miércoles, 1 de noviembre de 2023

                El grupo Hamás: ¿prueba de que Infancia es destino?

Oscar Yescas Domínguez

01 de noviembre de 2023

Hace varios años me invitaron a impartir un curso sobre Criminología desde la perspectiva de la Psicología social en un Diplomado de Derecho penal y familiar que ofrecía la Universidad de Sonora, acepté el reto y de un momento a otro me encontraba frente a un grupo de 30 personas, todos ellos con carrera universitaria y 20 de ellos eran jueces de diferentes ramas. Inicié explicando el campo de estudio de la Psicología social que en breves palabras podría decirse que estudia la interrelación que existe entre el individuo y la sociedad, utilizando diferentes niveles de análisis: el análisis del grupo, el análisis de la organización y el análisis de las comunidades y procedí a construir el contexto social histórico que nos rodeaba en ese entonces, explicando la existencia de una sociopatología producida por la sociedad de consumo y las múltiples formas en las que la economía de libre mercado genera una desigualdad social que condena a grandes capas de la población a la marginación y exclusión social y que son las causas estructurales que crean las condiciones para la génesis de delitos de todo tipo.

En las primeras reuniones la construcción de una atmósfera de apertura en la comunicación y el proceso de integración grupal fue avanzando conforme a lo planeado, de tal forma que hubo bastante participación de la mayoría de los asistentes, pero donde se presentaron algunas dificultades de comprensión fue cuando tocamos el tema del comportamiento delincuencial y la aplicación de la ley. Como científico social, les planteaba que para comprender el comportamiento de una persona, deberíamos ubicar el contexto social en el cual se desenvuelve el delincuente para comprender las motivaciones de su comportamiento y las causas que lo originan.

Pero algunos jueces no veían la relación causa-efecto del contexto social y el comportamiento individual y en consecuencia no contemplaban la conexión que existe entre los delitos que comete un delincuente primerizo y el contexto social en el que dicha persona creció y forma parte integrante, de tal forma que se armó un debate en el que algunos cuestionaban la idea de considerar los factores sociales y las condiciones de vida como atenuantes al momento de dictar sentencia a delincuentes.

El punto álgido de la discusión llegó en el momento en el que les pregunté ¿Cuáles eran los criterios que utilizaban como jueces para dictar sentencia al culpable de un delito? La mayoría de las respuestas argumentaban que la ley era bastante clara y que para cada delito existe una condena respectiva y que no hay mucho que discutir o analizar, pero otra parte del grupo reconocía la necesidad de contextualizar el origen social del acusado para utilizarlo como parte de los criterios al momento de dictar sentencia.

Por mi parte, yo les insistía en que para impartir justicia no es suficiente con la creación de un Estado de Derecho, porque existen leyes que se cumplen de manera selectiva de acuerdo al estatus social, posición económica y posicionamiento social del acusado y que en los hechos sucede lo que decía Eduardo Galeano cuando afirmó que “la justicia es como las serpientes, solo muerden a los pies descalzos”.

Este comentario caldeó los ánimos porque lo sintieron como un cuestionamiento a su actuación como jueces, pero les recordé que en los centros de readaptación social de México existe un gran rezago en los procedimientos judiciales, internos que tienen años presos y siguen sin recibir justicia y que no todos los que están presos son culpables y no todos los que están libres son inocentes. Les recordaba que las leyes son creaciones humanas que son perfectibles y que su interpretación no debe ser literal, sino que ellos pueden usar su criterio para aplicarlas y que en su actuación como responsables de impartir justicia deben reconocer la existencia de una sociopatologia y una desigualdad social, por lo que la construcción de una justicia social requiere de una dosis de sensibilización social.

Pero una pequeña parte de ese grupo de jueces insistía en interpretar la ley en forma literal diciendo “a tal delito, corresponde tal condena” y no aceptaban considerar el contexto social o la historia personal del delincuente como posibles atenuantes para disminuir la condena, porque “la ley era muy clara” y no permitía sesgos. Después de largas discusiones grupales sin llegar a un consenso, decidí aplicar las técnicas del psicodrama y el sociodrama en la que los participantes tuvieron oportunidad de actuar roles de víctimas y victimarios con un guion que diseñé configurando un contexto social de corrupción y desigualdad social y fue así como logré que la mayoría de integrantes del grupo lograran sensibilizarse y reconocieran que no existe un comportamiento individual aislado del contexto social, ya que todos somos sujetos sociales que tenemos una personalidad psicosocial que es el resultado de la interacción de figuras significativas en los distintos grupos a los que pertenecemos o hemos pertenecido y que somos seres en constante proceso de cambio, por lo que existe la posibilidad de rehabilitación.

