¿Juicio a ex-Presidentes en México?

Oscar Yescas Domínguez

28 de julio de 2,021

¿Qué tiempos vivimos en los que hay necesidad de argumentar a favor de lo que una inmensa mayoría de mexicanos hemos estado esperando desde hace tres años? Un factor clave para que se diera el triunfo de Morena y Andrés Manuel López Obrador en el 2,018, fue un hartazgo generalizado de la población por la enorme corrupción que se observaba en las instituciones gubernamentales, el gran número de injusticias cometidas por quienes abusaron del poder y la enorme impunidad que frenaba los reclamos de justicia. Pero junto a esa enorme expresión de inconformidad iba la expectativa de castigar a quienes cometieron delitos amparados en el cargo de poder que ocuparon en su momento.

Los excesos de corrupción durante el sexenio de Enrique Peña Nieto fueron la riada que desbordó el enorme caudal de descontento popular, que se expresó en los millones de votos a favor de Morena, muchos de los cuales fueron “votos de castigo” para el prianismo, pero que llevaban implícito la demanda de cambiar de gobierno para que los cupables de la crisis en la que se encontraba inmerso el pueblo mexicano fueran sometidos a juicio.

Millones de mexicanos esperábamos que el nuevo gobierno encabezado por AMLO procediera de inmediato a proceder a investigar y enjuiciar a Enrique Peña Nieto, porque existían todos los elementos que mostraban una innegable corrupción, desvío de recursos públicos para enriquecer fortunas personales (tan sólo recordemos el delito de robo que cometieron al vaciar la residencia de Los Pinos llevándose valiosas piezas de arte, mobiliario fino y llegaron al extremo de robar cucharas y tenedores de la cocina presidencial.

Andrés Manuel López Obrador empezó gobernando con el pie derecho cumpliendo las promesas que hizo durante su campaña electoral, lo cual provocó que los niveles de su popularidad se incrementaran obteniendo un reconocimiento nacional e internacional. Varias fueron las acciones de combate a la corrupción que demostraban que el cambio era en serio, una serie de programas gubernamentales que beneficiaban a los sectores más desprotegidos, confirmaban que nos encontrábamos con un gobierno que estaba marcando una gran diferencia con respecto a la forma de gobernar de los ex-Presidentes del Prianismo.

Pero seguía latente la demanda de castigo a los ex-Presidentes y pasaron tres años sin dar un paso en ese camino, tiempo durante el cual algunos llegaron a dudar acerca de la posibilidad de que se les enjuiciara, pagaran los delitos cometidos y sus riquezas mal habidas fueran decomisadas. Muchos no entendíamos porqué no se procedía, si cada día se encontraban nuevos casos de corrupción con negocios multimillonarios que sacaban a relucir la responsabilidad de los ex-Presidentes en el despojo de los recursos de nuestro país por el capital privado nacional y extranjero, la desviación de recursos públicos y el empobrecimiento de millones de mexicanos.

Dentro de la nueva forma de gobernar de AMLO se introdujo la figura de la consulta popular como base para tomar decisiones de gran relevancia nacional y antes de que AMLO tomara el poder Presidencial, el equipo de transición realizó la primera consulta nacional para decidir si continuaban las acciones para construir un nuevo aeropuerto en la ciudad de México, consulta que tuvo una gran participación ciudadana durante los días del 25 al 28 de octubre del 2,018.

La consulta fue organizada por un consejo ciudadano conformado por académicos y organizaciones, entre ellas la Fundación Arturo Rosenblueth, la cual se hizo cargo del conteo de los votos. El costo del ejercicio fue de 1.5 millones de pesos y se financió con aportaciones voluntarias de los legisladores federales de Morena. Gracias a esa consulta se detuvo la construcción del nuevo aeropuerto porque una amplia mayoría de votantes rechazó construir ese nuevo aeropuerto que era uno de los grandes proyectos de Enrique Peña Nieto y representaba una inversión multimillonaria.

Los escándalos de corrupción descubiertos en el gobierno de AMLO han sido varios y de tal magnitud que han sorprendido a la ciudadanía mexicana que ignoraba la magnitud y cuantía de los diferentes casos de corrupción, porque ésta se convirtió en un problema estructural, llegando a invadir las diferentes instituciones gubernamentales del Estado mexicano.

En esas condiciones se entiende ahora la tardanza en proceder en contra de los ex-Presidentes porque ellos todavía conservan parte del poder ya que hay numerosos funcionarios públicos y políticos que estuvieron ligados a diferentes actos de corrupción y las condiciones no se prestaban para que se tuviera una confrontación directa contra quienes conservan un poder económico que pueden utilizar para provocar desestabilización social.

