Caso ABC: el olvido de la función del servidor público
Oscar Yescas Domínguez
17 de noviembre de 2,020
A principios de la década de los ochentas obtuve mi certificación como capacitador en el área laboral por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, con estas credenciales ingresé a laborar al Centro de Capacitación del Gobierno del Estado de Sonora diseñando e impartiendo varios cursos, tanto en la capital del Estado como en varios municipios de Sonora. Me encontraba con todo el ímpetu del inicio de mi juventud adulta y con un entusiasmo que me permitió lograr una gran productividad en el diseño e impartición de cursos de capacitación.
Cada curso que diseñaba cumplía con los requerimiento de la STPS, es decir, una duración de 20 horas, con guía didáctica, objetivos claros y metodología clara, a cada participante se entregaba un libro encuadernado que contenía los temas teóricos, ejercicios y la guía didáctica. Eran los buenos tiempos en los que hasta se servía comida frutas y bebidas para los participantes de cada curso. Uno de los cursos que diseñé y que más éxito tuvo fue el que titulé “Relaciones humanas y Ética laboral”, en cuyo contenido ponía énfasis en la descripción de un servidor público que se definía como: una persona que brinda un servicio de utilidad social, es decir, en beneficio de otras personas y que no genera ganancias privadas y que quien ocupara un puesto de servidor público debería cumplir con ciertas características personales: cortesía al usuario, respeto ante todo, vocación de servicio, compromiso en el trabajo y sobre todo compromiso social al verse a sí mismo como servidor público, poniendo énfasis en que la función del servidor público es atender al publico realizando un trabajo que tenía como misión satisfacer las necesidades del usuario de los diferentes servicios que ofrecen las instituciones gubernamentales y realizar esta acción en forma tal que se lograra una satisfacción total de quien paga los sueldos del personal que labora en dependencias de gobierno, que no es otro que el pueblo que paga sus impuestos.
Hoy en día, la función del servidor público se ha olvidado totalmente, la corrupción del Prian ha logrado que el concepto de servidor público haya perdido significado, pero debo reconocer que dentro de las instituciones gubernamentales todavía hay quienes actúan con los valores de un verdadero servidor público, es decir, no todo está perdido, todavía podemos encontrar quien atienda con amabilidad, cortesía y con una sonrisa a quien acude a algunas dependencias gubernamentales. Lamentablemente, son contadas las personas que así continúan actuando y por lo regular pertenecen a la vieja guardia o vieja escuela, es decir pertenecen a aquella generación que recibimos esa educación informal que incluía valores y que adquirimos en nuestros hogares y que no necesita cursos de capacitación laboral para atender con respeto, cortesía y amabilidad a las demás personas.
Pero en los mandos medios y superiores de las organizaciones contemporáneas, lo que predomina es la presencia de personas que no tienen absoluta idea de lo que es la naturaleza de su trabajo y están ahí sólo para cobrar dinero, apoyándose en el trabajo que realiza el personal de base o sindicalizado y llevándose el mérito del trabajo realizado por éstos últimos. No les es suficiente con percibir sueldos amorales, ni haber llegado a puestos de poder sin que su perfil personal coincida con el perfil requerido por el puesto. La mayoría de quienes ocupan cargos directivos en nuestras organizaciones llegaron ahí por dedazo, recomendación o por motivos inconfesables, pero lo cierto es que una gran mayoría de directivos no están capacitados para el puesto que ocupan y explotan a sus subalternos aprovechándose de su trabajo.
Esta situación irregular es producto del neanderthalismo administrativo con el que se conducen nuestras organizaciones contemporáneas, porque quienes las dirigen ignoran soberanamente la aplicación de los aportes de las ciencias sociales que nos ayudan a comprender la psicología de las organizaciones, cómo administrarlas, reconocer la importancia de contar con una selección científica del personal que ingresa a laborar, aceptar la necesidad de implementar un programa de socialización organizacional que contribuya al adiestramiento, entrenamiento o capacitación de sus miembros, para que los integrantes de la organización puedan identificar la misión, valores y objetivos que persigue la organización y estimular en sus integrantes la adopción de los comportamientos más pertinentes para lograr estas metas y objetivos.
En teoría se oye muy bonito, pero en la realidad se ve una situación muy diferente, tan diferente que raya en la decepción, frustración e inclusive indignación, porque pensar que la corrupción, la prepotencia, insensibilidad social e incompetencia laboral habrían terminado con la salida del Prian del Gobierno y la llegada de Morena al poder sería lo ideal, pero esto lamentablemente no ha sido así y esto sucede por dos razones:
Por un lado, debemos comprender que la corrupción es una parte sistémica de nuestro sistema social y no se puede eliminar de un día para el otro, ya que los cambios organizacionales que se dan por decreto no son tan determinantes como para terminar con hábitos y actitudes que se formaron durante largos años y para lograr que la corrupción, la insensibilidad social y la incompetencia laboral termine en nuestras organizaciones, se requiere un proceso educativo de carácter permanente que mediante acciones de capacitación laboral se puedan desaprender ciertas actitudes, valores y comportamientos, para poder aprender nuevos comportamientos que sean congruentes con los nuevos tiempos que estamos viviendo y coincidan con la misión y valores que persigue cada organización. La capacitación laboral puede definirse como un proceso educativo a largo alcance que busca implementar cambios en la cultura y clima organizacional que existe en nuestras organizaciones.
Por otro lado, debemos reconocer que en el gobierno de Morena están incrustados viejos militantes del Prian que son veteranos en el arte de la corrupción y en las lides de ignorar las necesidades de la población, cobrar sueldos sin trabajar, sin experimentar conflicto emocional alguno, que carecen de sensibilidad social y que el concepto de servicio público les importa un cacahuate, porque están ahí por ambición personal, motivados por la búsqueda del poder y en la espera de la oportunidad para escalonar a puestos con mayor poder, por lo que atender a quien es su función atender, es lo que menos les preocupa.