De esta manera lograron aceptar al final del curso la existencia del concepto de “corresponsabilidad social” que nos permite comprender la interinfluencia y grado de aceptación pasiva o activa de los diferentes casos de corrupción e injusticias que padecemos en nuestra sociedad y que son las causas de muchos delitos menores que son condenados mientras los culpables de la miseria y pobreza se enriquecen de manera impune, mientras todos guardamos silencio ante los crímenes de la paz que ocurren dentro de la economía de libre mercado que “deja morir” a miles de personas por el simple hecho de no tener dinero para comer o para comprar medicinas.

Saco a colación esta experiencia porque me parece ver una actitud parecida en aquellas personas que actúan como jueces y condenan con gran firmeza a los integrantes del grupo Hamás y los señalan como los responsables de haber iniciado la escalada de violencia que existe en estos momentos entre Israel y Palestina con el ataque masivo que este grupo realizó el 7 de octubre que dejó un gran saldo de muertos, centenares de civiles secuestrados y llegan al extremo de justificar “el derecho a la venganza” del Estado de Israel, pero guardan silencio ante el alto número de civiles palestinos víctimas de las bombas que sigue arrojando la aviación israelí.

Se calculan cerca de 8,000 las muertes por los ataques de la aviación israelí en la franja de Gaza en tan sólo tres semanas de iniciado el conflicto, por lo que se han presentado reacciones que acusan al gobierno israelí de una reacción desmedida y señalan que el Estado de Israel está cometiendo un verdadero genocidio y una guerra de exterminio del pueblo palestino al que el Primer Ministro Israelí Benjamín Netanyahu se refiere como “animales”, negándoles su condición humana.

Estoy en desacuerdo con cualquier tipo de violencia, sea de un bando o del otro, pero antes de entrar en el análisis del tema en forma directa, quisiera hacer algunas consideraciones previas que nos ayuden a comprender de manera más amplia estos comportamientos: diversos estudios de Psicología han comprobado el papel que juegan las experiencias vividas durante la infancia en el moldeamiento de la personalidad psicosocial del ser humano. Tan avanzados han sido estos estudios que se ha comprobado que los sentimientos y emociones que experimente la madre durante el embarazo, son transmitidas al bebé que lleva en su interior y pueden afectar su evolución física y psicológica

Varios investigadores han confirmado que el primer año de vida es el período en el que se forman las bases de lo que será nuestra personalidad adulta, esto se debe a que la manera en que somos recibidos a nuestra llegada a este mundo, determinará nuestra actitud hacia el mismo en el futuro. Si somos recibidos con amor, rodeados de afecto en un ambiente de seguridad en el cual sentimientos de temor o sensaciones de abandono, inseguridad y soledad estén exentos, lo más probable será que desarrollemos nuestra capacidad de amar, crezcamos con una fuerte autoestima y disfrutemos intensamente nuestra etapa de la infancia.

En cambio, si las experiencias de nuestros primeros meses o años de vida están rodeadas de miedo, temor, inseguridad, violencia, esos sentimientos vulnerarán el desarrollo de nuestra personalidad, provocando que crezcamos con gran inseguridad sobre nosotros mismos, con fuertes sentimientos negativos y padezcamos crisis existenciales recurrentes.

En el caso del conflicto entre Israel y Palestina está por un lado el Estado de Israel que cuenta con reconocimiento internacional, un ejército equipado con armamento bélico de última generación y es considerado uno de los mejores ejércitos del mundo, mientras que por otro lado, Palestina no cuenta con reconocimiento como Estado, no tiene ejército, por lo que se han formado milicias armadas como en este caso el grupo Hamás, cuyo nombre es un acrónimo en árabe de “Movimiento de Resistencia Islámica” lo cual nos dice mucho porque surgió como respuesta a una violencia de décadas como movimiento de resistencia, este es el grupo más grande de los varios grupos palestinos islámicos y fue fundado en el 2007.

