miércoles, 11 de octubre de 2017

En defensa de la universidad pública y de una educacion emancipadora

Publicado: miércoles 29 de julio de 2015 en Monografias.com

En defensa de la universidad pública y de una educacion emancipadora

Oscar Yescas Domínguez

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Partes: 12

  1. La dinámica de cambios sociales
  2. La juventud como motor del cambio social
  3. Las universidades públicas como motores del cambio social
  4. El surgimiento de un nuevo mundo
  5. La mundialización de la economía de mercado
  6. La revolución científica-técnica aplicada a la producción
  7. El poder corporativo toma el control
  8. El caso de la Universidad de Sonora
  9. La incertidumbre laboral como medio de control
  10. El programa de "tortibecas"
  11. La educación de la obediencia
  12. En defensa de la libertad de pensamiento y crítica social
  13. A manera de conclusión
  14. Referencias utilizadas

La dinámica de cambios sociales

En los cursos y seminarios que imparto en la Universidad de Sonora acostumbro decir a mis alumnos que vivimos tiempos de cambios sociales, que se nos presentan en forma impredecible y discontinua, generando un ambiente de incertidumbre social.
Les digo que estamos viviendo constantes cambios políticos, económicos, tecnológicos, psicológicos, etc., que todo, absolutamente todo, está cambiando rápidamente y que lo único que no cambia es la premisa de que todo está cambiando. Les menciono que para tener una idea de la velocidad de los cambios de nuestra época, se puede afirmar que en los últimos 50 años se han presentado más cambios que en los últimos 200 años de historia de la humanidad.
Esta dinámica de cambios sociales y el ambiente de incertidumbre que genera, nos obliga a implementar cambios planeados en nuestras vidas personales y sociales en el sentido de desarrollar nuevos comportamientos con los cuales podamos enfrentar los nuevos retos que hoy se nos presentan y la manera más adecuada de hacerlo de lograrlo es a través del aprendizaje.

Con esta introducción los preparo para su participación en una serie de experiencias estructuradas de aprendizaje mediante un método participativo, que los conducirán a la implementación de cambios en sus actitudes, en sus valores, en sus conocimientos y sobre todo en sus comportamientos, o sea a un aprendizaje de sí mismos y de la materia que cursarán conmigo.
Lo anterior no es una exageración de mi parte y para entenderlo debemos recordar que esta cauda de cambios sociales que vivimos en pleno siglo XXI, comenzó en la segunda mitad del siglo pasado cuando surgieron una serie de movimientos contraculturales que sacudieron al mundo al grado de cambiar no sólo la cultura prevaleciente sino que también modificaron la geopolítica internacional y con ello cambiaron al mundo entero y la espiral de cambios continúa en evolución en nuestros días.
Recordemos que en la década de los sesentas surgieron movimientos contestatarios, de protesta y de rebeldía social en varias partes del mundo. Estos movimientos antiinstitucionales generaron verdaderas contraculturas que se oponían a la cultura dominante en aquella época y lograron con el paso del tiempo la institucionalización de grandes cambios sociales.
Podemos mencionar entre otros movimientos sociales el surgimiento y expansión de la música de rocanrol, el movimiento en contra de la guerra de Vietnam, el surgimiento de una brecha generacional entre jóvenes y adultos, la lucha por una liberación sexual, el movimiento de liberación femenina y por una igualdad sexual, el cuestionamiento al autoritarismo en las escuelas, la demanda del voto femenino, la lucha contra la segregación racial etc., que fueron tan solo algunas de las banderas que enarbolaron diferentes movimientos colectivos en todo el mundo.

La juventud como motor del cambio social

En todos ellos el protagonista principal de estos cambios fue la juventud, que cuestionaba el futuro que se le asignaba como destino inevitable, enfrentaba a un sistema autoritario, antidemocrático y en general cuestionaba al orden social establecido.
La mayoría de estos movimientos surgieron al interior de las universidades, por lo que principalmente fue la juventud que estudiaba en universidades de diversos países del mundo la que generó los cambios que transformaron el mundo.
Parece ser que el año de 1968 fue el momento cúspide de una revolución cultural y política que se generó en la década de los sesentas y que se extendió por todo el mundo, ya que varios acontecimientos importantes se presentaron en diversas partes del mundo en ese mismo año, con diferencia de tan solo unos cuantos meses.
Tan solo recordemos que en el año 1968 sucedieron varios acontecimientos importantes en diferentes países: masivas protestas en Berlín (febrero), movilizaciones de estudiantes en París (el famoso mayo francés), marchas en Chicago (agosto), protestas en Praga (agosto, la primavera de Praga) y movilización estudiantil en México (el 2 de octubre), entre otros acontecimientos que se pueden mencionar.
En mayo de ese año la juventud francesa protestó contra el autoritarismo en la enseñanza, por un rechazo a la guerra de Vietnam, contra los métodos pedagógicos de aquel entonces, pugnaba por reformas en la organización de la universidad y sobre todo se manifestaba en contra del futuro que se les asignaba como funcionarios del consenso en una sociedad con creciente desigualdad social.
Las masivas movilizaciones de los estudiantes franceses contaban con la presencia de personajes distinguidos entre los que se pueden mencionar a Jean Paul Sartre, Michel Foucault, Gilles Deleuze, Herbert Marcuse y muchos más que mostraron una gran congruencia entre el discurso y la acción al unirse a los estudiantes en las manifestaciones de protesta.
Fueron los tiempos en los cuales los estudiantes franceses conquistaron el derecho de hablarles de tú a sus maestros, al desnudar el liderazgo autoritario ejercido en la pedagogía y lograr reducir la distancia ente dirigente y dirigido.
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En otro lado de Europa, en Checoslovaquia surgió "la primavera de Praga" en la cual los jóvenes checos lucharon contra el autoritarismo soviético, pugnando por una serie de reformas en el socialismo soviético, peticiones que se fueron extendiendo entre la población y retomadas por un grupos de intelectuales, dentro de los cuales destacaba Vaclav Havel, quienes reunidos en un congreso de escritores checoslovacos, cuestionaron el autoritarismo y las prácticas dictatoriales del partido comunista checoeslovaco y se pronunciaron por el fin de la censura y elecciones libres.
Cuando Alexander Dubcek ascendió al poder en el partido comunista checo, emprendió una serie de reformas liberales como el reconocimiento a la nacionalidad eslovaca, el levantamiento de la censura a los medios masivos, pugnando por un "socialismo con rostro humano", iniciando con ello lo que después se llamó "la primavera de Praga".
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Junto a una relativa liberalización económica, se planteó un amplio programa reformista en el terreno político (libre creación de partidos siempre que aceptaran el modelo socialista, igualdad nacional entre checos y eslovacos, liberación de presos políticos) y social (derecho de huelgasindicatos independientes, libertad religiosa).
El 20 de agosto una fuerza militar que duplicaba la utilizada en Hungría en 1956, conformada por largas columnas de tanques soviéticos, invadía Checoslovaquia. A pesar de la magnitud de las protestas en las calles de las ciudades checas, éstas no consiguieron que las tropas del Pacto de Varsovia, exceptuando Rumanía, se retiraran de Praga.
Siguieron unas semanas de indefinición en las que los invasores no consiguieron dividir a la dirección checoslovaca. Finalmente, diversos dirigentes encabezados por Husak y Svoboda optaron por adaptarse a la "normalización" impuesta por las armas. Después en abril de 1969, Husak sustituyó a Dubcek en la dirección del partido. El héroe de la "primavera de Praga" fue expulsado del partido en 1970 y tuvo que ganarse la vida como guardia forestal en Eslovaquia.
La primavera de Praga fue aplastada por la fuerza de los tanques, pero marcó el inicio de varias protestas que continuaron en el bloque soviético en otras repúblicas socialistas.
México no fue la excepción el día 2 de octubre de 1968, la juventud estudiantil mexicana que protestaba contra el autoritarismo del presidente Gustavo Díaz Ordaz, recibió como respuesta una verdadera lluvia de balas que dejaron centenares de jóvenes asesinados por el ejército mexicano.
El movimiento estudiantil mexicano de 1968 y su posterior represión han generado gran polémica hasta nuestros días. Lo cierto es que dejó centenares de muertos y se convirtió en un parteaguas en la historia de México, ya que el gobierno mexicano mostró su faceta represora con gran brutalidad.
En este movimiento participaron también profesores, intelectuales, obreros, profesionistas y amas de casa. El terrible desenlace de este movimiento despertó una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las universidades públicas, así como a alimentar el desarrollo de guerrillas urbanas y rurales que se nutrieron con centenares de jóvenes desilusionados por la faceta represiva del gobierno mexicano y que dio cabida al período conocido como la Guerra Sucia que formó parte de la operación cóndor, una operación militar que desató una represión en varios países de América latina.
Ahora en pleno siglo XXI, a la luz de la distancia podemos ver que miles de jóvenes estudiantes de diferentes universidades de varios países (FranciaEstados Unidos, México, etc.), rechazaban el papel de capataces y/o funcionarios del consenso para el cual estaban siendo formados.
Rechazaron también el metaaprendizaje adquirido en su formación como profesionales de línea vertical, adiestrados en el manejo de un estilo de liderazgo basado en una filosofía autócrata y cuestionaron el sistema social, así como el futuro asignado.
Paralelamente a estos acontecimientos que sucedían al interior de diversas universidades públicas, en Estados Unidos el movimiento contracultural juvenil de vanguardia que tuvo sus máximas expresiones en el hippismo norteamericano, en las protestas contra la guerra en Vietnam, en la difusión de la música de rock y en el surgimiento de una cultura "underground" que rechazaba los valores establecidos del "american way of life", resultó ser un verdadero movimiento contracultural, de corte antiinstitucional y creador de su propia cultura que incluía valores que rechazaban el materialismo vulgar inherente al consumismo.
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Miles de jóvenes en diferentes partes del mundo construyeron y compartieron un sueño en el cual contemplaban la construcción de un mundo en el que existiese libertad, democraciajusticia e igualdad social.
En la mayoría de los casos las generaciones de jóvenes que compartieron ese sueño recibieron como respuesta la represión militar, el uso de la fuerza policial en su contra y el peso del autoritarismo gubernamental, sin embargo, en pleno siglo XXI, ese sueño de construir un mundo donde prevalezca la democracia, la libertad y la igualdad, persiste hoy en día en millones de personas, jóvenes ayer, adultos hoy, pero acompañados por los jóvenes de las nuevas generaciones.
La cauda de cambios sociales que se iniciaron en los sesentas con el surgimiento de nuevos valores culturales, que continuaron desarrollándose en los setentas en demanda de mayor democracia y participación social, se caracterizaron por la irrupción de la palabra de las masas en contextos anteriormente vedados, lo cual puso en crisis a la ideología social que confundía autoritarismo con buen liderazgo y que esperaba que las universidades produjeran cuadros de profesionales que alimentasen la obediencia social.

