sábado, 5 de febrero de 2022

 

La deshumanización en la política

(el caso de la lucha de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo)

Oscar Yescas Domínguez

05 de febrero del 2,022

 

Si sólo la desgracia te sensibiliza, entonces la desgracia será tu Maestro.

Si sólo ante la carencia pones fin a tu arrogancia, entonces será la carencia tu Maestro.

Si sólo la enfermedad detiene una vida de abuso, entonces será la enfermedad tu Maestro.

Si sólo ante la tragedia te solidarizas, entonces será la tragedia tu Maestro.

Y solo cuando seas sensible, humilde, sencillo y solidario, sin necesidad de vivir la desgracia, la carencia, la enfermedad y la tragedia, entonces TÚ serás El Maestro. Herman Hesse


Cuando se avecina un frente frío y bajan las temperaturas a tal grado que es insoportable estar a la intemperie, por lo regular buscamos refugio en el interior de nuestras casas y dejamos de preocuparnos de la inclemencia del frío. Lo mismo sucede si sufrimos una oleada de extenuante calor o cuando se presenta una fuerte tormenta en los lugares donde vivimos, simplemente nos refugiamos y una vez resuelto el problema, en ningún momento atraviesa por nuestras mentes un pensamiento acerca del sufrimiento por el que atraviesan otras personas que no tienen los mismos privilegios que nosotros disfrutamos y si acaso llega a cruzarse un pensamiento relacionado con ese contenido, simplemente lo alejamos de nuestras mentes bajo el argumento de que “no es asunto nuestro”.

Algo parecido sucede con la actitud que asumimos ante la violencia institucional de la que son objeto las personas que pertenecen a una inmensa mayoría marginada en la sociedad en la que vivimos, la cual se caracteriza por la existencia de una enorme desigualdad social que afecta la calidad de vida de una inmensa mayoría de la población que vive en condiciones de pobreza y marginación social, mientras que por otro lado, un porcentaje reducido de la misma sociedad disfruta de una vida de abundancia, hiperconsumo y derroche de recursos.

La ideología individualista en la que nos han formado las diferentes instancias que participan en el proceso de socialización que nos ayuda a construir nuestra personalidad psicosocial, provoca que la reacción generalizada de la mayoría de la población hacia el padecimiento o sufrimiento de otras personas sea de una actitud de indiferencia e insensibilidad social.

Esto sucede aún cuando seamos testigos de primera mano de alguna de las múltiples injusticias que suelen cometerse en contra de personas vulnerables, realizadas por personas que están conectados al poder económico o poder político, quienes cometen actos de corrupción violando el Estado de Derecho sin recibir consecuencia alguna, porque están cubiertos por el manto de la impunidad, ya que las instituciones responsables de procuración de justicia, de defensa de derechos humanos o de lucha contra la corrupción, están involucradas en esa corrupción, están bajo control realizando actos de simulación, o se encuentran debilitadas o incapaces de acción alguna por un constante adelgazamiento del Estado, que es provocado por la implementación de políticas neoliberales que buscan eliminar derechos laborales para privatizar los servicios públicos y garantizar que el poder económico obtenga mayores ganancias económicas sin importar que sea a costa de un mayor sufrimiento de la población.

Hemos llegado a un punto en nuestras vidas en el cual el control ideológico que han logrado con nuestras mentes quienes están en el pináculo del poder económico y político, que conduce a una gran cantidad de personas a aceptar como “algo normal” la existencia de pobres y ricos, a creer que la corrupción es algo inevitable en nuestra sociedad, a aceptar el enriquecimiento de los políticos, o la falta de castigo a quienes desvían recursos públicos cuando “trabajan” como servidores públicos, a aceptar la imposibilidad de cambiar de modelo económico y social porque el capitalismo “es la máxima forma de organización social a la que puede llegar la humanidad”.

En casos extremos, algunas personas llegan a aceptar con convicción que los pobres son pobres porque quieren, porque “oportunidades todos las tenemos”, sin percatarse de que vivimos en un sistema excluyente en el cual la corrupción es estructural y en el que la meritocracia no existe. El sistema social en el que vivimos funciona a través de la explotación humana realizada por otros humanos, que han perdido su condición humana ya que se muestran insensibles al sufrimiento ajeno, tratan a los demás como números, objetos, como si no fueran seres humanos y utilizan su participación en política para realizar actos que van en contra de la naturaleza humana.