Como les decía a los jueces que tuve como alumnos en el diplomado mencionado, antes de juzgar y condenar, debemos tener toda la información acerca de aquello que estamos hablando, para tomar una posición de la manera más objetiva posible y evitar ser objeto de manipulación que favorezcan a intereses particulares. Todos sabemos que la violencia genera violencia, y debemos tener presente que el conflicto entre Israel y Palestina no inició este pasado 7 de octubre, sino que tiene más de 75 años sucediendo, tiempo durante el cual Israel ha ampliado su zona de influencia arrebatando terreno al pueblo palestino, desalojando de sus casas a familias enteras y empujándolas a vivir en un espacio cerrado en condiciones de hacinamiento.

Durante todas estas décadas el mundo entero fue testigo de las violaciones a los derechos humanos de los palestinos a manos del Estado de Israel que actuaba con impunidad porque cuenta con el apoyo de Estados Unidos. En todos estos años diferentes generaciones de niños palestinos vivieron rodeados de un ambiente de violencia, aquellos niños palestinos a quienes les arrebataron su infancia por la violencia que ha ejercido el Estado Israelí en la franja de Gaza, pasaron por una adolescencia rodeada de acciones militares israelíes que buscaban el exterminio de su propio pueblo, participaron como adolescentes peleando en intifadas desiguales, arrojando piedras a los tanques y a soldados judíos fuertemente armados que respondían con disparos de fusil.

Varios de estos jovencitos fueron detenidos, torturados y recibieron condenas entre 10 o 20 años de prisión por el delito de arrojar piedras a piedras a soldados israelíes y tanques blindados. Muchos de ellos fallecieron en los combates que se presentaron durante todos estos años de lucha, al igual que gran parte de sus familias. 

 Aquellos niños que nacieron en un ambiente de guerra no declarada, cuyas víctimas palestinas fueron ignoradas por los medios masivos de información o que la opinión pública internacional vio con gran indiferencia y prefirió cambiar de canal en sus televisores para no seguir viendo “el eterno conflicto entre palestinos y judíos”, se han convertido el día de hoy en adultos que sobrevivieron a la violencia del Estado de Israel, decidieron organizarse y lograron ganar elecciones para obtener la representación de su pueblo. Pero la guerra informativa, la distorsión de la información logró construir una percepción pública de los palestinos como "terroristas" que alteraban la paz de Israel, mucho antes del ataque de Hamas del 7 de octubre.

No se necesita ser psicólogo para comprender que una persona que vivió su infancia, pubertad, adolescencia y juventud en un contexto de violencia, sometidos al rol de víctima, llegará un momento en su etapa adulta en la que utilizará la violencia para defenderse de la violencia de la que ha sido objeto toda su vida y existen altas posibilidades de que llegue al grado de convertirse en victimario.

Pero mientras el mundo entero continuaba con sus vidas normales, el exterminio del pueblo palestino continuó, el genocidio avanzó cada día y no se ha detenido, porque el expansionismo israelí se extiende a nuevos territorios construyendo nuevas colonias judías y el Estado judío ha logrado acaparar el 70 por ciento del territorio palestino. El mundo se había olvidado de los palestinos, su lucha ya se había sepultado en el cajón de asuntos no prioritarios, porque Israel es el hijo de Estados Unidos, el brazo armado de la potencia del norte en Medio Oriente, el aliado fiel del país hegemónico en la ONU y al pueblo palestino se le negó su condición humana, su futuro, su soberanía, su libertad y su derecho a existir.

Antes del 7 de octubre, el mundo entero veía con criminal indiferencia las escenas de tanques invadiendo territorio palestino, acompañados de soldados que disparaban a adolescentes y jóvenes que peleaban con piedras. Escenas aberrantes como cuatro soldados israelíes sometiendo a un adolescente quinceañero para subirlo a un camión militar y llevarlo preso. Grupos de 20 a 30 soldados fuertemente armados ingresando a territorio palestino, llevando a un joven menor de 15 años a quien sometieron y torturaron para obligarlo a delatar a sus amigos que arrojaron piedras a soldados israelíes y obligándolo a que señalara los domicilios donde vivían para arrestarlos.