Las universidades públicas como motores del cambio social

Después de los sesentas en casi todas las universidades del mundo entero se generaron movimientos estudiantiles que pugnaban por la democratización de las mismas intentando cambiar su estructura vertical por una más de tipo horizontal que permitiera reducir el autoritarismo, aumentar la participación social y reducir la distancia entre dirigentes y dirigidos.
Se buscaba distribuir el poder entre los integrantes de la comunidad universitaria, mediante la construcción de un cogobierno en el cual los diversos sectores que conformaban la comunidad universitaria (estudiantes, maestros y trabajadores) estuviesen representados en órganos de gobierno y pudieran participar en el proceso de toma de decisiones relevantes para la organización.

En este proceso se incorporaron también los profesores universitarios y personal docente que laboraba en estas instituciones educativas, al grado de que en el tercer cuarto del siglo pasado, surgieron los primeros sindicatos de trabajadores universitarios que tenían como meta principal la defensa de los derechos laborales, pero que en forma gradual avanzaron en sus peticiones, hasta llegar a incluir demandas de democratización de las universidades.
De esa forma, estudiantes, académicos y trabajadores universitarios, coincidieron en sus demandas de democratización de la universidad y empezaron a construir su identidad como integrantes de una misma comunidad universitaria.
Fueron años en los cuales los jóvenes de casi todo el mundo se movilizaron, exigiendo ser escuchados, tomados en cuenta y sobre todo poder participar en las decisiones que definirían su futuro.
Cabe mencionar que esta movilización masiva y casi simultánea de jóvenes en varios países se dio en un contexto social diferente al que hoy conocemos. Es decir, en aquellos años no existía internet, no había teléfonos celulares, no existían las redes sociales, ya que no había Facebook, Twitter, Whatsap, etc., o sea que no existía la tecnología que tenemos hoy en nuestros días que nos permite una comunicación masiva instantánea en cualquier parte del mundo.
Sin embargo la mayoría de la juventud de aquel entonces tenía algo que la mayoría de la juventud actual no tiene: me refiero a una actitud de interés por estar informado acerca de los acontecimientos nacionales e internacionales, una actitud de sensibilidad hacia los problemas sociales, una actitud crítica hacia la realidad social y sobre todo una actitud de compromiso social y deseos de transformar nuestra sociedad.

Todas estas actitudes descansaban en la existencia de un hábito que se encuentra hoy ausente en la juventud contemporánea en particular, y en el conjunto de la población en general, es decir, el hábito de la lectura.

Recuerdo que a principios de la década de los setentas, en la antigua y desaparecida Preparatoria de la Universidad de Sonora al salir de clases acostumbrábamos reunirnos en pequeños grupos, sentarnos en el césped, comentar las clases que estábamos tomando y relacionar los contenidos de las mismas con los libros que leíamos y hacíamos verdaderas clases informales con lecturas colectivas que ampliaban nuestro nivel de consciencia pero que sobre todo nos permitían desarrollar nuestras habilidades sociales de interactuar en grupo, venciendo la timidez y la inseguridad propia de la juventud, en un ambiente de gran camaradería y aceptación social, pues rechazábamos los prejuicios y los estereotipos sociales.
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Los jóvenes de aquel entonces sabíamos que algo estaba pasando en el mundo, que los tiempos estaban cambiando, pero no teníamos la certeza de qué es lo que estaba sucediendo. En aquellos tiempos llegó a mis manos un libro cuyo título ejemplificaba lo que estaba pasando con la juventud. Un libro que tenía como título: Algo está pasando y usted no sabe que es, que contenía artículos de varios autores como Sigmund Freud, Erich Fromm, Herbert Marcuse, Wilhelm Reich, que contenía temas como liberación sexual, ideología dominante, consciencia de clase, etc.
Aparte de la lectura nos unía la música, tanto la música de rocanrol que contenía mensajes de cuestionamiento al sistema social y fomentaba la rebeldía en la forma de bailar, cantar y vestir, como la música latinoamericana "de protesta" que contenía mensajes más claros de concientización y llamados a luchar contra la injusticia, el autoritarismo y la desigualdad social.
La música nos proporcionaba identidad, sentimiento de pertenencia, de solidaridad social y sobre todo era una forma de expresar nuestras ideas, sentimientos y pensamientos. La música jugó un papel de gran relevancia en los cambios sociales del siglo pasado, pues como es bien sabido, la música es el idioma universal y no tiene fronteras, por lo que a través de la música los jóvenes de todo el mundo nos comunicamos entre sí.
Se puede decir entonces que en su esencia aquellos movimientos eran verdaderas luchas por conquistar la libertad y la democracia en sus respectivas instituciones y sociedades y lo relevante de aquellos acontecimientos es que encontramos como denominador común que estos movimientos juveniles en el mundo surgieron principalmente en las universidades públicas y de ahí se extendieron a las calles y a las fábricas de trabajadores.
El que las universidades públicas hayan sido el punto de origen de estos movimientos de protesta no fue gratuito. Debemos reconocer que las universidades eran las instituciones en las que se podía construir una democracia real debido a la distancia que mantenían con el poder en turno en nombre de la autonomía universitaria, una autonomía que impedía que la policía ingresara a las instalaciones del campus universitario, por lo al interior del mismo se podía respirar un aire de libertad.
Una libertad que se expresaba en diferentes formas empezando por el uso de una vestimenta informal (por lo regular pantalones de mezclilla y camisetas), ya que existía un rechazo colectivo a las ropas formales, ropas "de vestir", continuando con el uso del pelo largo en los hombres, minifaldas y pantalones por parte de las mujeres, pero sobre todo por el uso de una libertad de expresión sin límites que en no pocas ocasiones conducía a cuestionar al profesor universitario en turno, al contenido de la materia, a los métodos pedagógicos y mucho más allá, a cuestionar el sistema social en el cual nos encontrábamos.
El resto de las instituciones sociales habían cedido y estaban bajo el control de autoritarismo, sujetas a una manipulación del poder en turno que buscaba mantener un control social que le permitiera fomentar actitudes de obediencia y sumisión a la figura de autoridad.
Pero las universidades como centros donde se producía el conocimiento científico y se ejercía la crítica social, lugares donde existía la autonomía universitaria, donde se ejercía la libertad de cátedra y se fomentaba la libertad de expresión, crearon las condiciones idóneas para que la juventud estudiantil, junto a profesores universitarios progresistas, utilizaran el conocimiento científico para realizar una crítica social de un sistema que se basaba en el autoritarismo y que necesitaba de la obediencia de los integrantes de la sociedad.
Este tipo de comportamientos al interior de las universidades institucionalizaron un ambiente de libertad y sana discusión interna, de tal forma que se creó una cultura al interior de las universidades de tipo democrático, por lo cual las universidades pasaron a conformarse como verdaderas instituciones que además de crear el conocimiento científico generaban comportamientos colectivos de participación social, crítica de la sociedad y cuestionamiento de todo tipo de autoritarismo.
Por lo que la juventud universitaria de aquel entonces asimiló la idea de que era la generación destinada a cambiar al mundo en diversas formas y la forma de lograrlo era empezando por la democratización de la institución que nos proporcionaba el don más valioso, la capacidad de pensamiento que nos ayudaría a ejercer una crítica del sistema social.

El surgimiento de un nuevo mundo

Estos vientos de participación social, libertad y ansia de democracia recorrieron todo el mundo y Europa del Este no fue la excepción. Detrás de "la cortina de hierro", en los países que conformaban la unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la juventud también se movilizó en contra del autoritarismo del socialismo real y se movilizaron en demanda de mayor democracia social y por un socialismo humanista.
Debemos tomar en cuenta que después de la segunda guerra mundial Estados Unidos y Rusia se repartieron el mundo en zonas geográficas, de tal forma que buena parte de países ubicados en Europa del Esta quedaron bajo la influencia de Rusia, que procedió a imponer el socialismo en naciones que no estaban preparadas para ello, o simplemente no lo solicitaron pero que se les impuso por la fuerza del Estado soviético que necesitaba construir una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con las cuales pudiera enfrentar la "guerra fría" que sucedió a la segunda guerra mundial.
En ese contexto, durante la década de los sesentas, setentas y ochentas, las movilizaciones se dieron en varias repúblicas en donde se impuso el socialismo después de la segunda guerra mundial, es decir en los países que quedaron dentro de la esfera de Rusia.
La presión social fue tal que cuando ascendió al poder Mijail Gorbachov el último dirigente de la URSS, encontró una economía en bancarrota y una crisis de ideología de la sociedad soviética que se intentaba controlar mediante un autoritarismo extremo, por lo cual decidió enfrentar esta situación con una serie de reformas basadas en dos tipos de políticas: de reestructuración (perestroika) y de transparencia (glasnost) en política interna.
El resultado de tales políticas fue una apertura gradual de las fronteras soviéticas, la libertad para viajar fuera de la URSS y elecciones libres en las diferentes repúblicas soviéticas. Esta apertura permitió el incremento de la participación social de ciudadanos de diferentes repúblicas soviéticas que terminaron por demandar su independencia de la URSS y el punto álgido de la implementación de tales políticas fue la caída total del muro de Berlín que simbolizó el fin de una era al desaparecer la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y con ella, el fin de la guerra fría entre la URSS y Estados Unidos, con lo cual se dio el comienzo de un nuevo orden mundial que se caracterizó por la difusión y extensión de la economía de libre mercado mundo por casi todo el mundo.
Estos cambios se manejaron por los apologistas de occidente como un triunfo del capitalismo sobre el socialismo. Debemos reconocer que el socialismo que imperaba en la sociedad soviética era en realidad un socialismo degenerado por el surgimiento de un cuerpo burocrático que controlaba el poder al interior del Partido comunista y que detentaba una serie de privilegios que no eran compartidos por la totalidad de la población soviética.
Por ese motivo hablar de triunfo del capitalismo sobre el socialismo resulta ser una falacia que sería motivo de un análisis más amplio que no tiene cabida en el presente escrito.