Esta desigualdad que impera en nuestra sociedad se manifiesta principalmente a través de una crisis económica que aumenta la pobreza en millones de personas, mientras que un pequeño porcentaje se hace más rico cada día, por lo cual puede afirmarse que la crisis no es pareja, porque mientras unos sufren perdiendo capacidad adquisitiva al grado de llegar a un estado de ser “consumidores defectuosos” y estar por ello en un estado de marginación social, por otro lado, unos cuantos se aumentan sus riquezas en la medida que aumenta la pobreza en otras personas.

Esta crisis económica divide a los trabajadores organizados en sindicatos que cuentan con prestaciones y contratos colectivos, de aquellos trabajadores que laboran en base a contratos individuales y pasan largas jornadas con sueldos miserables, sin contar con prestaciones sociales, provoca daños a la salud física y mental a quienes no tienen empleo y sobreviven a través del subempleo.

De esta manera, inmersos en nuestra problemática personal, se llega a pensar que la vida que tenemos es nuestro destino y la obediencia, conformidad y sumisión nos conducen a pensar que las injusticias que padecen otras personas, es algo que no nos concierne y mientras no se afecte aún más nuestra calidad de vida, no reaccionamos aún cuando las injusticias ocurran frente a nuestros ojos. Está comprobado una y mil veces que la mayoría de las personas muestra una gran insensibilidad social ante las injusticias y sólo reaccionan ante ellas cuando son golpeados en forma directa, mientras no sean víctimas de injusticias, no se movilizan y se limitan a guardar un prudente silencio cuando ven que otros son víctimas de actos de corrupción, cuando los derechos humanos de otras personas son violados o cuando son objeto de graves injusticias.

El grado de deshumanización e insensibilidad social al que hemos llegado como sociedad lo han intentado explicar diferentes pensadores sociales, filósofos, sociólogos, psicólogos sociales, etc. De manera particular, me parece importante retomar la forma como explica esta indiferencia social el brillante sociólogo polaco Zygmunt Bauman en su libro Ceguera moral cuando aporta el término “adiaforización” el cual nos explica que consiste en el acto de situar actos humanos fuera del universo de obligaciones morales, es decir, la tendencia que presenta una gran mayoría de la población que se muestra como una incapacidad para distinguir lo que es bueno o malo, lo que es correcto o incorrecto, lo que es aceptable de lo inaceptable socialmente, lo que es justo de lo que es injusto, lo que es moral de lo que es inmoral. Es un comportamiento colectivo en el cual la ausencia de la Ética como guía del comportamiento humano es evidente en el comportamiento social y que permite que sigan cometiéndose injusticias, porque junto a la ausencia de una Ética moral, se encuentra la ausencia de una crítica social de la sociedad en que vivimos.

En la educación que recibimos en casa y en el sistema educativo informal siempre nos enseñaron que lo correcto es decir la verdad, que mentir es socialmente inaceptable, que es mejor ser honrados, respetar la palabra empeñada y cumplir las promesas que hagamos para mantener nuestra dignidad, vivir con respeto y en armonía con quienes nos rodean y con la naturaleza. Pero sobre todas las cosas, nos enseñaron a respetar a las personas mayores de edad, especialmente a las personas de la tercera edad.

También nos educaron a identificar al ladrón o al delincuente asociándolo con una figura estereotipada de un individuo mal vestido, de rostro amenazante y mirada retadora, cuya sola presencia inspira temor. Pero la realidad nos ha enseñado que los verdaderos ladrones, delincuentes y criminales el día de hoy se dedican a la política como profesión y fuente de ingresos, trabajan en forma organizada, usan corbata y traje, están bien vestidos, siempre muestran un rostro sonriente, ofrecen dar ayuda para resolver nuestros, problemas y estrechan la mano de quien se atraviesa por su camino.