Aquellos niños que se convirtieron en jóvenes a quienes les negaron todos sus derechos, a quienes les destruyeron sus casas, que fueron expulsados de sus terrenos y obligados a vivir en condiciones de hacinamiento en un reducido espacio donde habitan más de 2 millones de personas, encerradas por grandes muros que impiden su libre tránsito, se convirtieron en hombres que decidieron levantarse en armas en contra del opresor, de los asesinos de su pueblo, del colonizador que les invadió su país y en un acto de violencia extrema dijeron " ya basta", agrediendo al enemigo que fue tomado por sorpresa, la ira contenida durante décadas se desbordó en una violencia desmedida que afectó a inocentes pero que finalmente logró su objetivo: romper el silencio que rodeaba su existencia y colocar el conflicto palestino como el tema de tendencia central en la atención mundial.

La violencia extrema realizada por el grupo Hamás es inaceptable desde cualquier punto de vista, como es inaceptable todo tipo de guerra y nuestra realidad está rodeada de guerras, al punto de que las guerras son parte de nuestras vidas cotidianas y nos hemos acostumbrado a las guerras siempre y cuando ocurran lejos de nuestros hogares y no nos afecten. Es la misma actitud que la mayoría de la población muestra ante las injusticias sociales, muestran una gran indiferencia hacia ellas, hacia sus víctimas y sólo reaccionan si las injusticias las golpean de manera directa.

La guerra informativa se intensifica cada día y circulan noticias falsas en la que los militantes de Hamás son acusados de falsos delitos como la falsa historia del decapitamiento masivo de bebés, que fue comentada por Joe Biden expresando " Jamás había visto algo así". Después se confirmó que era noticia falsa, pero el daño ya estaba hecho, porque millones de personas que conocieron está falsa noticia todavía creen que es verdad y condenan enérgicamente al grupo Hamás, llamándolo terrorista.

Los integrantes del grupo que secuestró Hamás y fueron llevados a territorio palestino con la intención de canjearlos para liberar a miles de palestinos que Israel mantienen encerrados en sus prisiones, los rehenes de Hamás tienen nombres, rostros y familiares que los lloran y exigen su regreso a casa. Pero nadie llora por los muertos palestinos que han sido ejecutados durante décadas por el ejército Israelí, nadie se indigna por las víctimas inocentes de las bombas israelíes que caen en la franja de Gaza

Lo más grave aún, es que buena parte de la población que vive en las potencias aliadas de Estados Unidos y de Israel ve con indiferencia la muerte de más de 8 mil palestinos provocada por las bombas que arroja la aviación israelí que mata hombres, mujeres, niños y bebés palestinos. Mientras tanto, Israel sigue arrojando bombas porque no hay fuerza capaz de detenerla. Ante la protesta de la ONU por la muerte de funcionarios de esa organización que cayeron víctimas de un bombardeo indiscriminado, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu declaró que “los funcionarios de la ONU no son bienvenidos a Israel”.

¿Acaso Israel vive aislado de la comunidad internacional?, todas las personas somos seres sociales y en el marco de la globalización, todos los países tenemos una interdependencia e interinfluencia y esta interacción debe ser regida por algo que se llama Derecho Internacional. Existen instituciones internacionales que son responsables de que se respeten los derechos humanos, la soberanía de los pueblos y sobre todo el derecho más sagrado que es el derecho a la vida.

¿Por qué la muerte de unos cuantos provoca tanta indignación y la muerte de miles es recibida con indiferencia? ¿Desde cuando la vida de un ser humano tiene más valor e importancia que la vida de otro ser humano? Hemos llegado a un punto de insensibilidad colectiva, de descomposición social, de deshumanización en el cual predomina la ceguera colectiva y no nos damos cuenta de que nos hemos convertido en simples piezas de ajedrez en un juego mortal controlado por sociópatas que gobiernan las grandes potencias e intentan seguir controlando un orden mundial que está cambiando para seguir enriqueciéndose con el negocio de la guerra.

La violencia que realizó el grupo Hamás el 7 de octubre es condenable porque atentó en contra de vidas inocentes, pero limitarse a condenar la respuesta de violencia utilizada por este grupo en ese día, sin condenar la violencia del Estado Israelí que provocó ese comportamiento, es ser parte del problema y no de la solución, porque con nuestra indiferencia y silencio que hemos mantenido todos estos años en los que hemos sido testigos del exterminio del pueblo palestino, hemos sido cómplices por omisión de las muertes de uno y otro bando, por lo que puede decirse que existe una corresponsabilidad social en este conflicto debido al silencio que hemos mantenido durante el desarrollo del mismo. Quién esté libre de culpa, que arroje la primera piedra. No se preocupen, es solo una expresión metafórica y recuerden que no estamos en Palestina, donde arrojar piedras es motivo suficiente para recibir un disparo de fusil.