La mundialización de la economía de mercado

Del conjunto de cambios sociales que se presentaron a fines del siglo pasado, sobresalieron los cambios económicos y políticos que modificaron la geopolítica internacional.
La caída del muro de Berlín inició la desintegración de la URSS y con ello terminó la guerra fría entre Estados Unidos y la URSS, pero surgió en su lugar un nuevo tipo de guerra, la guerra comercial, en la cual el pez más grande se come al pez más chico.
Es decir, con la caída del socialismo se difundió la economía de libre mercado en casi todo el mundo, lo cual dio lugar a lo que hoy se conoce como globalización que consistió fundamentalmente en la apertura de las fronteras en diferentes países y la eliminación del pago de aranceles para permitir el libre tránsito de las mercancías.
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Esto dio lugar al surgimiento de una competencia desleal entre las grandes corporaciones provenientes sobre todo de Estados Unidos que vinieron a los países latinoamericanos a "conquistar mercados", compitiendo con las empresas latinoamericanas que por lo regular son micro, pequeñas o medianas empresas con un estilo de administración basado en la incorporación de toda una familia en el negocio.
Las grandes transnacionales cuentan con más capital, más tecnología y personal más capacitado, por lo que las empresas latinoamericanas enfrentaron (y siguen enfrentando) graves problemas para mantenerse en el mercado y posicionarse en las preferencias de los consumidores, lo cual no solo ha provocado la quiebra de miles de empresas latinoamericanas, sino que también ha dado lugar al surgimiento de lo que hoy conocemos como "el poder corporativo" que se expresa en el predominio y gran influencia que tienen las grandes corporaciones en los gobiernos de los países latinoamericanos, en la determinación de las políticas económicas y sociales que son dirigidas a "beneficiar al mercado", es decir, en beneficio de las grandes corporaciones.
Es un momento en el cual las grandes compañías transnacionales están carcomiendo a los países más pobres explotando sus recursos naturales, empobreciendo a la población y logrando que en la lógica de la privatización y en el contexto de la globalización la noción del "mercado" alcance un nivel de status similar al de una nueva religión a la que todos sin excepción deben arrodillarse y jurar lealtad incondicional.
Estamos frente al surgimiento de una clase política transnacional que ejerce un poder actuando un nuevo tipo de delincuencia organizada, cuando vemos la alianza entre los directivos de las grandes corporaciones internacionales e instituciones financieras, los presidentes de algunos países, los cuadros de dirección de los partidos políticos predominantes, los legisladores y los dueños de los medios masivos de difusión, que actúan en forma coordinada para la modificación de las constituciones de diversos países para eliminar prestaciones sociales, desaparecer instituciones gubernamentales, privatizar diversos servicios, reprimir los movimientos de protesta y resistencia, al mismo tiempo que reproducen la obediencia y sumisión social en la mayoría de la población.
Esta nueva clase gobernante transnacional empieza a configurarse como un Estado que va más allá de las fronteras, políticas o territorios de cualquier país.
En ese sentido nuestra postura frente a la globalización debe estar basada en el ejercicio de una crítica social que cuestione el sacrificio de la clase trabajadora y de la población en general provocado por el enriquecimiento del capital financiero, el aumento de la corrupción y la agudización de la crisis económica y política en varios países de Latinoamérica.
Es en este contexto que debemos ubicar las reformas a la constitución mexicana que implementó el régimen de Felipe Calderón con la reforma laboral y Enrique Peña Nieto con la reforma educativa, energética y que hoy pretende hacer lo mismo con el sector salud.
Se trata en realidad de contrarreformas que tienen como meta desmantelar las prestaciones contempladas en la constitución mexicana obtenidas a través de movimientos sociales que dejaron como resultado sangre derramada y que por medio de un plumazo se pretenden desaparecer con la intención de favorecer a las grandes transnacionales ya que lo que se busca es privatizar los servicios de las instituciones que están desapareciendo.

La revolución científica-técnica aplicada a la producción

Las ideologías tienden a debilitarse ante el surgimiento del culto a una nueva religión que promueve una enajenación orientada al consumo de mercancías nunca antes vista: El Dios mercado.
Otro factor que debemos considerar es que nos encontramos en el contexto de la tercera revolución industrial. La primera revolución industrial fue la mecanización de la producción, la segunda fue la automatización de la producción y la tercera es la computarización del proceso de producción.

La aplicación de la ciencia y tecnología al proceso de producción ha permitido la producción en serie de diversos artículos. En el contexto de la sociedad capitalista, los medios de producción están bajo el régimen de propiedad privada, por lo que la producción persigue exclusivamente los fines de la extracción de plusvalía de la generación de utilidades, es decir de ganancias para el propietario del medio de producción.
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Si hoy la tecnología permite una producción masiva de artículos, surge el problema de lograr el consumo al mismo ritmo que tiene la producción. Por ese motivo es que se hacen grandes inversiones en estudios mercadológicos y en publicidad para fomentar el consumo.
La sociedad contemporánea es conocida como la sociedad de consumo, porque eso es lo que realmente interesa al poder corporativo, que controla al poder político y legislativo de varios países y con el apoyo de los medios masivos de difusión, realizan una serie de campañas que han dado como resultado la alienación como fenómeno social, que advirtió el filósofo polaco Adam Schaff en su libro del mismo nombre.
El sistema capitalista necesita cumplir con el ciclo de producción y consumo, para ello debe estimular en los integrantes de la sociedad la necesidad de consumir los miles de productos que la ciencia y la tecnología permiten producir en las fábricas, ya sea por hora o por día.

Para lograrlo utiliza los servicios de los medios masivos de comunicación que difunden una lluvia de mensajes publicitarios para manipular consciencias, generar necesidades, modificar actitudes y generar comportamientos que sean proclives al consumo desmedido. Los medios masivos de comunicación desempeñan un papel fundamental en el control ideológico, ya que la población en general está sometida a un bombardeo ideológico durante las 24 horas del día.
El problema se agudiza cuando buena parte de la población da credibilidad a la información que recibe de los medios masivos de difusión, sucede algo parecido a la información que aparece en los libros impresos, por el hecho de estar publicada la mayor parte de las personas piensa que es información comprobada, verdadera.
Para fortalecer el consumo entre la población se utiliza la publicidad y la propaganda que persuade para la compra de un producto. El consumo entonces depende en gran medida de la publicidad, por esta razón los costos de publicidad en los medios masivos son de una gran cuantía.
En este proceso la noción de "tener" se confunde con la noción de "ser", se genera la confusión de que la identidad se construye en base a las posesiones materiales que los individuos tengan. Los valores humanísticos entran en crisis por el empuje del consumismo que promueve la perspectiva de que el dinero nos permite tener todo, inclusive la felicidad.
La honestidad, la sinceridad, el respeto, la amistad, la solidaridad, la generosidad ceden su lugar a la necesidad de tener más que los demás, y para lograrlo debemos tener dinero ya que este es el medio de intercambio que nos permite comprar todo, la necesidad de tener dinero se convierte en la necesidad primordial y el dinero como el valor principal.
Las grandes corporaciones toman el control de nuestras vidas y nos indican como vestir, qué comer, que programas de televisión debemos ver, que películas son más adecuadas para nosotros. En su afán de obtener utilidades se intenta reducir todo a la calidad de una mercancía que puede ser privatizada para ponerse a la venta. Se pone en venta al propio ser humano en su condición femenina, es decir, dentro de la publicidad se utiliza la figura de la mujer como gancho sexual que incentiva la motivación para la venta de infinidad de artículos.
En el contexto de alienación contemporánea, el cuerpo de la mujer se reduce a la condición de un objeto que puede ser adquirido y consumido, proceso que se logra a través de la prostitución femenina.
En el proceso de privatización del sistema capitalista los derechos humanos también son reducidos a la condición de mercancía. Esto sucede con el derecho a la salud, con el derecho a la educación que se intenta lograr que el Estado se desligue de su responsabilidad en estos campos con la reforma educativa y con la reforma al sector salud, para que estos servicios sean privatizados y la población pague por ellos. Los únicos que salen ganando con el desmantelamiento del Estado, las reformas a nuestra constitución y la privatización consecuente son las grandes corporaciones y los que se benefician del ambiente de corrupción que posibilita estas acciones.

