiva. En la industria musical existen una infinita cantidad de canciones que fueron escritas por sus autores mientras pasaban intensos momentos de dolor provocados por una decepción amorosa.

Lo mismo puede decirse en el campo de la literatura, hay obras que fueron escritas por autores que sufrieron decepciones amorosas, todos hemos escuchado la expresión “el amor está en el aire” y el amor que podemos constatar escuchando, leyendo u observando no siempre es el amor correspondido. Esa fue la razón por la que Erich Fromm escribió la frase “el amor es la fuerza que mueve al mundo”, quizá en este año 2025, ya no sea la principal fuerza que mueve al mundo porque las guerras están presentes en el horizonte global, hay amenaza de guerra mundial, la ultraderecha ha conquistado el poder impulsando un discurso de odio, pero el amor todavía sigue siendo la principal fuerza que impulsa nuestras vidas, ya sea para encontrar una pareja sin buscarla, para defender a nuestra familia, o a nuestras propias vidas al luchar por nuestros derechos.

El asunto es que la soledad que se observa como una pandemia que se extiende cada día en nuestro mundo, puede vivirse de tal forma que termine resultando ser una fuente de crecimiento como persona, porque nos ayuda a aprender de la experiencia para revalorarnos, a ver a los otros con mayor objetividad y sobre todo nos permite empezar a aprender a estar con uno mismo sin compañía. Por esa razón debemos percibir la soledad desde otra perspectiva, ya no como algo amenazante, sino como un estado temporal que nos permite ayudarnos a aumentar nuestro autoconocimiento, que vivir solos tienen sus ventajas porque permite reflexionar sobre la vida que estamos teniendo y el futuro que podemos construir con nuestro propio esfuerzo, nos ayuda a responsabilizarnos de las decisiones que tomamos y lo más importante es que nos permite construir una independencia emocional.


Después de la ruptura debe pasarse un duelo y es muy importante evitar caer en el refrán de que “un clavo saca otro clavo”, no se debe intentar superar el dolor y dejar atrás la soledad iniciando una relación de pareja con otra persona, no es ético, representa un acto deshonesto y demuestra que no estamos aprendiendo de la experiencia previa. El tiempo que dure el duelo lo marca cada persona, no hay una duración promedio, pero lo recomendable es estar bien consigo mismo antes de pensar en construir una nueva relación de pareja.

Todos tenemos derecho a segundas oportunidades y quien aprendió de la experiencia de amar, atravesar por un divorcio o separación amorosa y a estar solo(a), ha desarrollado su capacidad para amar en toda su plenitud y debe estar consciente que pronto dejará atrás la soledad haber aprendido a estar solo, genera una seguridad interna, una estabilidad emocional que funciona como un imán porque nada es mas atractivo a los ojos de los demás que una persona que muestra seguridad en sí mismo.

Mientras se tenga suficiente autoconocimiento de nuestro potencia humano y un alto nivel de autoaceptación, el dolor de la separación desaparecerá más temprano que tarde para dar lugar a una nueva sensación de fortaleza interior porque la experiencia de la relación de pareja ayudó a reencontrarse a uno mismo(a), de tal forma que la sensación de que “algo nos falta” quedará atrás al haber encontrado la paz interior porque nos hemos transformado y reconstruido con el aprendizaje obtenido.

La soledad nos enseña una lección muy importante: el primer amor en nuestras vidas, debe ser el amor propio, cuando hemos aprendido a amarnos a nosotros mismos habremos desarrollado la capacidad de amar nuevamente, porque el amor se puede ejemplificar con las instrucciones que dan las azafatas antes de despegar el avión: “En caso de turbulencia, primero póngase usted la mascarilla de oxígeno para que esté en condiciones de ayudar a los demás”. Antes de amar a otra persona, debemos amarnos a nosotros mismos. 

Después de sufrir una decepción amorosa llegará el punto en el cual el dolor desaparece y podemos estar solos sin sentir soledad, de tal forma que esa experiencia de perder “el amor de nuestra vida” llega a ser percibida como una experiencia temporal en la línea de tiempo en nuestras vidas, que ya pertenece al pasado porque la dejamos atrás cuando seguimos con nuestras vidas en forma individual, ya que vida continúa y haber sufrido esa experiencia tiene su lado positivo porque nos permitió revalorar lo que tenemos y lo más preciado de lo que tenemos somos nosotros mismos, nuestra autoconfianza que nos permite hacer planes a futuro, nos ayuda a tener estabilidad emocional y a recuperar nuestra sonrisa que vuelve en forma natural y auténtica cuando se recupere la confianza en uno mismo.