Durante todos estos años hemos sido espectadores pasivos de la violencia del Estado de Israel, pero estamos viviendo momentos decisivos para la humanidad entera y debemos actuar, pero no juzgando y condenando, porque debemos evitar actuar como jueces a la distancia, ya que hacerlo es alimentar más la violencia. Es el momento de darle una oportunidad a la paz, debemos salir de nuestro marasmo, sacudirnos la indiferencia patológica al sufrimiento ajeno en un conflicto que ocurre a miles de kilómetros de distancia de nuestros hogares, pero que amenaza con extenderse cruzar las fronteras, involucrar a más países y convertirse en una tercera guerra mundial.

El primer paso es exigir un alto al fuego entre ambas partes, sobre todo debemos exigir se suspenda el bombardeo que el ejército israelí está realizando en la franja de Gaza porque es el que está provocando mas muertes, debemos evitar que aumente el número de víctimas y la suspensión del fuego cruzado es una condición necesaria para exigir la apertura de negociaciones entre ambas partes con la ayuda de mediadores internacionales que contribuyan a crear las condiciones que permitan construir un diálogo basados en una igualdad de condiciones y en el derecho internacional, para lograr acuerdos de paz.

Una condición necesaria para lograr la paz en esa región es el reconocimiento de Palestina como un Estado con reconocimiento internacional, además de la suspensión de los combates entre ambas partes, es necesario la retirada del ejército israelí de la franja de Gaza. Tanto Israel como Palestina son naciones conformadas por seres humanos, que forman parte de la comunidad internacional y sus acciones deben regirse por tratados internacionales que protejan derechos humanos y castiguen los crímenes de guerra que cualquiera de las partes haya cometido. Debemos detener esta guerra asimétrica antes de que se extienda el conflicto más allá de las fronteras de ambos países, para evitar que se involucren terceros que utilicen un mayor número de armas de destrucción masiva y eliminar los riesgos de una tercera guerra mundial.

El futuro de la humanidad depende de la solución de este conflicto y todos podemos contribuir a lograr la paz en la región, tomando consciencia de que somos seres sociales, somos sujetos globalizados y por ello debemos tener presente que lo que pasa en el otro lado del mundo nos afectará tarde o temprano. Todos pertenecemos a una nación y esa es una razón para que construyamos una identidad como sujetos políticos para que actuemos en forma organizada, unida y colectiva, exigiendo a nuestros gobiernos que se pronuncien exigiendo un alto al fuego entre ambas partes, sobre todo a los bombardeos de la aviación israelí que se realizan diariamente y aumentan el número de víctimas al grado de que al territorio de Gaza ya se le llama “cementerio de niños”.

La continuación de la guerra no debe depender de los políticos que nos gobiernan porque están aumentando el presupuesto militar en todas las naciones del mundo, el alto al fuego sólo será posible si continuamos con las movilizaciones masivas que se están dando en todo el mundo exigiendo la paz en esa región del planeta. La historia no se refiere únicamente a hechos pasados, hoy debemos reconocer nuestra historicidad como seres humanos, es decir, nuestra capacidad para cambiar el rumbo de la historia de la humanidad. Debemos evitar seguir por el camino de la guerra y de la violencia, porque es una espiral que nos conduce a la destrucción de la humanidad, por lo que necesitamos de la participación de todos para exigir el alto al fuego y exigir darle una oportunidad a la paz en el mundo entero

Yescas, Oscar: Israel y Palestina: Diálogo para lograr la paz o barbarie global?

https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/10/israel-y-palestina-dialogo-para-lograr.html

Yescas, Oscar: La ceguera moral en el conflicto entre Israel y Palestina

https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/10/la-ceguera-moral-ante-el-conflicto.html

http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2011/08/30/infames-imagenes-soldados-de-israel-detienen-a-ninos-palestinos-por-jugar-con-armas-de-juguete/

https://www.prensa-latina.cu/2022/04/12/ninos-palestinos-en-el-centro-de-la-diana

https://www.hispantv.com/noticias/palestina/388766/ninos-detenidos-abusos-militares-israel