El poder corporativo toma el control

Las movilizaciones masivas de jóvenes que se dieron a fines del siglo pasado a nivel mundial y que tuvieron como punto de origen las universidades públicas, permitieron alimentar la esperanza de que era posible construir otro mundo, de que se podía cambiar este sistema.
Sin embargo el sueño duró poco, ya que todas estas movilizaciones estudiantiles y cambios en la conducción de las universidades generaron gran preocupación en la élite gobernante, porque vieron con gran temor que las escuelas y universidades "no cumplían su misión" de adoctrinar a la juventud con una mentalidad sumisa y obediente, pues al contrario, las universidades se convirtieron en verdaderos centros de creación del conocimiento que se utilizaba para realizar una fuerte crítica social. Esto no convenía a los intereses de las grandes corporaciones que necesitaban individuos sumisos, dóciles y obedientes para incorporarlos al ciclo de producción y consumo.
La élite en el poder empezó a pedir a los gobernantes políticos más moderación en la democracia, mayor control en las universidades y empezaron a tomar medidas para que la población regresara a su pasividad y apatía.
Por ello mismo, a finales del siglo pasado se inició una ofensiva para "recuperar" el control de las universidades reduciendo la participación de los integrantes de la comunidad universitaria en las decisiones relevantes, buscando asegurar que el personal docente dejara de cuestionar, criticar y se convirtiera en personal dócil y obediente, bajo la premisa de que "los estudiantes deben estudiar y los maestros deben en enseñar".
¿Cómo se logró esto?, de una manera simple pero a la vez brillante, eliminando el carácter de institución a las universidades públicas y reduciéndolas a la calidad de organizaciones formales del trabajo.
Me explico, algunas organizaciones pueden ser instituciones al mismo tiempo, desde la perspectiva del análisis institucional, podemos ejemplificar a la Iglesia que es una organización, pero también es una institución. Algunos partidos políticos son organizaciones pero también son instituciones.
El concepto de institución proviene de la Psicología social francesa representada por George Lappasade y René Lourau, quienes aportaron la teoría del análisis institucional que permite analizar a las organizaciones como instituciones. Ellos definieron el concepto de institución como "comportamientos colectivos aceptados socialmente".
Las universidades eran instituciones en el sentido de que la percepción colectiva las concebía como centros de creación del conocimiento científico que era utilizado para ejercer la crítica social, partiendo del origen del término «universidad» que se deriva del latín universitas magistrorum et scholarium, que aproximadamente significa "comunidad de profesores y académicos" que ejercen la libertad de cátedra.
Las universidades públicas eran instituciones sociales donde existía la democracia ejercida por los integrantes de la comunidad universitaria. El poder recaía en los académicos, trabajadores y estudiantes que en forma colectiva tomaban decisiones en el marco de la autonomía universitaria.
Para quitarles el poder y la autonomía a los universitarios, la élite en el poder procedió a modificar su estructura mediante el cambio de ley universitaria. Todas las organizaciones tienen una estructura que está basada en su cultura y de la cual se desprende su funcionamiento. El ejército mexicano tiene una estructura muy diferente a la estructura de una universidad.
La cultura existente en las universidades era fundamentalmente democrática, donde la participación social era un aspecto implícito en su funcionamiento, por lo que la estructura formal era de tipo horizontal ya que el poder estaba distribuido y compartido entre sus integrantes. La estructura de las mismas fomentaba la participación de sus integrantes en el proceso de toma de decisiones a través de los representantes de los distintos sectores que conforman la comunidad universitaria.
En una abierta negación del avance del conocimiento científico en materia de Psicología de las organizaciones el poder corporativo con el apoyo del Estado logró imponer modificaciones a las leyes universitarias de tal forma que se eliminó el modelo horizontal de organización y se retomó el modelo piramidal de las organizaciones autocráticas, con lo cual se les quitó el poder a los verdaderos universitarios, se creó un nuevo sector dentro de la universidad los administrativos, a quienes les dieron el poder ya que serían los que tendrían la responsabilidad de administrar los recursos de la universidad y como compensación les asignaron sueldos exorbitantes .
Dentro de estos recursos están los recursos financieros, materiales y humanos. Los académicos fueron reducidos a la calidad de trabajadores y pasaron a formar parte de los recursos humanos y la era de la educación superior gratuita quedó en el pasado al imponerles cuotas de inscripción a los estudiantes y cobrarles por todo tipo de servicio que soliciten.
La desigualdad se introdujo en las universidades desde el momento que el personal administrativo (que no tiene relación directa con las funciones sustantivas de una universidad que son docenciainvestigación y extensión) tiene ingresos superiores al resto de los universitarios. En el caso de la Universidad de Sonora por mencionar un ejemplo, el Rector tiene un sueldo de $ 120,000 pesos mensuales, mientras que el académico de mayor nivel y más antigüedad percibe un salario promedio de $ 40,000 pesos al mes.
A través de la modificación de sus leyes internas, se dio un cambio paulatino de universidades públicas orientadas a realizar intervenciones de apoyo a los sectores más necesitados de la sociedad, a empresas educativas que conciben la vinculación Universidad-sociedad como la intervención en empresas para ayudarles a lograr un mejor funcionamiento.
Se dejó de concebir a las universidades como instituciones en las que se generaba el conocimiento científico y se realizaba la crítica social. Se redujo la percepción de las universidades de instituciones a organizaciones formales del trabajo que pueden ser administradas por un Gerente muy bien pagado por cierto.
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Las universidades eran reconocidas y aceptadas socialmente como lugares donde confluían diversas ideologías y que convivían entre sí en un marco de tolerancia y respeto mutuo. La máxima autoridad de las universidades, es decir la persona que ocupaba el cargo de Rector de la misma era por lo regular una persona que reunía los requisitos y poseía las cualidades para ejercer un liderazgo ideal.
Para entender el concepto de liderazgo ideal recordemos la definición de liderazgo como la capacidad para influir sobre otras personas para que realicen un conjunto de tareas que les permitan alcanzar un objetivo común.
El liderazgo ideal es aquel en el cual la persona que tiene el cargo de directivo tiene el nombramiento formal que lo acredita como tal y además de ello, cuenta con la aceptación y reconocimiento social de las personas que dependen de él, por su trayectoria, por sus conocimientos, por su experiencia, etc. Pero sobre todo porque las personas sobre las cuales ejerce un liderazgo son quienes lo eligieron como tal, participando activamente en el proceso de selección o elección de la misma para ocupar dicho cargo.
Con los cambios realizados en las nuevas leyes universitarias, la democracia dejó de existir al interior de las universidades. Los universitarios ya no eligen a sus nuevos rectores, los maestros, estudiantes y trabajadores son relegados y marginados ya que el proceso de elección se restringe a un puñado de personas que integran un grupúsculo que deciden el destino, las condiciones laborales y el futuro de miles de universitarios.
La universidad pierde su autonomía porque los nuevos rectores le dan la espalda a los universitarios y evitan contacto con los mismos, volteando la mirada al gobernador en turno, actuando sumisamente y en actitud de obediencia como si fuera un funcionario más de su gabinete, al grado de apoyar los proyectos políticos que estos impulsen.
No sólo desaparece la democracia al interior de las universidades, desaparece también la educación gratuita porque se aplican cuotas de pago a los estudiantes universitarios que pagan por todo tipo de servicios: inscripción, presentación de exámenes, emisión de kardex de calificaciones, etc.
La universidad pierde su carácter de institución de educación superior con un compromiso social, las necesidades de la comunidad social, los problemas sociales que la aquejan, quedan relegados porque ahora lo que interesa es formar cuadros de técnicos disfrazados de profesionistas que ayuden a las organizaciones productivas sus resolver sus problemas de productividad y ventas.

La educación también sale perdiendo porque el nuevo enfoque que se le da a la misma pone énfasis en las competencias que debe tener el egresado de las universidades. La capacidad de análisis, de crítica, de compromiso social pasan a ser parte de la historia porque se dio vuelta a la página y lo que ahora "demanda el mercado" son profesionistas que se incorporen al mismo sin cuestionamientos de tipo social, que actúen como los "funcionarios del consenso" o "técnicos del saber práctico" denunciados por el psiquiatra italiano Franco Basaglia en sus textos de antipsiquiatría donde destacan La institución negada y los Crímenes de la paz.
Es decir, lo que el mercado requiere son cuadros de profesionistas universitarios que legitimen con su aval de científicos el sistema de explotación social que padecemos actualmente. Se necesita que sea una autoridad confiable la que emita un discurso convincente que explique que los problemas sociales son en realidad problemas de unos cuantos individuos.
Las universidades públicas que antes eran lugares donde se impartía educación superior gratuita, centros de creación del conocimiento científico, lugares donde se ejercía la crítica social, donde la educación consistía en enseñar a desarrollar el pensamiento crítico con fundamento científico para contribuir al cambio social, pasaron a ser universidad empresas en donde se forma a técnicos que asumen dócilmente y con actitud de obediencia su papel de reproductores y defensores de un sistema social que genera desigualdad, injusticia y antidemocracia en un contexto rodeado de corrupciónEl conocimiento en estas nuevas universidades adquiere la presentación de un producto empaquetado debidamente, listo para ser consumido.

El caso de la Universidad de Sonora

La Universidad de Sonora no fue la excepción en la oleada de movimientos estudiantiles que se presentaron en la década de los setentas. En su diseño original el Alma Mater sonorense contemplaba dentro de su estructura la oferta de servicios gratuitos de educación media superior y superior.
Es decir, existía una Preparatoria que atendía un promedio de 6,000 alumnos divididos en tres turnos, matutino, vespertino y nocturno. La población de estudiantes de educación media superior superaba en aquel entonces a la población estudiantil que estudiaba las ingenierías y licenciaturas de aquella época. Por sus características demográficas, los preparatorianos eran los universitarios más jóvenes de la universidad de Sonora y como buenos jóvenes de aquella época recibieron la influencia de los movimientos juveniles que se presentaron en todo el mundo.
Debido a ello En el inicio de la década de los setentas, en la Universidad de Sonora surgió un poderoso movimiento estudiantil que buscaba transformar la Universidad de Sonora buscando el cogobierno para lograr su participación dentro de la conducción de la misma.
La espontaneidad y entrega de la juventud a este movimiento transformador se manifestó claramente en las diversas movilizaciones y tomas continuas de las instalaciones de la Universidad de Sonora. Estar dentro de la Universidad de Sonora tomada por los estudiantes proporcionaba una sensación de libertad, los estudiantes de aquel tiempo defendíamos NUESTRA universidad, porque sentíamos que la Unison era nuestra, era de la población.
No importaba enfrentar la violencia del Estado con tal de defender lo que era nuestro. La rebeldía juvenil se alimentaba de un sentimiento de pertenencia a una comunidad en la que la solidaridad estaba antes que todo.
Una de las fuerzas que se oponía al cambio universitario fue un grupo de choque de corte fascista conocido como "Micos" (Movimiento mexicano de integración cristiana), como comentario personal puedo decir que estudié la Secundaria en la Escuela Secundaria N0. 24, donde varios de mis compañeros me invitaban los fines de semana a acudir a encuentros de integración cristiana.
Como buen libre pensador nunca acepté participar en esas reuniones, Después de terminar la secundaria ingresé a la Preparatoria Central de la Universidad de Sonora y me integré al grupo de "activistas" que luchaban por el autogobierno y dirigían el movimiento estudiantil.
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Ahí me encontré a mis antiguos compañeros de secundaria que me invitaban a sus reuniones cristianas convertidos en "Micos", cuya función básicamente era provocar a los activistas en discusiones interminables que continuamente corrían el riesgo de llegar a confrontaciones físicas ante la intolerancia demostrada por los micos.
En varias ocasiones pequeños grupos de micos acudían a los domicilios de activistas reconocidos para golpearlos cuando estos regresaban a sus casas. La estrategia de los micos era provocar confrontaciones físicas para que los estudiantes universitarios los golpearan y después acudir a presentar una denuncia por agresión ante las autoridades policiacas que acudían de inmediato a detener a los presuntos agresores. La persecución policiaca estaba a la orden del día, era frecuente que fuera de las instalaciones de la Universidad de Sonora se realizaran operativos policiacos "de vigilancia" para detener a universitarios previamente identificados.
Recuerdo claramente que los estudiantes salíamos de la universidad en contingentes de 3,000 a 5,000 alumnos (lo cual es un gran número para aquellos tiempos) y en un costado de la universidad no encontrábamos a un contingente de 500 o 600 jóvenes micos, tratando de impedir nuestra marcha rumbo a palacio de gobierno.
No había lugar a discusión alguna, ante su negativa de cedernos el paso les llovía una cantidad impresionante de piedras arrojadas por los estudiantes universitarios y la actitud de los micos era reagruparse entre sí cubriendo sus cabezas de las piedras que les caían del cielo, gritando "Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey", era en verdad impresionante.