Podemos encontrar algunos de estos delincuentes han encontrado un negocio al dedicarse a “la política” y se dedican a ella basados en una motivación económica y no por tener vocación auténtica o por tener un verdadero compromiso social para ayudar a nuestras comunidades. Son rezagos de la forma de hacer política de décadas del prianismo, verdaderos dinosaurios con rostro nuevo pero que trabajan al estilo de la vieja escuela y luchan por llegar al poder y al llegar a él, lo usan para cometer actos de corrupción desviando presupuesto público para enriquecer sus cuentas bancarias.

Son los personajes que han prostituido la verdadera política concebida originalmente como forma de participación social en la solución colectiva de problemas sociales a través de una democracia participativa y la estrategia que usan para lograr sus objetivos es realizando alianzas con otros delincuentes ubicados en puestos claves que se asocian para beneficiarse económicamente a través de actos de corrupción, actuando como una verdadera delincuencia organizada.

Este tipo de personas no se tienta el corazón para robar dinero público destinado para compra de medicinas, equipo médico, pago a médicos especialistas, despensa para trabajadores o jubilados, etc. Utilizan la mentira y el engaño para cometer actos de corrupción y desviar el presupuesto público destinado a pagar prestaciones sociales y realización de obras públicas para enriquecer fortunas personales. La desviación de presupuesto público para beneficio personal son acciones equiparables a las acciones de un delincuente, porque están violando la ley, no están cumpliendo con su misión de servidores públicos y el servidor público que no atiende su misión de atender los problemas de la comunidad que representa, está cometiendo un doble delito, ante la ley penal y ante la Ley de servidores públicos. Podría decirse que están cometiendo un acto de traición al faltar a su palabra empeñada, al mentir, engañar y robar.

En ese marco conceptualizador podemos poner como un ejemplo de deshumanización de la política, la decisión tomada por el Presidente municipal de Hermosillo Antonio Astiazarán de quitarle sus derechos de salud y prestaciones sociales a los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo, eliminando prestaciones como ayuda para despensa, apoyo en gastos de cirugías mayores, apoyo para pago de energía eléctrica, apoyo en gastos funerarios, etc., esta acción representa un acto realmente inaceptable desde cualquier punto de vista, ya sea legal, ético, moral e inclusive legal, porque afecta a un grupo de personas de la tercera edad, son jubilados y dedicaron más de 30 años de sus vidas a engrandecer a la institución cuyo representante legal actual (Presidente Municipal) les da una puñalada por la espalda.

Aparentemente el Alcalde de la capital sonorense olvida que el estatus de jubilado se logra sólo después de haber laborado durante 30 años y son personas de la tercera edad que padecen enfermedades crónico-degenerativas y por esta situación son considerados como un grupo de vulnerabilidad social. La jubilación es una etapa a la que cualquier persona aspira llegar pero que desafortunadamente pocos logran obtener, es un derecho que debido a la implementación de políticas neoliberales está siendo violado por lo que las nuevas generaciones de trabajadores no la disfrutarán si siguen aceptando mutilaciones a sus contratos colectivos de trabajo, tan sólo basta ver a aquellos que logramos nuestra jubilación enfrentamos el día de hoy la incertidumbre de si continuaremos disfrutando del pago de nuestras pensiones.

El Presidente Municipal de Hermosillo, Sonora Jose Antonio Astiazarán, creó un problema cuando desde el mes de octubre toma la iniciativa de enviar al ISAF un convenio firmado entre el el Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo para “pedirle su opinión” acerca de su contenido y este organismo responde que las prestaciones como ayuda para despensa, apoyo para cirugías mayores, etc., sólo deberían ser para trabajadores activos, pero termina diciendo que es facultad del Ayuntamiento tiene la autonomía para decidir sobre el destino de sus recursos.

El 21 de diciembre del 2021, el Ayuntamiento firma un nuevo convenio con el Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento (cabe mencionar que los trabajadores del municipio de Hermosillo están divididos en tres sindicatos), en dicho documento se eliminan las prestaciones otorgadas a 1,462 jubilados y el Presidente municipal utiliza la mentira al decir que el ahorro obtenido con la eliminación del pago de estas prestaciones se invertiría “en pavimentación de las calles de Hermosillo”, una mentira ya conocida por la ciudadanía hermosillense.