Desde una perspectiva organizacional, AMLO está dando una lección de liderazgo democrático al promover la consulta nacional porque representa un ejercicio de democracia participativa que tiene un fundamento teórico. Veamos la consulta nacional como un proceso de toma de decisiones en el contexto de una organización que es el Gobierno mexicano, dentro de las organizaciones, el proceso de toma de decisiones es parte de su funcionamiento y se pueden identificar tres tipos de decisiones al interior de las mismas, que son las siguientes:

Primer caso: El ejecutivo o jefe tiene que resolver un problema y toma la decisión por su cuenta utilizando sólo la información que él posee, procede a informarle a su equipo de trabajo el tipo de decisión tomada y da instrucciones de que se proceda a ejecutarla.

Segundo caso: El ejecutivo o jefe tiene que resolver un problema, reúne a su equipo de trabajo, les plantea el problema y les pide que compartan sus opiniones acerca de cómo resolver el problema. El Ejecutivo, los observa, escucha y después sale de la reunión y toma la decisión para resolver el problema que puede reflejar o no la opinión de sus colaboradores.

Tercer caso: El ejecutivo o jefe tiene un problema, reúne a su equipo de trabajo, les plantea el problema y les pide que encuentren la solución al mismo en forma unánime y bajo consenso. El Ejecutivo escucha y observa la discusión grupal y una vez que el grupo de colaboradores llega a un acuerdo grupal acerca de cómo resolver el problema, sale de la reunión y toma la decisión que el grupo de colaboradores consideró como la más acertada, actuando como un ejecutor de la decisión tomada por el grupo.

La consulta nacional también puede verse bajo una perspectiva motivacional en e sentido de la famosa Teoría Y de Douglas McGregor, quien afirmó que “ a mayor participación de los miembros de una organización en la toma de decisiones relevantes, generará mayor satisfacción y esto se reflejará en un aumento en la producción de la organización, porque sus integrantes se sienten “tomados en cuenta” y ven esa decisión como suya propia y se comprometen a lograr su cometido”.

Las fuerzas de oposición intentan desacreditar el ejercicio de consulta popular que representa la consulta nacional de este primero de agosto para decidir si se enjuicia o no a los ex-Presidentes y otros funcionarios, lo cual es de esperarse porque no quieren que se investiguen los innumerables actos de corrupción en los que participaron y tampoco desean que la población mexicana se empodere al participar en la consulta nacional, porque se institucionalizará la figura de la consulta popular y con el voto masivo aumentan las posibilidades de terminar con la impunidad hasta ahora vigente en múltiples casos.

Argumentan que es un desperdicio de dinero, pero su óptica es limitada y malintencionada porque promover la democracia participativa no tiene precio porque nos da la oportunidad de expresar nuestra opinión acerca de quienes nos malgobernaron promoviendo la corrupción, un sinnúmero de injusticias que fueron cubiertas con el manto de la impunidad.

La consulta nacional para decidir si se enjuicia a ex-Presidentes mexicanos es la oportunidad representa otra oportunidad de recuperar nuestra dignidad pisoteada por políticos corruptos que cometieron abusos estando en el poder y garantiza que en el futuro no se presenten casos parecidos porque sienta un precedente político que contribuye a su institucionalización, es decir, a hacer costumbre el acto de consultar al pueblo antes de tomar una decisión de gran relevancia. Envía un mensaje a quienes están en cargos de poder de que el pueblo mexicano está participando en un proceso de construcción de una democracia participativa y dejando atrás la democracia representativa en la que los políticos acostumbraban tomar decisiones a nuestro nombre sin consultarnos.

En ese sentido, participar en la consulta ciudadana votando por el SÍ para que procedan a realizar las investigaciones necesarias que permitan deslindar y adjudicar responsabilidades civiles y penales en los gobierno que estuvieron bajo el mandato del Prianismo, es un derecho y una obligación que todo ciudadano debe cumplir sin dudarlo. Estos ex-Presidentes arrebataron el futuro a varias generaciones de mexicanos que perdieron oportunidades de educación, salud, trabajo, diversión, etc. Y que hoy viven en condiciones de pobreza. Con nuestro voto en esta consulta nacional estaremos corrigiendo una enorme deuda que tenemos con ellos, al mismo tiempo que garantizamos un mejor futuro a las nuevas generaciones y contribuimos a construir una mejor sociedad en la que el voto y opinión de cada ciudadano tiene un valor.

Con la realización de la consulta nacional del primero de agosto, el pueblo mexicano enviará un mensaje al mundo entero en el sentido de que los abusos de poder, los actos de corrupción y la impunidad que los protege tarde o temprano enfrentarán las consecuencias de sus actos. Apoyemos la consulta nacional participando en ella, es un acto nuevo en nuestra vida política, un espacio en el cual podemos expresarnos y emitiendo nuestro voto podremos exigir futuras consultas sobre otros asuntos que sean de relevancia nacional y con ello estaremos construyendo la democracia en nuestra sociedad.