El asunto fue que la columna de estudiantes pasaba por encima de ellos, dejando bajas de ambos lados con heridas leves, cuadras más adelante, la marcha de universitarios se enfrentaba con policías municipales y agentes judiciales, dejando heridos y detenidos.
Para no hacer más largo este artículo sólo diré que el movimiento estudiantil logró la aprobación legal de una nueva Ley, la Ley 103 con la cual se logró modificar la estructura formal de la Universidad para lograr que fuese más horizontal, de tal forma que la máxima autoridad dentro de la nueva Ley 103 universitaria contemplaba como máxima autoridad la figura de un Consejo Universitario que estaba conformado por representantes de maestros, de estudiantes y de trabajadores de la universidad.
Cada uno de los cuales tenía derecho a voto y las autoridades eran elegidas mediante el sistema de voto secreto universal y directo. Es decir, el voto de un maestro tenía el mismo valor que el voto de un estudiante y el de un trabajador. Se conquistó así a través de la lucha estudiantil la democracia al interior de la Universidad de Sonora.

Al igual que la Universidad de Sonora en otras universidades sucedió algo parecido, de tal forma que las universidades públicas formaron sus propios autogobiernos, fortaleciendo la autonomía universitaria y se convirtieron con ello en el paraíso de la libertad, del pensamiento crítico y de la formación política de la juventud de aquellos años.
La democracia que se logró en las universidades públicas mexicanas en la década de los setentas no fue una concesión producto de la generosidad del gobierno, sino que en realidad fue el resultado de la presión social ejercida por verdaderas luchas estudiantiles, a las cuales se incorporaron gradualmente los trabajadores y académicos universitarios que lograron formar sus propios sindicatos independientes, a través de los cuales defenderían sus derechos laborales y lograrían concretar la firma de contratos colectivos de trabajo a través de los cuales obtuvieron diversas prestaciones.
Me atrevería a decir que en las universidades mexicanas y latinoamericanas existía una democracia imperfecta, pero democracia al fin, en el sentido de que los universitarios ejercían su derecho a autogobernarse y autodirigirse mediante la participación de los universitarios en los procesos de toma de decisiones relevantes para la institución.
Al interior de las universidades existía una cultura de democracia e igualdad en el sentido de que los votos de los estudiantes tenían el mismo valor que el voto de los trabajadores universitarios y que el voto de los académicos, por lo que la estructura organizacional era de tipo horizontal. Cualquier trabajador universitario podía aspirar a ocupar el cargo de Rector de la universidad.
Pero la élite en el poder no permitió que ese sueño durase mucho tiempo en la realidad. Como mencioné líneas atrás, la clave para generar el cambio fue un artificio legal, que consistió en la modificación de la ley orgánica de las universidades para modificar la estructura organizacional horizontal por una de tipo vertical, de tal forma que se redujo la participación de los integrantes de la comunidad universitaria en la toma de decisiones, con ello se les quitó el poder y se depositó el mismo en forma centralizada en la figura del Rector.
Este fue el caso de la Universidad de Sonora cuando en 1992, el Gobernador de Sonora en aquel entonces, Manlio Fabio Beltrones utilizó el aparato legislativo y la fuerza policiaca para imponer una nueva Ley universitaria en la Universidad de Sonora, a la que se denominó la Ley 4, en la cual se eliminaba el cogobierno que incluía la representación proporcional de estudiantes, maestros y trabajadores en las estructuras de gobierno universitario.
Con esta intervención del gobierno en asuntos universitarios desapareció la democracia en la Universidad de Sonora y resurge el autoritarismo con la concentración del poder en una sola persona y promueven el culto a la personalidad a la figura de autoridad en turno.
Con esta nueva Ley desaparecía la participación de los maestros, estudiantes y trabajadores en el proceso de elección de sus autoridades, ya que éstas serían nombradas por un pequeño grupo de individuos agrupados en el membrete de "Junta Universitaria", integrada por 15 individuos, nueve de ellos personas que no pertenecían a la comunidad universitaria, bajo el argumento de "vincular a la universidad de Sonora con la comunidad sonorense".
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Con el cambio de Ley 103 a la Ley 4, surgió también dentro de la Universidad de Sonora un nutrido grupo de administradores que son los que administran el poder, manejan los recursos financieros, materiales y humanos de la universidad. De aquí en adelante, los trabajadores y académicos se reducen a la calidad de "recursos" que son administrados por una burocracia privilegiada que percibe sueldos mucho más altos que los académicos de mayor nivel y antigüedad.
Dentro del personal administrativo surgió un nuevo cuerpo (en el caso de la Universidad de Sonora), que se les denominó "los checadores", que tenían como única función visitar las aulas para verificar la asistencia o ausencia de los profesores y emitir un reporte respectivo. Hasta el día de hoy si un maestro no se presenta a sus clases se le solicita por escrito una justificación de su inasistencia, en caso contrario, se procede a descontarle un día de salario.
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La incertidumbre laboral como medio de control

Con la nueva legislación el principal recurso para ejercer el control sobre docentes y empleados de la universidad ha sido la introducción de la inseguridad en su relación laboral.
Con la legislación anterior los profesores de nuevo ingreso que empezaban como maestros de horas sueltas, tenían oportunidad de participar en concursos de oposición para ocupar plazas de maestro de tiempo completo que estuviesen disponibles por cuatro posibles motivos:
1.- Cuando surgiera alguna plaza de nueva creación
2.- Cuando renunciaba el titular de la misma
3.- Por motivo de fallecimiento del titular de la plaza
4.- Por jubilación del ocupante de una plaza de tiempo completo
En cualquier caso de los anteriormente mencionados, inmediatamente se sometía a concurso la plaza disponible y los concursantes atravesaban por un proceso de evaluación ante un jurado de personas calificadas para tal tarea.
Puedo mencionar mi experiencia ya que viene al caso mencionarla, ingresé a la Universidad de Sonora en abril de 1985, cuando participé en dos concursos de oposición en forma simultánea. Un concurso era para ocupar la plaza de Jefe del Área de Psicología Clínica y otro concurso era para ocupar la plaza de Jefe del Área de Psicología Industrial.
Esto implicó presentar dos exámenes orales (que consisten en una entrevista grupal al candidato) ante dos jurados el mismo día, presentar dos documentos por escrito, cada uno incluyendo un análisis crítico del campo de acción, estado actual, perspectivas de crecimiento e impacto social de la plaza en concurso y realizar dos evaluaciones didácticas que consistieron en dos exposiciones sobre temas previamente asignados ante dos grupos de estudiantes para que ellos evaluaran mis habilidades como docente.
El resultado fue que gané ambos concursos, es decir los dos jurados me declararon ganador en los dos procesos, por lo que me di el lujo de escoger una de las dos plazas. Por mi experiencia previa trabajando como psicólogo organizacional durante mi época de estudiante y después de la misma, decidí elegir la plaza de Jefe del Área de Psicología Industrial. Esa fue mi experiencia personal y la de muchos colegas y compañeros maestros de tiempo completo que ganaron sus plazas a través de concursos de oposición, asegurando con ello la estabilidad laboral.
Pero cuando entró en vigor la nueva Ley 4 en 1993, la Universidad de Sonora eliminó la creación de nuevas plazas de tiempo completo, substituyendo aquellas plazas de tiempo completo que se desocuparan por los motivos antes mencionados con la contratación de maestros de horas sueltas y favoreciendo por otro lado, la creación de plazas administrativas con altos salarios, aumentando el poder de la burocracia por encima del cuerpo académico.
Esto generó un clima de inseguridad e incertidumbre laboral entre un gran número de maestros universitarios. Tengo amigos, colegas y compañeros universitarios que tienen 10, 15 o más de 20 años como profesores de horas sueltas (algunos han fallecido sin haber tenido oportunidad de lograr su estabilidad en el empleo), lo cual realmente es una injusticia, tanto para ellos en primer lugar como para los estudiantes que se inscriben en sus materias.
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Por otro lado, en la Universidad de Sonora existen mas de 500 profesores de tiempo completo que están en condiciones de jubilación, pero no lo hacen porque al recibir la jubilación se descuenta un 40% de los ingresos. Hay profesores de edad avanzada, con problemas de salud que continúan dando clases. Se han dado casos de maestros que fallecen justo en el momento de estar dando sus clases, enfrente de sus horrorizados alumnos. En uno de los departamentos académicos de la Universidad de Sonora existe un pasillo donde se ubican cubículos conocido como "el corredor de la muerte" porque 3 o 4 profesores vecinos de cubículos han fallecido recientemente.
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La meta de lograr que los docentes no protesten, no reclamen derechos y no ejerzan la crítica social se logra en buena parte por el hecho de que los docentes de horas sueltas enfrentan por un lado un aparato burocrático que empieza con el jefe del Departamento en el que laboran que influye en gran medida en la decisión acerca de qué profesores deben ser contratados.
Esto los lleva a enfrentar la inseguridad laboral porque ignoran si el siguiente semestre serán contratados de nuevo. Por tales motivos muchos docentes prefieren manejar un bajo perfil para no dar motivos que impidan su recontratación.
Pero la inseguridad y el temor ha contagiado a un buen número de maestros de tiempo completo que a pesar de tener estabilidad laboral prefieren manejarse con un bajo perfil y no emitir opinión comprometedora alguna.
Esto lo podemos apreciar en Facebook, eventualmente algún académico publica una opinión muy acertada sobre algún problema social en el muro de los académicos. Facebook nos permite ver cuantos y quienes vieron y leyeron esa opinión, pero el número de personas que se atreve a poner "me gusta" es realmente ínfimo. La gran mayoría prefiere guardar silencio y no comprometerse en lo más mínimo. Si juntamos esta sensación de inseguridad y temor con el desarrollo de una ideología individualista tenemos como resultado que los docentes eviten comprometerse y realicen solo actividades que les generen beneficios personales.
El conocimiento científico es utilizado solo cuando genera un beneficio personal y los problemas sociales son ignorados por quienes se supone pueden aportar las herramientas teóricas y prácticas para contribuir a su solución. Con ello la crítica social desaparece, la universidad pierde su función de retroalimentación a la sociedad, desaparece la vinculación entre ciencia y sociedad y en su lugar se fortalece la vinculación universidad y empresas, ya que la universidad es concebida precisamente como una universidad-empresa.
Si en el siglo pasado las universidades se proyectaban como un modelo a seguir por la sociedad en la que se encontraban por la existencia de la democracia, sensación de libertad, relaciones igualitarias en su interior, alto nivel de participación social, liderazgo horizontal, distribuido y compartido, etc., hoy en día, las universidades son un fiel reflejo de las sociedades en las que se encuentran porque reproducen la desigualdad, la marginación, la injusticia, la corrupción y el autoritarismo que existe en el exterior.