Ante esta agresión a sus intereses económicos, los jubilados afectados se vieron en la necesidad de salir de sus casas en plena pandemia del covid, sin importarles el hecho de pertenecer a un grupo vulnerable de alto riesgo debido a su avanzada edad, salieron para defender sus derechos violados y en cuatro ocasiones solicitaron ser recibidos por el Presidente municipal, pero sus peticiones de audiencia fueron rechazadas de manera sistemática.

Ante esta cerrazón al diálogo, decidieron tomar el Palacio Municipal cerrando con cadenas y candados los accesos al edificio público en el que laboraron durante más de 30 años y permanecieron 9 días solicitando diálogo con la autoridad municipal. Durante este intervalo de tiempo quien dirige el Ayuntamiento de Hermosillo, cambió la versión de la motivación inicial de sus acciones cuando mencionó lo de la pavimentación de calles de Hermosillo, para afirmar ahora que “sólo estaba siguiendo indicaciones del ISAF al eliminar estas prestaciones que sólo deberían disfrutar los trabajadores activos”, miente nuevamente al omitir decir que este organismo finalizó su respuesta diciéndole que el Ayuntamiento tiene la autonomía para decidir si continuaba otorgando estas prestaciones a los jubilados o no, porque goza de autonomía en sus decisiones.

Después de nueve días de negativa al diálogo por el Alcalde de Hermosillo, en la madrugada del décimo día de toma de Palacio, policías uniformados se presentaron en horas de la madrugada para cumplir la orden de ingresar por la puerta trasera del Palacio rompiendo las cadenas, atravesar por dentro el edificio y desde la parte interior, romper las cadenas que mantenían cerradas la puerta principal. Los jubilados que hacían guardia no pusieron resistencia y evitaron una confrontación física con sus excompañeros de trabajo (porque en el grupo de jubilados se encuentran ex-policías, ex-bomberos, ex-trabajadores del servicio de limpia pública, etc), alejándose del lugar para continuar la lucha de una manera diferente sin violencia de por medio.

Durante el desalojo hubo la promesa de que al siguiente día el Presidente recibiría a una comisión de jubilados y con esa promesa se retiraron, pero nuevamente el Alcalde de Hermosillo mintió porque esa palabra se incumplió ya que se negó a recibirlos y hasta este momento (05 de febrero) continúa sin atenderlos.

Alguien podría decir que es una actitud extremista el tomar las oficinas de Palacio Municipal para exigir solución a sus demandas y podría tener razón, pero por otro lado, debería considerarse a los protagonistas de esta acción como lo que son, personas de la tercera edad, jubilados con bajas pensiones, a quienes se les eliminaron de un tajo prestaciones que para la mayoría de ellos podrían significar la diferencia entre la vida y la muerte, porque varios de ellos padecen enfermedades crónico-degenerativas, por lo que tienen que comprar de sus bolsillos varias medicinas, porque el Isssteson no ha regularizado al 100% el abasto de medicamentos.

Debemos tener presente que no es casualidad que los jubilados sean quienes están dando el ejemplo de luchar por la defensa de los derechos laborales, es el sector hacia quienes van dirigidos los golpes de las políticas neoliberales que intentan privatizar los servicios públicos y reducir la población de trabajadores organizados, porque son considerados como el sector más débil. Es una tendencia que se observa a nivel mundial en el contexto de la globalización, ya que podemos recordar la lucha de los jubilados en Grecia y en otros países por la defensa de sus derechos de jubilación.

Recordemos que a mediados del año pasado surgió el Movimiento 30 de julio conformado por jubilados del Isssteson que estaban siendo víctimas de actos de corrupción que dejaron en quiebra al Instituto las autoridades del gobierno estatal anterior y sufrieron un prolongado desabasto de medicamentos y el retraso en el pago de las pensiones.