Este es el caso de la SubSecretaría de Derechos Humanos encabezada por Alejandro Encinas que encabeza una instancia gubernamental responsable de la atención a las víctimas de violación de sus derechos humanos y quien desde hace dos semanas ha estado violentando los derechos humanos de los padres de los niños fallecidos y afectados con quemaduras serias en el incendio que ocurrió el 5 de junio del 2,009 (hace ONCE AÑOS), al negarse a recibirlos, por lo que los padres de ABC decidieron levantar un campamento por fuera del edificio de la Secretaría de Gobernación, donde están pernoctando sufriendo las bajas temperaturas propias de la temporada en la ciudad de México.
Dicho funcionario los ignoró durante ocho días a este grupo de padres y por la presión que recibió en redes sociales accedió a tener dos encuentros con este grupo. En el primer encuentro se formaron mesas de trabajo que empezarían a funcionar en el segundo encuentro. Para la segunda reunión los funcionarios públicos se dieron el lujo de cometer la grosería de llegar con dos horas de retraso a la reunión pactada, misma que transcurrió sin lograr llegar a acuerdos, por lo que los padres de ABC, decidieron levantar un antimonumento levantando 49 cruces en el área peatonal por fuera de la Secretaría de Gobernación. El grupo de padres de ABC ha hecho constantes llamados a reunirse nuevamente, pero están siendo ignorados, de tal forma que llevan acampando fuera del edificio de la Secretaría de Gobernación desde el 2 de noviembre a la fecha sin ser atendidos como merecen.
Lo cuestionable del asunto tiene varias matices, pero lo que más resalta e indigna es que Alejandro Encinas y su equipo de trabajo reciben un sueldo por pertenecer a un área de trabajo que se creó para atender a las víctimas de violación de los derechos humanos y los padres de ABC son íconos representativos de las víctimas de violación a los derechos humanos. Representan a los 49 niños y niñas fallecidos en el incendio de la Guardería ABC, así como a decenas de niños que pudieron ser rescatados con vida, pero quedaron con quemaduras graves en sus cuerpos. Aquella tragedia ayudó a crear esta instancia de defensa de víctimas de violación de derechos humanos y los responsables de defender a estas víctimas, están cometiendo nuevas violaciones a su derechos humanos al no atenderlos como es su obligación, al darles un mal trato cerrándoles las puertas de sus oficinas y negarse al diálogo mientras siguen cobrando sin remordimiento alguno sus sueldos quincenales.
En momentos en los que millones de mexicanos salen en plena pandemia a disfrutar del “buen fin”, para mantener la ilusión de felicidad a través del consumo, decenas de padres de ABC, están sufriendo las inclemencias del clima frío propio de esta temporada del año en la ciudad de México, pero lo que más resienten es la frialdad de estos funcionarios gubernamentales que han olvidado por completo el significado del concepto de “servidor público”. Están cometiendo una nueva injusticia con estas víctimas de violación a sus derechos humanos.
Los padres de ABC no están solos, representan a un movimiento colectivo que a lo largo de estos once años ha salido masivamente a las calles a exigir “Justicia ABC”, estos funcionarios no solo han olvidado la misión de la dependencia a la que pertenecen, también están olvidando que el pueblo mexicano comparte con los padres de ABC el dolor de aquella tragedia, porque es una tragedia compartida y apoyan las demandas de estos 32 núcleos familiares que se encuentran acampando por fuera de la Secretaría de Gobernación.
En la iniciativa privada, cuando algún funcionario de alto nivel exhibe incompetencia, ineficacia, deslealtad y falta de compromiso con la institución de la cual forma parte, es despedido sin mayores averiguaciones. ¿Por qué se mantiene en la impunidad la irresponsable acción de estos funcionarios de gobierno que a todas luces están fallando con el contrato psicológico que aceptaron al firmar un contrato laboral, en el cual se incluye la defensa de las víctimas de violaciones a los derechos humanos? ¿Qué tipo de intereses oscuros están defendiendo, o qué tipo de motivaciones ocultas los impulsan a actuar con esta frialdad y trato inhumano al no cumplir con su responsabilidad de atender el reclamos de los padres de ABC que exigen la reparación integral de los daños de aquella tragedia que ocurrió hace más de once años?
Los ciudadanos mexicanos debemos reanudar nuestras manifestaciones de apoyo a los padres de ABC, no debemos dejarnos engañar por la creación artificial de un clima de “paz y prosperidad”, previas a la creación de un “espíritu navideño” que lo único que busca es promover el consumo en la época del año en la que millones de personas reciben ingresos extras por concepto de aguinaldo y debemos manifestar nuestro apoyo a la demanda de reparación integral del daño a las víctimas de ABC, denunciando la pésima actuación de estos funcionarios públicos y exigiendo reapertura de negociaciones cuanto antes.
Los ciudadanos somos quienes a través del pago de nuestros impuestos alimentamos las finanzas gubernamentales de donde sale el pago para todos los que trabajan en dependencias de gobierno y debemos recuperar la consciencia de nuestros derechos como ciudadanos y exigir de cada funcionario que ocupa un cargo en el gobierno que actúe como verdadero servidor público, por lo que comportamientos como el que sucede en la SubSecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación son realmente inaceptables. Todos los ciudadanos merecemos un trato digno y respetuoso de los funcionarios públicos y en forma especial las víctimas de violaciones a sus derechos humanos.
Yescas, Oscar: Por una conducción científica de nuestras organizaciones.
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/por-una-conduccion-cientifica-de.html
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