El programa de "tortibecas"

Otra forma de lograr un control de los académicos universitarios ha sido la implementación de programas denominados "Evaluación del desempeño académico" que supuestamente pretende retroalimentar la productividad docente, pero que en realidad lo que han provocado es el fortalecimiento de una ideología individualista y competitiva entre los docentes, una disminución en la participación de actividades sindicales y de manera particular el surgimiento del fenómeno de la simulación, que no es otra cosa que una expresión más de corrupción.
Este programa consiste en la acreditación mediante el sistema de puntos, de las actividades académicas realizadas por los docentes universitarios en el período de un año (cursos extracurriculares, conferencias impartidas, publicaciones de artículos, asesorías de tesis, etc.).
En determinada fecha del año lectivo aparece una convocatoria para registrarse y participar en este proceso de evaluación que tiene como incentivo la posibilidad de obtener ingresos económicos extra para el académico, dependiendo del nivel que se obtenga en la evaluación.
Lo que ha sucedido es que cuando sale la convocatoria, que consiste fundamentalmente en un proceso de análisis y evaluación de documentos, varios profesores centren más su atención en la organización de su expediente que en sus actividades como docentes y se dan a la tarea de conseguir y concentrar los papeles que acrediten las actividades realizadas durante un año.
La simulación surge cuando en algunos casos se presentan documentos de actividades que no se realizaron, o no se concluyeron pero las incluyen en el expediente con tal de obtener puntos adicionales que les permitan obtener la "tortibeca" que es la forma como es conocido este proceso de evaluación en el ámbito universitario.
Se le conoce así en forma peyorativa, haciendo referencia a la estrategia para obtener votos en las elecciones seguida por el Partido Revolucionario Institucional y que consiste en acarrear multitudes de personas de bajos recursos a los mítines políticos, a los cuales se les premiaba por su asistencia con la entrega de una torta y un refresco.
Inclusive se han dado casos de que algunos profesores registran la misma actividad en más de una ocasión, es decir, una actividad que realizaron el año anterior, la vuelven a presentar con fecha actualizada.
Todas estas actividades deben ser registradas y avaladas por la academia en la cual esté adscrito el docente que desee participar en el proceso de evaluación por lo cual deben llevar el sello de la academia y la firma del Presidente de la misma.
Estas y varias irregularidades fueron las que me llevaron a tomar la decisión de renunciar a la Presidencia de la Academia de Psicología Organizacional en la que estuve al frente por más de 13 años, porque no quise prestarme a anomalías de este tipo. De la misma forma y por el mismo motivo hace más de doce años que no participo en las tortibecas.
Tan solo hace unas semanas formé parte de un jurado en concursos de evaluación curricular y los integrantes del mismo nos encontramos con algunos casos que llamaron la atención: uno de ellos presentó exactamente la misma ponencia en Chile, Cuba y Nueva York (me pregunto quién financió estos viajes), otras personas presentaron publicaciones breves y muy escuetas con firma colectiva.
En otras ocasiones que he formado parte de jurados de evaluación curricular hemos llegado a dictaminar que los concursantes no reunían los requisitos establecidos en el perfil académico, por lo cual se declaraba el concurso desierto y lo que ha sucedido es que el Jefe del Departamento y el Coordinador del Programa deciden contratar unilateralmente a quien ellos consideran conveniente a nombre de que los cursos están por empezar y hay alumnos sin maestro.
Con la implementación de programas de este tipo se produce una enajenación de los docentes en el sentido de que se el estímulo económico los lleva a priorizar la integración de sus expedientes por encima de la calidad del trabajo académico.
Parece que en los hechos regresamos a principios del siglo pasado ya que se actúa en los términos que planteó Frederick Winslow Taylor a quien se le conoce como el padre de la administración científica moderna y quien planteaba que el principal factor que motiva el comportamiento humano es el factor económico, por lo cual proponía que para aumentar la productividad se ofrecieran estímulos económicos.
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Además estos procesos de "evaluación del desempeño docente" no incluyen ningún tipo de retroalimentación que permita mejorar el trabajo del docente. En realidad este tipo de programas son utilizados para reforzar las políticas de topes salariales que el gobierno mexicano impone a los trabajadores como parte de sus acuerdos con organismos financieros internacionales, ya que la expectativa de tener ingresos extras, propicia una disminución en el interés de luchar por aumentos salariales colectivos.
Por otro lado estos mecanismos de control promueven el desarrollo de una ideología individualista e inhiben la participación sindical ya que el docente aumenta sus ingresos por sus propios medios y en base a su esfuerzo personal, lo cual lo conduce a perder interés en la participación incorporación a las actividades sindicales.
En un nivel más amplio pero dentro de la ofensiva en contra de las universidades públicas y en el marco de la tendencia a la privatización de la educación superior, el gobierno federal instrumenta también políticas de reducción del presupuesto a la educación, que vienen a repercutir en el funcionamiento de las universidades, ya que la mayoría de ellas tienen pactados contratos colectivos con sus respectivos sindicatos y que ante los períodos de negociaciones las demandas sindicales no son satisfechas, lo cual aumenta la posibilidad de estallidos de huelga.
Es el caso de la Universidad de Sonora que cada año, se ve amenazada por el fantasma de la huelga ya que la insuficiencias de recursos y las actitudes asumidas por las autoridades administrativas son las que realmente provocan los movimientos de huelga.
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La frecuencia de las huelgas en las universidades públicas es aprovechada por la élite en el poder para crear una imagen de constante conflicto en estas instituciones, misma que es aprovechada para promocionar las universidades privadas o aquellas en las que sus sindicatos "no crean problemas" y para desacreditar a los sindicaros universitarios describiéndolos como organizaciones de "maestros flojos, irresponsables y alborotadores a quienes no les importa la educación ni los estudiantes".
En este contexto las universidades cuyos trabajadores organizados en sindicatos han mantenido un perfil de combatividad, basado en la independencia y democracia sindical, son principalmente las que se encuentran en el blanco de las agresiones de la élite en el poder.
La Universidad de Sonora es una de ellas y su castigo por tener dos sindicatos independientes a su interior se tradujo en la reducción de sus ingresos a través de la creación por decreto de la Universidad Estatal de Sonora, por decisión del ya tristemente célebre gobernador Guillermo Padrés, quien de un plumazo elevó a la categoría de universidad al Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora, institución educativa creada por el Gobierno estatal.
Antes de esta medida, la Universidad de Sonora recibía parte de sus ingresos de los impuestos que la ciudadanía sonorense paga por diversos servicios, en los cuales aparecía el concepto "impuesto para la Universidad de Sonora". Con la creación de la UES, se modificó el concepto y ahora aparece "Impuestos para las universidades de Sonora", por lo cual los ingresos obtenidos por este medio se dividen ahora entre ambas instituciones.
A pesar de la gran reducción del presupuesto que implicó esta medida para la Universidad de Sonora, las autoridades universitarias guardaron un discreto silencio y jamás cuestionaron esta medida.