En este punto hemos llegado a comprender y a reconocer que lo que se espera encontrar en una pareja, tanto en su aspecto exterior (pulcritud, prolijidad atractivo físico)como en su interior (amor, confianza, honestidad, seguridad, apoyo, comprensión, placer, protección, etc.), es algo que debe encontrar primero en sí mismo porque como dijo Carl Jung: "Su visión se aclarará solamente cuando usted puede mirar en su propio corazón. Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta" (6)

En el contexto de la sociedad líquida hemos llegado a un punto en el cual los divorcios se presentan con tal frecuencia que se les considera como algo tan común y normal como los matrimonios, aún cuando los mismos provoquen gran dolor, tragedia. Para quien atraviesa por esta experiencia debe confiar en que el dolor que experimenta es temporal y que es debido a que existía un desequilibrio afectivo en la pareja, que consistía en sobrevalorar a quien se fue y subordinarse a sí mismo para enaltecer la figura de la pareja. Lo extraordinario no era la persona que amó, sino el amor y la energía especial que surgió dentro de quien sufre la pérdida, que volcó en la persona ausente y esa percepción construyó una conexión que le hizo parecer que la pareja ausente era alguien muy especial.

Dicen que el amor es ciego y esto se debe a que el amor impulsa a magnificar las cualidades de la pareja y a minimizar aquellos posibles defectos, las demás personas pueden ver a simple vista los defectos del objeto de nuestro amor, pero nuestros sentimientos nos impiden percibirlos. Pero cuando el vínculo emocional se rompe y después del dolor intenso empieza a ver con mayor claridad sin el velo que construye las emociones intensas que nublan la perspectiva durante la fase del enamoramiento.

Es entonces cuando la soledad que se experimenta después de la ruptura amorosa puede desaparecer, porque es el momento cuando se comprende que no es que la persona ausente fuera excepcional, sino que fue idealizada por quien la amó con gran intensidad y lo que era especial en realidad fue el vínculo construido en base a la percepción de quien sufre la pérdida porque amó de forma genuina y con gran entrega, de tal forma que elevó su persona a tal altura que llegó al nivel en el que el amor es definido como la fusión de identidades de dos personas en una sola. (7)

Si el amor no fue correspondido y se llegó al punto de la ruptura, debe concebirse la experiencia de haber vivido en pareja y su posterior ruptura como un aprendizaje que nos prepara para crecer emocionalmente, nos ayuda a aumentar la comprensión de nuestra autoestima y a reconocer que se tiene una enorme capacidad para amar que puede convertirse en una fuerza capaz de convertir algo ordinario en algo extraordinario.

Una ruptura sentimental abre un nuevo espacio que es la soledad, en el marco de un mundo que sobrevalora la vida en pareja, estar solo o sola se convierte en un acto de fortaleza emocional y de conexión personal. Con la adopción de este enfoque, la soledad no se ve como un castigo, sino como una oportunidad, deja de ser sinónimo de castigo o de fracaso para conceptualizarse como una etapa valiosa para redescubrir quien se es fuera del vínculo amoroso.

Permite sanar heridas emocionales, tanto las que provocó la ruptura, como las que se venían arrastrando previamente, pero sobre todo, la soledad permite fortalecer el vínculo más importante que es el que se tiene con uno mismo. Aprender a estar solo después de una ruptura no es fácil, en realidad es un proceso doloroso, pero es un proceso que conduce a sanar, a reconstruir la identidad individual y estar en condiciones de elegir con mayor libertad (8).

Ser poseedor de esta capacidad debe brindarnos autoconfianza y seguridad en nosotros mismos porque el aprendizaje obtenido de la ruptura de pareja permite tener conocimiento de poder dirigir esa energía y potencial afectivo para llevar esa luz a la vida de otra persona que aprecien y valoren realmente esa capacidad de amar, con la cual pueda iniciar una nueva relación de pareja que tendrá más posibilidades de éxito porque el dolor experimentado permitió un crecimiento que proporciona una mayor claridad sobre sí mismo y sobre lo que realmente es importante en la construcción de una relación de pareja, donde debe existir un equilibrio afectivo y mismo nivel de compromiso en el aprendizaje mutuo y en la construcción de la identidad de pareja.

Hoy en día existen miles de personas que viven solas, ya sea por por motivos de viudez, por haberse divorciado, por no haberse casado o por simple elección personal. Por esas razones debemos normalizar que fechas especiales como navidad, noche de fin de año, día del amor, día de la madre, día del padre, algunas personas quieran disfrutar de su soledad y no estigmatizarlos o compadecerlos por estar solos, porque un gran porcentaje se encuentra en un estado de soledad deseado, ¿Habremos llegado a los tiempos en los que la idea predominante de que todos debemos tener pareja deba ser superada como se hizo con aquella idea de que todas las mujeres deben casarse antes de cumplir los 30 años, o de que las mujeres deben llegar vírgenes al matrimonio?