Gracias a que centenares de derechohabientes del Isssteson se agruparon en el Movimiento 30 de julio y que se movilizaron en forma organizada y unida, lograron ser escuchados y ser atendidos por la autoridades del Gobierno anterior y del actual Gobierno encabezado por Alfonso Durazo, lograron aumentar el suministro de medicamentos, garantizar el pago oportuno de las pensiones, pero es necesario decir que todavía no se ha logrado al 100% de suministro de medicamentos y continúan los problemas en la atención de médicos especialistas, por lo que la lucha todavía continúa. Por otro lado, los jubilados telefonistas siguen en su lucha por evitar que les descuenten parte de sus pensiones para la compra de acciones de la empresa Tel-Mex y por la democratización de su sindicato y defensa de su Contrato Colectivo.

Los jubilados representan el eslabón más débil a los ojos de patrones, autoridades de gobierno, oligarquía empresarial y organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional, porque perciben a los jubilados como un gasto, un lastre que impide aumentar las ganancias de los integrantes del poder corporativo a nivel mundial. Pero esta percepción es totalmente equivocada porque a pesar de su edad avanzada y de padecer diversas enfermedades, los jubilados que se han visto forzados a salir a las calles a defender sus derechos que están siendo violados, han demostrado gran firmeza, valentía y combatividad en la lucha por la defensa de sus derechos.

Las personas que están participando en esta lucha por sus derechos, están realizando un verdadero aprendizaje social, ya que se están dando cuenta de que los partidos políticos que acuden en busca de sus votos en época de elecciones los están dejando solos en esta lucha, aquellos políticos que les pidieron sus votos y que hoy disfrutan de un puesto público, ni siquiera han hecho un pronunciamiento sobre la violación a sus derechos laborales y prestaciones sociales. En ese sentido cabría la pregunta: ¿Dónde están los diputados y Senadores de Morena en estos momentos?

También los han abandonado los dirigentes sindicales de la institución en la que entregaron más de treinta años de sus vidas, pero lo más grave es que quien debería actuar como un servidor público atendiendo los problemas de la comunidad, el Presidente municipal ya que es él quien causó este problema y hoy se niega a resolverlo porque sigue en su actitud de evitar reunirse con los jubilados que insisten en dialogar con él para lograr la recuperación de sus derechos.

Los jubilados que están en lucha están dejando de creer en los partidos políticos, su credibilidad en las figuras políticas que apoyaron para que llegaran al poder está decayendo, porque hoy ni siquiera voltean a verlos en la lucha por sus sobrevivencia y también están dejado de creer en los dirigentes de los sindicatos a los que pertenecieron, porque su dirigente firmó el convenio que desaparece sus derechos y prestaciones y la presencia de estos dirigentes brilla por su ausencia ante los reclamos de justicia y restauración de derechos violados. El Consejo social, sindical y permanente que agrupa dirigentes de varios sindicatos, nuevamente guarda un silencio cómplice, dejando solos a los jubilados en la lucha por la recuperación de sus derechos.

El panorama se complica aún más porque al interior del colectivo de trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo existe una gran división, porque al parecer existen tres sindicatos que los representan, ya que Salvador Díaz el Secretario General, abandonó su puesto para contender en las pasadas elecciones bajo el acuerdo de que si perdía en la contienda electoral, dejaría de ser secretario general, pero sucedió que perdió e incumplió su palabra recuperando su rol de Secretario General del Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo, por lo que quien lo sustituyó durante su ausencia, mostrando su inconformidad a la falta de respeto a su palabra por parte de Salvador Díaz está formando otro sindicato. Cada uno de ellos lucha por lograr la mayor representatividad y tener presencia legal, pero ninguno de ellos contempla apoyar a los jubilados que en estos momentos están sufriendo las consecuencias de la implementación de políticas neoliberales.

Con todas estas acciones, un político en funciones, el Presidente Municipal de Hermosillo, actúa de manera inhumana utilizando su poder para golpear a un grupo vulnerable como lo son los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo y muestra una gran insensibilidad social al ignorar que en lo que va del año, han fallecido cuatro jubilados de este grupo y por la firma de este nuevo convenio, sus familiares no pudieron utilizar la prestación de servicios funerarios y la obtención de un lote para sepultar sus cuerpos, lo cual aparte del dolor de perder a un ser querido, reciben un golpe a su economía familiar porque tuvieron que realizar la ceremonia fúnebre y sepelio en forma privada. ¿Cuántas muertes más se necesitarán para que el Presidente municipal de Hermosillo Jose Antonio Astiazarán de marcha atrás en la firma de este convenio en el cual no participaron aquellos que fueron los más afectados?