La educación de la obediencia

Un elemento adicional de gran importancia para lograr el control en las universidades fue el cambio en la concepción de la educación. Anteriormente, en la universidad pública con cogobierno y liderazgo democrático, la educación se basada en la libertad de cátedra de los docentes, promovía la participación, la libertad de expresión y la autonomía de pensamiento del estudiante.
La relación entre alumnos con el profesor se caracterizaba por el compañerismo y mutuo respeto ya que por lo regular esta relación se basaba en el establecimiento de un vínculo de colaboración que promovía un aprendizaje de tipo participativo.
En el contexto de la universidad empresa que hoy se promueve, la educación se reduce a la adquisición de "competencias" o habilidades a desarrollar por los futuros profesionistas, el aprendizaje que se espera del alumno es la memorización de información a través de la cual pueda dar las respuestas prefabricadas de antemano. Desaparece en gran medida la crítica social y lo que se busca es insertar a los egresados de las universidades a las empresas productivas para que contribuyan al "desarrollo social" a través del aumento de su eficiencia y productividad.
Los estudiantes interactúan con un profesor que utiliza un liderazgo autoritario basado en la existencia de un vínculo de dependencia basado en un aprendizaje pasivo de los estudiantes. Este vínculo de dependencia que tiene sus raíces en la familia y en la escolaridad previa según nos explica el psicoanalista argentino Rodolfo Bohoslavsky, cuando nos dice que los seis años de primaria, más los tres de secundaria y tres de preparatoria, equivalen a un curso de 12 años acerca de cómo aprender a ser buenos esclavos, ya que el estudiante al llegar a la universidad podrá haber olvidado todo lo aprendido en este curso de 12 años, pero lo que no ha olvidado es lo que conviene más al sistema social: obedecer a la figura de autoridad.
La interacción del maestro con sus alumnos basado en un vínculo de colaboración ayuda a romper esa dependencia y mentalidad de obediencia y sumisión. En cambio, el mantenimiento del vínculo de dependencia que se construye cuando el maestro utiliza sus conocimientos y experiencia bajo la premisa de que "saber es poder", lo que logra es perpetuar esa obediencia a la figura de autoridad.
En el terreno de la lucha ideológica y sobre todo en el campo de las ciencias socialesel conocimiento científico sufre dos graves mutilaciones y distorsiones, en primer lugar se incurre en el reduccionismo científico, que implica la tendencia a reducir el objeto de estudio (en este caso el ser humano) al grado de pensar que se puede decir o explicar todo acerca del mismo con tan sólo las herramientas de la disciplina desde la cual se realiza la investigación. Así se incurre en un psicologismo, sociologismo, economicismo, etc.
Este reduccionismo científico permite ocultar las verdaderas causas de los problemas sociales, cuando se reducen los mismos a problemas individuales. Por ejemplo cuando una persona presenta un problema de alcoholismo o drogadicción (que tienen obvias raíces sociales por la comercialización de bebidas alcohólicas y por la insatisfacción social) y se dictamina que este problema de adicción es generado por las características de personalidad o la historia personal del individuo en cuestión.
El detalle es que quien afirma que los problemas sociales son en realidad problemas individuales no es cualquier persona, son los que tienen acceso al conocimiento científico los que lo afirman, avalando con su papel de científicos una distorsión de la realidad social.
La ideología tiende a ocupar el lugar del conocimiento científico en el campo de la educación y aparece disfrazado el conocimiento ideológico como verdadero conocimiento científico.
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Se olvida que el ser humano responde a variables psicológicas, pero también se rige bajo un determinismo económico, recibe también influencias sociológicas, antropológicas, etc. Por ello mismo, la mejor forma de estudiarlo es utilizando un enfoque sistémico, integral, holístico, que permite comprender la interinfluencia que existe entre todos sus componentes.
Lo más grave de todo esto es que en pleno siglo XXI las universidades públicas pierden su papel de funcionar como centros en los cuales se reproduzca el conocimiento científico a través del cual se ejerza una crítica social que permita la transformación de la realidad social, para transformarse en una instancia más de control social e ideológico de la élite en el poder.
El trabajo crítico, reflexivo y de compromiso social de los profesores y los estudiantes se ve devaluado ante el empuje de enfoques que realzan el desarrollo de competencias en los estudiantes que es precisamente "lo que demanda el mercado".
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En este terreno del control ideológico debemos identificar la relación que existe entre el ataque a la educación pública, a las universidades públicas y el tránsito de una educación liberadora a una educación que promueve la obediencia, con la creciente apatía, conformidad social y sumisión que muestra un amplio sector de la población en esta época de crisis.
El asalto a las universidades públicas no ha sido gratuito, se buscó eliminar aquellos lugares en los cuales a través de la libertad de cátedra y la libertad de expresión, apoyados con el conocimiento científico, podían realizarse ejercicios de crítica social que cuestionaran el crecimiento de la desigualdad social, el desarrollo del autoritarismo, la aniquilación de la democracia, la expansión de la corrupción, etc.
La concepción de las universidades públicas como ciudadelas donde se obtenía un aprendizaje de democracia ha desaparecido y en su lugar ha surgido una concepción de las universidades como empresas en las cuales la educación pasa a un segundo lugar y los números económicos es lo que más interesa a quienes las administran.
Pero aparte de eliminar estos centros de crítica social, tan peligrosos para quienes detentan el poder, se buscó cambiar el enfoque de la educación para lograr que ésta garantizara la obediencia social tan necesaria para los que se benefician de la crisis económica que afecta actualmente a millones de personas.
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En defensa de la libertad de pensamiento y crítica social

A diferencia de la década de los setentas, cuando algo estaba pasando y no sabíamos que era, hoy en el siglo XXI podemos decir que tenemos una certeza acerca de lo que está sucediendo en México y en el mundo entero.
Para facilitar la comprensión de la situación que prevalece en las universidades públicas latinoamericanas y la educación pública en general debemos ubicarla en el contexto internacional.
Lo que se observa actualmente en el ámbito internacional en tiempos de la globalización neoliberal, es que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han influido para que los gobiernos de diferentes países implementen políticas económicas que atropellan derechos laborales individuales y colectivos de la clase trabajadora, eliminan prestaciones y servicios sociales y favorecen la privatización de éstos últimos por parte del poder corporativo, representado por las grandes compañías transnacionales.
En varios países del mundo del mundo se están implementando reformas educativas en estos momentos, que en realidad son contrarreformas porque no persiguen un mejoramiento de la educación ni de los trabajadores docentes. Al contrario, lo que se busca es crear una mayor inseguridad laboral para que los trabajadores se inhiban y no luchen por demandas de aumento salarial o estabilidad en el empleo.
No es casual que en el mismo período histórico se estén dando estos mismos procesos de privatización de la educación en diferentes países.
Es en un proceso en el cual destacan dos ejes centrales. Por un lado una transición de un Estado benefactor a un Estado policiaco, es decir, el Estado (entendiendo como tal al régimen político de varios países) abandona cada vez más su responsabilidad en la procuración del bienestar de la población, en la prestación de servicios de salud, de educación, etc.
Las políticas gubernamentales dictadas por los organismos financieros internacionales se dirigen a la extinción de las universidades públicas a través de la reducción de su financiamiento gubernamental, con lo cual pretenden favorecer a las escuelas y universidades privadas.
Los presupuestos asignados en estos rubros cada vez son más reducidos, en cambio, buena parte del presupuesto gubernamental se asigna a funciones de seguridad y armamento policiaco y militar.
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Al parecer el gobierno se prepara para transitar de un autoritarismo hacia un totalitarismo de Estado preparándose para reprimir a la población civil, al mismo tiempo que implementa una política de criminalización de la protesta social.

Con estas reformas educativas lo que en realidad pretenden es reducir los costos de los trabajadores de la educación, disminuir la fuerza colectiva de los trabajadores eliminando los sindicatos que defienden sus derechos, difundir un modelo enajenante de educación que lejos de generar un aprendizaje, lo que produce son personas proclives a la obediencia y a la sumisión.
Debemos tomar consciencia de que existe una correlación directa entre los ataques que se han presentado en los últimos años a las universidades a la educación pública buscando su desaparición y la creciente enajenación colectiva que presentan amplias capas de la población que se traduce en ausencia del hábito de la lectura, actitudes de temor al cambio social, obediencia a la autoridad, conformismo y sumisión.
Los docentes debemos establecer esta conexión para darle difusión ante la sociedad y discutir su impacto social en esta época de políticos fabricados a la medida y de constantes llamados al consumo.
Estas actitudes colectivas de temor, obediencia, conformismo y sumisión es lo que ha permitido que la élite en el poder se perpetúe mediante elecciones fraudulentas, con votos comprados y mediante la inducción de un temor al cambio social.
Las escuelas y universidades son unos de los pocos espacios públicos donde los estudiantes pueden aprender habilidades sociales que les faciliten la participación ciudadana, la identificación de la conexión entre la política y los eventos de la vida cotidiana, así como la comprensión de la importancia de la acción política en la vida cotidiana.
Debemos defender las universidades y la educación superior porque constituyen un recurso vital para la existencia de una vida democrática ya que nos permiten equilibrar el balance entre lo público y lo privado, entre la construcción de una identidad democrática y el desarrollo de una identidad basada en un individualismo.
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Las universidades son probablemente las instituciones que más se acercan al logro de un funcionamiento organizacional basado en una auténtica democracia. Las experiencias de cogobierno y autonomía han sido aleccionadoras en el sentido de que es posible construir organizaciones realmente democráticas.
Por ello mismo debemos recuperar la función crítica de las universidades públicas y evitar el proceso de privatización de la educación superior.
Para lograr que las universidades recuperen su papel de lugares de pensamiento crítico, donde se realicen ejercicios colectivos de lucha social, es necesario que los académicos universitarios tomemos consciencia de que esa debe ser nuestra principal función y nos conceptualicemos nosotros mismos como críticos del sistema social, además de docentes especializados en algún tema en particular.
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Los docentes universitarios tenemos una responsabilidad histórica en el sentido de que debemos manifestarnos en contra de un sistema de explotación social que produce cada día más pobreza social, que reduce cada vez más las oportunidades para que la juventud ingrese a las universidades, que amenaza con terminar con nuestra estabilidad laboral, eliminar nuestros derechos laborales y sobre todo, desaparecer nuestras fuentes de trabajo, es decir, desparecer las universidades públicas.
Tan sólo veamos las cifras de estudiantes rechazados en las instituciones de educación superior y la creciente tendencia a la reducción del presupuesto a las universidades públicas mexicanas.
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/07/19/solo-11-4-de-mas-de-60-mil-aspirantes-de-nivel-superior-son-admitidos-por-la-unam-875.html