Lo que en realidad está sucediendo es que está cambiando el paradigma de las relaciones de pareja, a un punto en el cual la pareja ya no es percibida como una obligación que imponen las presiones sociales, sino que surge una nueva forma de percibirla más como una opción que es el resultado de una decisión individual, porque en última instancia quien vive con la pareja no son los familiares, ni los vecinos o compañeros de trabajo, sino la persona que la elige.

La independencia económica lograda por las mujeres, la superación de la idea de que el destino de las mujeres era contraer matrimonio y ser madre, para dar lugar a nuevas metas educativas o laborales, la experiencia de vivir solos por parte de hombres como mujeres y el rechazo a relaciones tóxicas por experiencias previas, han provocado que muchas personas decidan vivir sin pareja, haciendo valer la premisa “mejor solos que mal acompañados” y surge una nueva tendencia a mantener una relación íntima y comprometida pero eligen vivir en domicilios separados (9).

El fenómeno de la soltería elegida parece expandirse con gran rapidez, pero no es una decisión permanente porque siempre está presente la posibilidad de que surja un nuevo enamoramiento y el enamoramiento no es un proceso racional puede convertirse en “una locura de dos”. Lo cierto es que la soledad ha perdido su connotación negativa y puede ser concebida como una estado deseable que nos permite tener una reflexión profunda y la experiencia de la ruptura amorosa se convierte en fuente de aprendizaje que nos enseña a reflexionar profundamente antes de iniciar una relación de pareja, a evitar dejarse llevar por el impulso de la atracción física y conocer previamente a la persona que estamos eligiendo como compañeras de vida, porque “caras vemos, mentes desconocemos”.

La belleza física es deseable, pero no resiste el paso del tiempo, si la pareja sobrevalora su aspecto físico, hipervalora lo material, lo más probable es que su motivación sea basada en un amor líquido y no en un sentimiento de amor auténtico que no resistirá el paso de la etapa de idealización y no se comprometerá a construir un amor más sólido, duradero y de carácter permanente que permite un crecimiento constante de ambos miembros de la pareja y resista el paso del tiempo.

El aumento de la soledad provocada por rupturas amorosas ha permitido ver que la soledad no es tan mala como nos enseñaron, que se puede estar viviendo en estado de soledad sin sentirse solos(as), que existe una soledad deseada y debemos respetar esa decisión. 

Los tiempos están cambiando y hoy estamos en un momento histórico en el cual se está presentando una redefinición del significado de estar en pareja, una reconceptualización del amor como resultado de una construcción social del mismo por parte de ambos miembros de la pareja y al mismo tiempo se está impulsando la construcción de un nuevo paradigma en la construcción de futuras relaciones de pareja, un paradigma que rechaza los estereotipos sexuales, que no acepta presiones sociales y permite la creación de un vínculo de colaboración, no de dependencia o competencia.


1.- Mas relaciones ocasionales, menos presiones y cuidados bajo la lupa hoy. Navarra, Gabriela. Periódico La Nación

https://www.lanacion.com.ar/sociedad/mas-relaciones-ocasionales-menos-presiones-y-cuidados-bajo-la-lupa-asi-es-la-iniciacion-sexual-hoy-nid19102022/

2.- Amor líquido. Sobre la fragilidad de los vínculos humanos Zygmunt, Bauman.

Fondo de Cultura Económica. México, 2017

https://proassetspdlcom.cdnstatics2.com/usuaris/libros_contenido/arxius/38/37846_Amor_liquido.pdf

3.- El siglo de la soledad. Hertz, Noreena. Editorial Paidós. Ciudad de México, 2022

https://www.youtube.com/watch?v=ACuqAwlcOlc&ab_channel=ClaudioAlvarezTeran

4.- Ruptura de pareja: Miedo a la soledad y al abandono. Martínez Gómez, Luis Fernando

https://gestaltsinfronteras.com/2011/03/11/ruptura-de-pareja-miedo-a-la-soledad-y-al-abandono/

5- La separación de los amantes. Caruso, Igor Siglo XXI

https://books.google.hn/books?id=qTqBh86jIq0C&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false

6- Quince poderosas afirmaciones de Carl Jung sobre la condición humana

https://culturainquieta.com/pensamiento/quince-poderosas-afirmaciones-de-carl-jung-sobre-la-condicion-humana/

7.- Tesis profesional. Consideraciones sobre la problemática sexual juvenil. Yescas, Oscar. 1984

https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/consideraciones-sobre-la-problematica.html

8.- Soltería elegida: por qué muchas mujeres prefieren vivir solas y no en pareja, tengan o no una relación sentimental. Aminie Filippi

https://www.telva.com/bienestar/psicologia/2025/02/15/67af2abe02136e249a8b4581.html

9.- Estar sola tras una ruptura tiene su punto y te reequilibra. Jiménez, Pilar

https://www.telva.com/bienestar/relaciones/2023/06/18/648b3b4902136eb8648b4603.html

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