La deshumanización de la política se revela de manera grotesca en esta acción que realiza el Presidente municipal de Hermosillo, al negarles la condición de seres humanos a los trabajadores jubilados de la institución que preside, al darles un trato inhumano y verlos como entes improductivos, como un costo para la institución, como un lastre del cual puede deshacerse con la simple firma de un documento. Este tipo de acción recuerda el trato que se les da a los caballos de carrera que sufren una lesión y se les quita la vida para no seguir manteniéndolos porque ya no generarán ingresos y sólo representarán gastos innecesarios. ¿Es de esta forma como percibe Antonio Aztiazarán a los jubilados del Ayuntamiento que preside?

Con esta actuación podemos darnos una idea del tipo de político que tiene en sus manos el poder en el Ayuntamiento de Hermosillo y al ver que carece de sensibilidad social, que no muestra empatía alguna con los jubilados del Ayuntamiento, que incumple su palabra constantemente y gobierna de una forma cuestionable, podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué tipo de servidor público es?, ¿los trabajadores activos del Ayuntamiento permitirán este tipo de trato para sus compañeros jubilados, sabiendo que al obtener su jubilación recibirán el mismo trato?, ¿la ciudadanía permitirá estos atropellos de los derechos humanos y laborales de los jubilados de Hermosillo?

Por lo pronto algo es cierto, en la medida que reciben más golpes a sus derechos laborales y prestaciones sociales, los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo encuentran un nuevo motivo para seguir viviendo, una motivación para luchar por la recuperación de sus derechos y no dejar desprotegidas a sus familias. La dignidad (algo que parece no conocer Antonio Aztiazarán), funciona como una fuente de energía para revitalizar a estos cuerpos desgastados por el tiempo y el trabajo duro, para levantarlos y dar el ejemplo a sí mismos, a sus familiares y a la ciudadanía hermosillense, de que vale más morir luchando de pie que vivir de rodillas.

Los jubilados están despertando con estos golpes y reaccionan asumiendo un rol de sujetos políticos que reclaman no sólo la recuperación de sus derechos, sino que también nos dicen que siguen existiendo, que son seres humanos porque después de toda una vida de trabajo lo menos que esperan es recibir respeto, un trato digno y el derecho a disfrutar los últimos años de sus vidas de los derechos laborales y prestaciones sociales a las que legalmente tienen derecho.

La ciudadanía hermosillense no es ajena a esta lucha porque quien la inició, tiene el poder para realizar otras acciones que afectarán los intereses de los ciudadanos de la capital sonorense. Lo estamos viendo con el intento invertir dinero público con inversión privada, cuando después de varias jornadas de limpieza y recuperación de espacios públicos por parte de ciudadanos que realizaron trabajo voluntario, ahora intenta implementar el cobro para acceder a los parques públicos de esta ciudad.

La democracia participativa no es un discurso que se usa sólo en período de elecciones, es una realidad que podemos concretar los ciudadanos al aumentar nuestra participación social en los asuntos de interés público y en este caso es de interés de la ciudadanía hermosillense decidir si aceptamos este tipo de gobierno que se muestra sordo ante los reclamos de injusticia y actúa usando la mentira, el engaño y recursos municipales en contra de la ciudadanía hermosillense, o si nos decidimos por exigir la revocación del mandato de esta persona que a sólo meses de haber tomado posesión de la Presidencia de Hermosillo, gobierna en forma autoritaria y da un trato despectivo a personas de la tercera edad, sin mostrar reacción alguna ante el fallecimiento de 4 jubilados a quienes despojó de sus derechos y con ello muestra un lado deshumanizante de la forma de hacer política.


1 comentario:

  1. Muy de acuerdo con usted Oscar. Hay que apoyar a nuestros compañeros jubilados del Ayuntamiento y promover la revocación de mandato del peor Presidente Municipal que hemos tenido la desgracia de tener. Es una persona de lo peor que utiliza el abuso de poder contra las personas más necesitadas. Me encanta su forma de escribir

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