Una manera de recuperar esta función de crítica social es que procedamos a buscar la relación que existe entre el trabajo que realizamos en el aula, la situación social, la necesidad del cambio social, la educación como instrumento de liberación y la vinculación con los movimientos sociales que luchan por el cambio social.
Dentro del proceso de autocrítica en nuestro rol como docentes debemos cuestionar si el uso de las técnicas didácticas que utilizamos comúnmente y que hemos utilizado durante años, son realmente efectivas en las condiciones de cambios sociales, desarrollo tecnológico y crisis actual en la que vive nuestra sociedad.
Debemos tomar en cuenta que los cambios sociales nos presentan nuevos retos ante los cuales las respuestas que hemos dado en el pasado, que en su momento fueron efectivas pero que hoy ya no lo son tanto, motivo por el cual debemos generar nuevos comportamientos.
Un paso más adelante dentro de este ejercicio permanente de autocrítica, los docentes debemos inclusive cuestionar nuestra propia autoridad dentro del aula, identificar el tipo de liderazgo que ejercemos y el tipo de vínculo que construimos con nuestros estudiantes, el cual debe ser siempre de colaboración y en ningún momento de dependencia.
Como intelectuales debemos enseñar con nuestro ejemplo a nuestros alumnos y a la sociedad en su conjunto la relación que existe entre el conocimiento y el poder y sobre todo la manera de disminuir la distancia entre el dirigente y los dirigidos. Tomemos en cuenta que en el aula se genera un metaaprendizaje, es decir, enseñamos mucho más allá de la materia que impartimos. Enseñamos modelos de comportamiento interpersonal, estilos de comunicación, formas de acercamiento interpersonal, etc.
Debemos enseñarles también a identificar las diferencias entre los conocimientos basados en una ideología y los verdaderos conocimientos científicos.
En este proceso de comunicación educativa dentro de nuestra actividad docente, los educadores debemos construir un lenguaje de resistencia y de esperanza optimista sobre el cambio social para combatir la desesperación y el pesimismo, manejando la consigna de que otro mundo es posible.
De igual forma debemos construir una redefinición de nosotros mismos como intelectuales críticos comprometidos con el análisis de los problemas sociales empezando por ligar lo que enseñamos con la problemática social que presenta nuestra sociedad contemporánea, aplicando la máxima de Kurt Lewin: "Nada hay más práctico que una buena teoría". ¿De qué nos sirven las teorías si no las podemos aplicar a nuestra compleja realidad social?
Debemos tener presente que es precisamente en el ámbito académico donde se puede construir un espacio en el que la esperanza y la política se fusionen para construir una visión transformadora de la realidad social, que nos permita crear espacios de acción colectiva que conduzcan a terminar con el sufrimiento de la población excluida y marginada en el sistema capitalista.
Debemos mostrar congruencia entre nuestro discurso y la acción de tal forma que tengamos presente que dentro de nuestro trabajo académico y vida personal, los docentes tenemos la oportunidad de actuar con el rol de educador crítico y fortalecerlo con nuestro rol de ciudadanos activos fuera de nuestras escuelas, ya que el aprendizaje obtenido en la universidad debe contribuir en un beneficio social y promover la construcción de espacios democráticos que fomenten una participación social que conduzca a un verdadero cambio social.
Es imperativo que los docentes incluyamos en nuestra agenda académica el análisis de los problemas sociales porque tenemos ventaja sobre el resto de la sociedad en el sentido de que estamos en el lugar donde se produce el conocimiento científico que es parte de nuestra identidad como universitarios y lo cual genera una gran responsabilidad social sobre nuestras espaldas ya que de todos los grupos sociales, se espera que los educadores en general y sobre todo los académicos universitarios en particular, puedan realizar una aportación fundamentada teóricamente que incluya el cuestionamiento de la realidad social y alternativas de mejoramiento social.
En ese sentido debemos reconocer que la lucha de clases no terminó con la caída del muro de Berlín, la lucha de clases no es algo que pueda terminar mediante un decreto. Por ello mismo debemos conceptualizar a nuestra sociedad del siglo XXI como una sociedad dividida en clases sociales, en donde existe una verdadera lucha de clases, en la cual una de estas clases representada por la mayoría de habitantes del planeta está en franco sufrimiento y agonía por la extensión de la pobreza a nivel mundial y la otra clase representada por un reducido número de personas se está quedando con la mayor parte de la riqueza social que se produce.
Nuestra función como docentes las realizamos en este contexto participando en una lucha ideológica que nos obliga a tomar partido (ya que la neutralidad y la objetividad en el campo de los social es una falacia) y nuestra decisión no puede ser otra más que la de combatir la enajenación colectiva y el control social que realizan diversas instituciones a lo largo del proceso de socialización.

A manera de conclusión

El ataque a las universidades, a la educación pública y la tendencia a la privatización de la educación en general, forma parte de una tendencia mundial del poder corporativo de lograr la privatización de todos los recursos públicos. La educación viene a constituirse como uno de los negocios más rentables dentro del sistema capitalista, ya que el conocimiento viene a ser reducido a un producto debidamente empaquetado. En este proyecto de privatización de la educación que se realiza a escala mundial, debemos decir claramente que se contempla la aniquilación y desaparición de los sindicatos en los que están organizados los docentes, porque representan un obstáculo para lograr la privatización.
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Esta amenaza a nuestras organizaciones sindicales debemos enfrentarla con la unidad interna y con la alianza con otras organizaciones que se encuentren en lucha en contra de las reformas que los gobiernos implementan a solicitud del poder corporativo. En México las contrarreformas han generado movimientos de protesta de los trabajadores electricistas, maestros, petroleros, médicos, enfermeras, etc. La unidad de todos estos movimientos es lo que garantizará el triunfo de los mismos.
De igual manera debemos tener bien claro que el objetivo real de las reformas educativas es acabar con una educación emancipadora que fomente el pensamiento crítico que pueda ser utilizado para cuestionar un sistema que promueve la desigualdad social, la exclusión, que genera pobreza y sufrimiento en amplias capas de la población, que reduce las oportunidades de salud, educación y desarrollo humano.
En ese sentido debemos concebir a la educación como un acto de conocimiento, que siempre debe partir de una adecuada contextualización del sistema histórico-social donde tiene lugar, por lo que la educación se realiza a través de un acto político.
Las luchas, movilizaciones masivas y protestas sociales que en el caso de México se están dando por parte de los profesores de educación básica y media superior, no son responsabilidad exclusiva de ellos. Debemos considerar que lo que se busca con estas reformas es acabar con la educación emancipadora que promueve el pensamiento autónomo y poner en su lugar un tipo de educación que contribuya a formar personas consumidoras que se inserten sin problemas en la sociedad de consumo.
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En ese sentido, la lucha contra la reforma educativa y sus intentos punitivos de evaluación, son parte de la lucha en contra de la privatización de la educación y en defensa de las universidades públicas y por lo tanto debe darse una unión entre los sectores en lucha, pero sobre todo, en esta lucha debe participar la sociedad entera, maestros, padres de familia, estudiantes, comerciantes, profesionistas, etc., porque todos estamos siendo afectados por ella.
Todas aquellas personas que se consideren pensantes y que deseen un futuro mejor para las siguientes generaciones debemos participar en la lucha por la derogación de esta reforma que no trae ningún beneficio social y solo busca garantizar las ganancias al poder corporativo.
En el caso de las universidades públicas recordemos que el cambio de una universidad democrática a una universidad autocrática dirigida con mentalidad empresarial se dio a través del cambio de su legislación interna, a través del cambio de ley universitaria.
Entonces ese el camino a seguir, debemos pugnar por lograr el cambio de leyes antidemocráticas, represivas y autoritarias, por otro tipo de legislación que promueva la participación social, garantice la equidad y la democracia en el funcionamiento de las universidades.
En el caso de la Universidad de Sonora, ha surgido una iniciativa de cambio de ley universitaria por parte de algunos legisladores locales. Los auténticos universitarios debemos ser considerados en este proyecto y no solo eso, debemos tomar la iniciativa para encabezar el proceso de cambio presentando una propuesta por nuestra cuenta, que refleje el verdadero sentir de los auténticos universitarios, porque sólo nosotros sabemos lo que sucede al interior de nuestra máxima casa de estudios sonorense.
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Recordemos que la realidad se construye en un conjunto de procesos de interacción social realizados en forma colectiva. Si deseamos una sociedad mejor, debemos involucrarnos en la construcción del mismo en una forma participativa y comprometida, con la convicción plena de que otro mundo es posible.
El sueño, la utopía de las generaciones de jóvenes de los sesentas y setentas, en el sentido de construir un mundo donde prevalezca la democracia, la libertad y la igualdad, permanece todavía en el aire, no se ha disipado del todo, a pesar del enrarecimiento de la atmósfera por los excesos de autoritarismo. Con nuestra participación podremos lograr que este sueño se haga posible, nuestra motivación debe tomar como punto de partida un sentimiento de defensa de nuestra dignidad y una auténtica preocupación por garantizar el bienestar de las futuras generaciones.

Referencias utilizadas

Bohoslavsky Rodolfo
Psicopatología del vínculo profesor-alumno
http://grupos.geomundos.com/salud.psicosocial/mensaje-psicopatologiadelvinculoprofesoralumnoporrodolfobohoslavsky.html
Chomsky, Noam
El trabajo académico, el asalto neoliberal a las universidades y cómo debería ser la educación
http://ssociologos.com/2014/03/13/noam-chomsky-el-trabajo-academico-el-asalto-neoliberal-a-las-universidades-y-como-deberia-ser-la-educacion/
Giroux, Henry
Intelectuales Públicos y la Política Educacional
http://www.monografias.com/trabajos29/intelectuales-publicos-politica-educacional/intelectuales-publicos-politica-educacional.shtml
Rinesi, Eduardo
La universidad es un derecho
http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-276534-2015-07-07.html
McLaren, Peter
La pedagogía crítica revolucionaria el socialismo y los desafíos actuales
http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-4/la-pedagogia-critica-revolucionaria-el-socialismo-y-los-desafios-actuales
McLaren, Peter
La Educación como una cuestión de clase. Entrevista a Peter McLaren.
http://iberoamericasocial.com/la-educacion-como-una-cuestion-de-clase-entrevista-peter-mclaren/


Autor:
Oscar Yescas Domínguez



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